La soja en Chicago busca su nivel y el trigo local genera dudas y debate

El martes se conoció un nuevo reporte del USDA que fue considerado alcista para los precios de la soja. Así, Chicago reaccionó con subas en un contexto en el que primaban factores negativos. Entre ellos, preocupantes indicadores macroeconómicos en EE.UU. y la cosecha a pleno; señales de ralentización en la demanda china; importantes alzas en los fletes marítimos; la crisis energética global, y las fuertes alzas en los precios de insumos/fertilizantes.

La revista especializada Oil World (la “Biblia” en el mercado de las oleaginosas) se anota en el bando de los bajistas, proyectando un alza de los stocks para fines del ciclo 2021/2022 como consecuencia de las decisiones de las autoridades chinas para reducir la dependencia de las importaciones. Señala, en tal sentido, la sustitución en la fórmula de los alimentos balanceados de la soja y el maíz importados, mientras hace hincapié en el mal momento que vive el negocio de la carne porcina en dicha nación.

Además, con los silos llenándose en Estados Unidos, los “fondos” no encontraban motivos para ubicarse como compradores. A pesar de ello, un ajuste de tan sólo 1,7 millones de toneladas en los stocks de cierre mundiales proyectados para el ciclo 2021/2022 cambió el tono del mercado. En realidad, lo que resulta evidente es la dificultad que muestra Chicago para definir un nivel de precios ajustado a las actuales circunstancias, teniendo en cuenta que en julio del año pasado la soja valía US$315 por tonelada, luego tocó fugazmente los 600 y ahora se ubica en torno de los 440/450 dólares (mitad de camino).

Trigo en alza

Mientras tanto, las cotizaciones internacionales del trigo se entonan ante los recortes productivos en Rusia, Canadá y EE.UU. y por la decisión del presidente ruso, Vladimir Putin, de fijar cuotas para las ventas externas (en defensa de la “mesa de los rusos”) y de aplicar derechos de exportación que se fijan semanalmente (del 10 al 16 del actual serán de US$69,90 por tonelada).

Mientras tanto nuestro Gobierno, en una decisión inédita, cerró provisoriamente las exportaciones justo antes de la generalización de la cosecha. A su vez, la existencia de 55.000 hectáreas sembradas con trigo transgénico (HB4) genera zozobra en la plaza. Ello, pues Brasil (nuestro principal cliente) sólo permitiría el ingreso de harina de trigo con origen GMO. Al momento de escribirse estas líneas, la entidad que nuclea a los molinos brasileños (Abitrigo) se encontraba en negociaciones contrarreloj para definir o no la aprobación del ingreso del trigo HB4.

En semejante contexto y en vísperas de las elecciones legislativas de mañana, la toma de decisiones por parte del productor argentino no es tarea sencilla. Se nos ocurre prudente aprovechar los actuales precios del trigo por parte de quienes tienen necesidad de vender en cosecha, así como también pareciera recomendable configurar estrategias de cobertura flexibles en el caso del maíz 2022. No hay muchos antecedentes de que la simple compra de puts permita capturar rentabilidad como se puede hacer en esta nueva temporada. Además, el put simple es la estrategia más adecuada frente a una doble Niña.

El caso de la soja es distinto. En nuestra opinión, la estimación del USDA en cuanto a que la Argentina producirá 49,5 millones de toneladas nos parece realmente fantasiosa.

El autor es presidente de Nóvitas SA