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En un operativo coordinado por la Coordinación Zonal de Seguridad Rural con sede en Tres Arroyos, la policía desbarató una organización dedicada a las carreras clandestinas de galgos, una práctica prohibida por la ley y vinculada a apuestas ilegales, maltrato animal y uso de sustancias para potenciar el rendimiento físico de los animales.
La causa, que comenzó en abril pasado a partir de denuncias de productores rurales del partido de Coronel Pringles, derivó en 14 allanamientos simultáneos autorizados por la Justicia y ejecutados en dos localidades bonaerenses: seis domicilios fueron registrados en Tres Arroyos y ocho en Coronel Pringles.
Según pudo saber LA NACION, la investigación se inició por llamados que alertaban sobre movimientos extraños de personas con perros galgos en zonas rurales. Al principio se pensó que se trataba de caza furtiva de liebres, pero pronto se determinó que los involucrados organizaban carreras conocidas como ‘de yuntas’, con reglamentos, puntuación, apuestas y premios.

La averiguación previa, iniciada por el CPR Coronel Pringles, incluyó tareas encubiertas, análisis de cámaras de vigilancia y seguimiento de comunicaciones en redes sociales y aplicaciones de mensajería.

Durante los procedimientos se incautaron armas de fuego, jeringas, medicamentos veterinarios, teléfonos celulares, dispositivos de comunicación (handies), ponchos con inscripciones de campeonatos, medallas y trofeos; todos “elementos que evidencian la existencia de una estructura organizada y persistente”. También se hallaron anotaciones que podrían vincularse con las apuestas clandestinas, aunque aún están siendo analizadas por la fiscalía.
Según se desprende de la investigación, los eventos se organizaban mediante grupos cerrados en WhatsApp y Facebook, y se realizaban en campos privados, sin ningún tipo de autorización. Los implicados eran oriundos de distintos puntos del país, incluso había contactos de gente de Mar del Plata, Tandil, Necochea y General Alvarado.

Las carreras, según la jerga interna, eran “de yuntas”. Consisten en competencias por equipos donde se simula la caza de liebres. “Detrás de la fachada de caza, se escondía una estructura delictiva organizada que violaba múltiples leyes nacionales”, señalaron.
La causa, radicada en el Departamento Judicial Bahía Blanca, involucra infracciones a tres leyes: la 27.330, que prohíbe las carreras de perros en todo el país; la 14.346, que sanciona el maltrato y la crueldad animal; y la 13.470, que penaliza las apuestas ilegales.

En algunos de los domicilios allanados se encontraron armas de fuego sin documentación, lo que motivó la apertura de causas por tenencia ilegal, que serán tramitadas por la Fiscalía 13 de Tres Arroyos. Por otro lado, la infracción a las leyes específicas sobre maltrato y carreras clandestinas quedó bajo la órbita de la Ayudantía Fiscal de Coronel Pringles.

Tras un examen exhaustivo, los veterinarios constataron que los perros no presentaban lesiones visibles o condiciones de salud preocupantes, por lo que no fueron secuestrados. Sin embargo, los investigadores advirtieron que se utilizaban sustancias para inducir un estado físico superior al habitual, y que muchos animales sufrían laceraciones en patas y cuello al correr entre rastrojos de trigo y maíz.

Actualmente, los investigadores analizan los teléfonos celulares secuestrados, donde esperan encontrar elementos probatorios clave. “Estamos a la espera de nuevas diligencias judiciales que podrían extenderse en los próximos días”, aseguraron.

Mientras avanza la causa, las autoridades destacaron el valor del trabajo articulado entre las unidades rurales y el aporte de la comunidad. “Fue fundamental para detectar y frenar estas prácticas clandestinas que vulneran la normativa vigente y afectan la seguridad del entorno rural", finalizaron.


