
En medio de la guerra comercial entre China y los EE.UU., el gobierno argentino incentiva una mayor producción de soja
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La sorpresiva baja de los Derechos de Exportación (DEX) a los principales productos agrícolas del país que anunció hoy el ministro de Economía, Luis Caputo, llega en un momento de alta volatilidad en el comercio internacional de commodities agrícolas, con tensiones geopolíticas e incertidumbre sobre las tendencias de precios.
Pese a las dificultades, hay algo que los grandes países exportadores de granos no dejan de hacer: considerar a sus productores en las decisiones políticas que adoptan. Ayer lo demostró el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al anunciar un paquete de ayuda a los farmers por US$ 12.000 millones para mitigar los efectos de la guerra comercial con China. Tras la suba de aranceles de importación a productos industrializados, el gigante asiático le había dejado de comprar soja a los EE.UU., su segundo proveedor global detrás de Brasil. Ahora reanudó las compras a cuentagotas y el precio de la soja en Chicago se mueve al compás de Beijing. Pero el mandatario norteamericano calmó con una chequera gigantesca el malestar de los farmers, una de sus bases electorales, que también habían objetado la ayuda financiera a la Argentina. Eso ocurrió en septiembre pasado, cuando el ministro Caputo, urgido por los dólares del campo, llevó las retenciones a cero y China, vio la ocasión, y despachó 15 buques para comprar soja argentina.

Aunque modesta, la baja de los DEX de hoy pone al agro argentino en el camino de comenzar a equilibrar la competencia con países que no penalizan con una carga impositiva extra a su producción.
“La nueva reducción de los Derechos de Exportación anunciada, mejorará la competitividad de la cadena agroindustrial. Una menor presión fiscal, impulsa la inversión y con ella se fortalece la productividad, consolidando la sustentabilidad productiva, económica, social y ambiental”, explica Ernesto Ambrosetti, consultor en agronegocios.
El especialista recuerda que el agro “es el sector de la economía que más invierte año tras año y que aporta seis de cada diez dólares que ingresan como divisas” y la baja representa un paso más “hacia la eliminación definitiva y progresiva de este impuesto distorsivo que ha postergado el desarrollo sostenido del agro; está medida acerca a las economías regionales a los puertos y expande la frontera productiva.”.
En tanto, para Santiago del Solar, productor y exjefe de Gabinete en el Ministerio de Agroindustria durante la gestión de Macri, la baja de los DEX es una buena noticia para el agro. “Mejora la capacidad de pago para comprar más fertilizantes y maquinaria agrícola”, explica.
No obstante, advierte por un costado crítico del anuncio. “Que sea sorpresivo puede llevar a ralentizar las ventas [de la cosecha] porque ante cada evento del agro que vaya el Presidente, como la Rural o Expoagro, se va a especular si va a anunciar una baja de retenciones y, ante la duda, muchos dirán: ‘espero a vender’”, señala.
Otro aspecto que objeta es que se mantiene el diferencial arancelario entre el poroto de soja y los subproductos como la harina y el aceite. “Es 1,5% de diferencia [en favor de los subproductos] no representan un impacto fiscal importante, pero puede ser plata que vaya a los chacareros”, opina. En la industria, en cambio, defienden ese diferencial con el argumento de que favorece el “agregado de valor” al poroto de soja.
Más allá de ese debate, los diferentes porcentajes de baja de los DEX (dos puntos a la soja y un punto al maíz) pueden incentivar un leve aumento del área de siembra de la oleaginosa en detrimento del cereal cuando resta el poco más del 50% de la superficie por cubrir de ambos cultivos, según apunta el analista Javier Preciado Patiño. Con los DEX al 24% se proyectaba una caída de 4,3% en el área destinada a la soja. Queda una ventana de siembra de soja de segunda para aprovechar.
El especialista, además, cree que la baja de los DEX también servirá para incentivar las ventas de quienes todavía se quedaron con granos de la cosecha 2024/25 tras las escasas operaciones que se están registrando en estos días.
Tanto lleguen en los meses de verano o de invierno, los dólares del campo son necesarios en 2026. Y Milei y Caputo lo saben.
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