Al aumento internacional del valor de los insumos se agrega la coyuntura doméstica, con el desdoblamiento cambiario, las retenciones y las restricciones a las importaciones anunciadas
“El escenario de la campaña gruesa 2022/2023 está caracterizado por una fenomenal suba de costos y por precios internacionales de los granos menores a los obtenidos en la cosecha 2021/2022. Si a eso se le suma el efecto del desdoblamiento cambiario, de las retenciones y de las restricciones a las importaciones anunciadas el lunes, se consuma una tormenta perfecta para la soja y el maíz”, afirma Juan Balbín, productor del oeste bonaerense que también fue presidente de CREA y del INTA.
“En los últimos 60 días hubo un fuerte aumento de todos los costos agrícolas”, observa el empresario y pone como ejemplo el incremento del precio del gasoil de $92 por litro en febrero de este año a más de 200 en la actualidad, con perspectivas de seguir creciendo.
La suba del precio del combustible se traslada al valor de las labores y de los fletes en forma directa: una pulverización costaba históricamente 4-5 dólares por hectárea y hoy vale US$7-8. Al considerar los agroquímicos, Balbín precisó que el glifosato pasó de 4,5 a 12 dólares por litro en los últimos meses. Los fertilizantes muestran volatilidad y muchos vendedores suspendieron las operaciones en la semana.
Maquinaria revalorizada
Muchos implementos agrícolas aumentaron su precio en dólares. Por ejemplo, una sembradora de granos finos de siete metros de ancho de labor costaba US$111.950 en mayo de 2021 y actualmente vale 170.599, según datos de Balbín. Por otro lado, la financiación de la campaña también se complicó en 2022.
“Ya casi no se ofrecen retiros de los insumos con un cheque en pesos para la época de cosecha, que había en 2021″, advierte el empresario. Ahora se exigen más garantías que defiendan de la inflación al vendedor, como los compromisos en dólares o el apoyo de un contrato forward.
Todo lo descripto determina que hasta mediados de junio había que calcular una suba de costos directos del orden del 50-70%, según planteos, para el ciclo de granos gruesos 2022/23 respecto del 2021/2022. Ahora ese porcentaje puede subir por el encarecimiento que seguramente ocurrirá en los insumos importados.
“El sector agrícola no puede aguantar esta suba de costos de producción, que alcanzó niveles internacionales, pero con precios nacionales por la tenaza conformada por el desdoblamiento cambiario y las retenciones”, concluye Balbín.
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