En El Manso, Río Negro, Oscar Santana, que hace frutas finas, perdió los ingresos del agroturismo que necesita todos los años para comprar forraje para los animales
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Los incendios en la Patagonia han dejado más de 50.000 hectáreas consumidas de bosques nativos y producciones afectadas en diferentes puntos de la cordillera andina. En la localidad de El Manso, de Río Negro, está Oscar Santana, un pequeño productor de frutas finas, quien diversifica la actividad con el agroturismo. Sin embargo, las llamas arrasaron con todo lo que tenían en la región y ahora deberán encontrar la forma de recuperarse. Con el apoyo de la comunidad y estrategias de reforestación buscará la forma de reactivar su producción en el tiempo, pero reconoce que el camino va a ser difícil. Los productores no tienen estimadas las pérdidas, dado que los ingresos que generan por el agroturismo en el verano lo usan para comprar alimento para los animales en el invierno.
Santana, de 58 años, forma parte de la Asociación de Productores de El Manso. El Manso se encuentra separado por el Río Manso del Parque Nacional que lleva perdidas más de 20.000 hectáreas. Los productores, que suman más de 100, en la región también hacen referencia al abandono de las autoridades y a una falta de previsión para contener futuras catástrofes de este tipo.
En una entrevista con LA NACION, Santana contó que junto a su familia, que se estableció en el Valle de El Manso desde 1895 y fueron los primeros pobladores antes de que esté Parques Nacionales. La familia construyó un refugio de agroturismo con tres cabañas, se dedica a la producción de dulces caseros y cultivos de frutas finas. No obstante, en diciembre de 2024, la apacible vida que tienen en la región se vio amenazada por el devastador incendio forestal que inició en la laguna de Los Manzanos y todavía arrasa con una buena parte de la riqueza forestal patagónica: su forma de vida.

“El sábado pasado, desde las 6 de la tarde, se largó a llover; hasta el domingo aproximadamente a las 10 de la mañana llovió sin parar. Eso ayudó muchísimo para contener el fuego. Trabajaron aproximadamente 80 brigadistas: medios aéreos, helicópteros y avionetas tirando agua”, relató.
Son familias nativas del lugar que intentan sostenerse con un pequeño camping que tiene su hijo, cervezas artesanales y el cultivo de frutas finas. “El incendio día a día se fue acrecentando y creciendo, hasta que a los pocos días se devoró [todo] y las autoridades no pudo hacer más nada”, relató. El productor siente pena porque los habitantes del paraje tuvieron que vivir un nuevo episodio de esta catástrofe.
“Nuestra protección ha sido el Río Manso, que atraviesa el valle y de un lado son tierras provinciales y de otro son parques naturales. Nosotros como pobladores creemos que algo falló en Parques Nacionales porque nos iban informando día a día con mapas satelitales el acrecentamiento del incendio. Nos decían que el incendio venía cada vez más cerca, hasta el punto de que en un momento cruzó la Cordillera y no hubo más nada que hacer. ¡Fue tremendo! ¡Vivimos con una incertidumbre y angustia tremenda!”, contó. El productor aclaró que su casa y la de sus suegros no fue afectada por apenas 800 metros; fue hasta donde se acercaron las enormes lenguas de fuego. Su familia política sí fue evacuada, por prevención, dado que estaba a 500 metros.
“Esta vez el fuego cruzó la Cordillera, en 2021 el fuego no cruzó la Cordillera. Llegó hasta las cumbres, los vientos cambiaron y fue al Río Villegas, a los Piletones y cruzó la ruta 40. Este es el segundo incendio más grande de los últimos años”, narró.

El chacarero, como se considera, sostiene que Parques Nacionales tiene que tomar experiencia y ver de qué forma se controlan este tipo de situaciones. “Esta vez fue un desastre ecológico lo que sucedió. Parques Nacionales, que es el encargado de resguardar la fauna y bosques, hizo poco. Tienen tecnología sofisticada, detección de temperatura y algo falló porque no tuvieron previsto que el fuego nos iba a alcanzar al Valle de El Manso”, agregó.
“A todo esto tuvimos una temporada turística flaca y al día siguiente de que el fuego cruzara la cordillera, prevención civil hizo evacuar a todos los turistas que había en camping y eso trajo aparejado toda la situación que hoy vivimos en el Valle de El Manso. Directa e indirectamente hay mucha gente involucrada en el turismo. Tuvimos que devolver dinero que nos habían adelantado por alquiler de cabañas y espacios de camping que no lo vamos a tener. Esto lo usamos para comprar forraje y acopiar alimento para los animales que no lo vamos a tener”, sostuvo.

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