El reporte, esa palabra que indica la estatura en la compañía
Parecía otra persona. Ni siquiera colocó una mueca incómoda. Raro, no hizo falta una pregunta para que sólo se largue a hablar. El Gurú de la cortada de la calle Estomba estaba más que amable esa tarde. "Lo que pasa es que cambió mi línea de reporte. Ahora se eliminó una jerarquía intermedia y ya tengo una capa menos hacia la cima", graficó con alegría. Y eso fue todo, no dijo más nada. Siguió en su planeta management como tantas veces.
En el mundo de las compañías apareció una nueva palabra que hay que aprender. Se trata de "reporte", un término que se ha impuesto como pocos en el léxico corporativo.
El vocablo se utiliza de arriba para abajo en la estructura piramidal de cualquier organización moderna. Los CEO, sabedores de cuanto término nuevo sale al mercado, suelen utilizarla con frecuencia. Su línea de subordinados hacia abajo es lo que comúnmente se llama reportes directos.
Estos gerentes o directores, según sea la organización, son los más cercanos colaboradores. Con ellos vale el tuteo, la complicidad y las reuniones varias y variadas. Se pueden compartir gustos, almuerzos de trabajo, alguna que otra salida y en algunos casos, hasta un viaje corto. Con los reportes directos sí se puede hablar de gustos, gastronomía o hobbies.
Tal es la importancia del reporte, que hay muchos casos, por suerte cada vez más infrecuentes, en que los CEO ni siquiera se detienen frente a un empleado cuyo reporte esté dos o tres escalones para abajo. Menos aún compartir un mínimo de la vida más allá de las paredes de la empresa.
Con la excepción del CEO, esta línea de ejecutivos llamados reporte directo son los mas envidiados de toda la empresa. Llegar a esos despachos que dan acceso al "uno" son gran parte de las ambiciones de los muchachos de las corporaciones. No es para menos. Además de producir un ensanchamiento de la figura en cuanta reunión empresaria haya, el nivel de reporte determinará los beneficios, salarios, las invitaciones y reuniones a las que asistirá. Son la cara de la compañía.
Claro que los reportes directos suelen estar en la primera línea cuando hay una salida, voluntaria o no, del CEO. En muchos casos, gran parte de la suerte de estos ejecutivos está anudada con la de su jefe.
Los reportes directos del "uno" tienen, a su vez, su comarca. Desde allí se desprende otro árbol de reportes que también representan una segunda escala social en la empresa. El reporte directo del "uno" se tornará además un dique de contención. Entre sus tareas está evitar que sus "reportantes" lleguen al CEO.
Tan importante se ha tornado el asunto que no sorprende que un recién ingresado a una oficina realice, entre sus primeras preguntas, la siguiente: "¿Cómo es mi línea de reporte?" O el más simple: "¿A quién reporto?"
Inmediatamente de conocida la respuesta, cualquier corporativo medio puede hacerse un mapa de camino por recorrer en la compañía. También puede empezar a especular con qué compañeros tendrá vida social y con cuáles no. Rara vez un reporte superior comparta alguna hora fuera del lugar de trabajo con el inferior; se establece una relación de convivencia puertas afuera sólo a igualdad de reporte.
En el mundo de las mujeres corporativas, la regla de "la amiga siempre y cuando tenga un reporte similar" se da casi sin excepciones. Ellas suelen mimetizarse aún más que ellos. No son poco los casos en los que subir el nivel de reporte significa hasta cambiar de vestuario y hacer un upgrade en las marcas.
En los hombres, sobre todo por lo que significan los deportes, suele haber algún que otro díscolo. Sin embargo, salvo relación de amistad preexistente, los jefes se relacionan con sus pares, sean de su empresa o de una vecina, pero que esté a la misma altura en el organigrama.
La estatura de los reportes suele llegar a territorios desconocidos. "Cállese un rato y déjeme que le cuente un caso de la Argentina de hoy", dijo el Gurú.
Y entonces empezó a explicar las reglas de una cofradía de directores de comunicaciones que por estos días funciona. Parece que en ese selecto grupo de hombres de las relaciones públicas no es tan fácil entrar. El motivo es que sólo se habilita el paso a los que tengan reporte directo al CEO o dueño, en caso de empresa cuyo propietario sea palpable. No hay excepciones.
Por eso el Gurú estaba contento con su cambio de reporte. "Creo que ahora voy a poder disfrutar de la silla que tanto esperaba."
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