En el norte de Córdoba, entre las localidades de La Puerta y Obispo Trejo, a los productores agropecuarios Octavio y Sergio Gasparotto les vandalizaron bolsones que tenían cerca de 1000 toneladas de soja; a nivel país ya fueron atacados 228 silobolsas desde el año pasado
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Un nuevo hecho de vandalismo rural se produjo en un establecimiento agropecuario, ubicado en la ruta 17, equidistante a ocho kilómetros de los pueblos de La Puerta y Obispo Trejo, en el norte cordobés. Esta vez el ataque fue a cuatro silobolsas de soja con cerca de 1000 toneladas que la empresa familiar Agro Matorrales tenía en el campo. Según el relevamiento que lleva adelante LA NACION, con este hecho ya suman 228 los silobolsas siniestrados desde el año pasado. En tanto, en lo que va de 2021 el total de bolsones rotos se ubica en 59.
En diálogo con LA NACION, Octavio Gasparotto, dueño junto a su hermano Sergio de la firma, señaló que todo ocurrió en la noche del 16 del actual. “Ese día a la mañana, empleados nuestros estuvieron haciendo una recorrida por el campo y todo estaba en perfecto orden. El 17 por la mañana, un trabajador de una empresa colega, que siempre pasa por esa ruta, avisó que de lejos se veía una raya amarilla en el lomo del silobolsa blanco”, contó.
“Ahí nomás fuimos hasta el lugar y nos encontramos con ese desastre. A cuatro de los siete bolsones que había los cortaron de punta a punta y estaba toda la soja en el suelo”, añadió.
Según relató, en el lugar no había moradores y los silobolsas se encontraban a unos 2000 metros de la ruta, por lo que los individuos tuvieron que caminar bastante hasta encontrarlos. “No había huellas de moto ni de autos, tampoco violentaron la tranquera. Solo encontramos unas pisadas de zapatillas deportivas”, indicó.
Desde 1994 que los Gasparotto tienen una empresa dedicada al acopio de cereales de productores, la venta de insumos y la producción agrícola en campos propios. Primero comenzaron a las afueras del pueblo de Matorrales y luego pusieron una sucursal en Villa Santa Rosa, ambas oficinas cercanas a los campos en donde siembran.
“Es la primera vez que nos pasa algo así, tampoco en la zona se conoce de estos ataques. Nosotros no especulamos sino que siempre decidimos cargar cuando afloja el ritmo de la cosecha, es una operatoria corriente. Preferimos darle lugar primero a nuestros clientes para enviar el cereal a puerto y luego cargar nosotros. Es un tema de logística de camiones y de descarga. Es práctico tener los silobolsas en el campo y cargarlo a los pocos meses”, dijo.
Luego de realizar la denuncia en la policía de La Puerta, al día siguiente cargó la totalidad de la soja en camiones y la envió a un depósito en Rosario: “Esa noche que el cereal quedó a la intemperie la policía hizo guardia para que nada pasara. Ahora ya no depende nada de nosotros, solo extremar los cuidados, revisando los lotes de manera diaria y estamos viendo de instalar un sistema de monitoreo permanente”.
A pesar de haber recuperado la totalidad de la cosecha, los Gasparotto tienen un sabor amargo y mucha incertidumbre por el futuro. “Nos sentimos ultrajados. No tenemos sospechas de quienes pudieron haber hecho esto, porque no le hicimos mal a nadie, solo dar trabajo y producir con esfuerzo para el país. Ahora que nos pasó esto, tenemos temor de que nos vuelva a ocurrir nuevamente, no nos podemos relajar más”, finalizó.
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