El papa Francisco lleva su mensaje social a Brasil
Días después de ser elegido, el papa Francisco convocó a Alberto Gasbarri, el encargado de planificar los viajes papales. Durante casi un año, el funcionario había estado preparando una visita a Brasil, planes que quedaron en el limbo tras la renuncia del papa Benedicto XVI.
La buena noticia, le dijo el pontífice recién elegido a Gasbarri, era que el viaje, planeado para entre el 22 y el 28 de julio, seguiría en pie sin retrasos. Pero Gasbarri debía regresar a Brasil de inmediato para rediseñar el itinerario.
El papa Francisco quería un viaje más intenso que el preparado para su antecesor. Eliminó uno de los dos días de descanso que habían sido reservados para el papa Benedicto. Más importante, quería que el viaje estableciera lo que consideraba el principal tema de su papado: enfocarse en los menos favorecidos.
El viaje del pontífice a Brasil es una oportunidad de demostrar ese pensamiento a gran escala. Hasta 2010, la porción de América Latina en la población católica mundial se ubicaba en 39%. Brasil, el país más poblado de la región con 197 millones de habitantes, es indispensable para la Iglesia Católica moderna.
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