El desarrollo tecnológico abrió el abanico de opciones para los usuarios; cuentas remuneradas, pagos con códigos QR, transferencias inmediatas y el uso del celular para casi cualquier operación son algunas de las funcionalidades que hace tiempo se volvieron habituales para millones de argentinos
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Es una revolución permanente que sacude hace años al sistema financiero. El desarrollo tecnológico aceleró el crecimiento de nuevos competidores y abrió el abanico de opciones para los usuarios, con nuevas formas de pago, ahorro e inversión. Cuentas remuneradas, pagos con códigos QR, transferencias inmediatas y el uso del celular para casi cualquier operación son algunas de las funcionalidades que hace tiempo se volvieron habituales para millones de argentinos, y abrieron también disputas entre las entidades tradicionales, las fintech y el Banco Central.
El conflicto pendiente
El punto de mayor tensión en el ecosistema financiero hoy en la Argentina se vincula con un tema que a simple vista es indiferente a los usuarios, e involucra al mecanismo que se usa para vincular y realizar transferencias entre cuentas bancarias (CBU) y virtuales (CVU). Se trata del reemplazo del sistema Debin (Débitos inmediatos) por el de transferencias inmediatas pull, que fue introducido por el BCRA a mediados de este año.
La disputa se endureció semanas atrás, cuando la entidad regulatoria dispuso que desde el 1° de diciembre el mecanismo Debin debería discontinuarse para adoptar únicamente la herramienta de transferencias pull. De acuerdo con el BCRA, esta nueva función utiliza mejores estándares de seguridad y se aplica “con el fin de prevenir casos de fraude”, al requerir al usuario un sistema de “autorización expresa” antes de realizar la primera transferencia entre cuentas.
Días después de esa decisión de establecer una fecha límite para el cambio de sistema, Mercado Pago, el mayor jugador en el segmento fintech, criticó que la decisión estaba motivada por un supuesto “lobby” de los bancos tradicionales que buscan limitar su expansión. “Más de cuatro millones de personas van a tener dificultades para ingresar dinero a su cuenta digital de Mercado Pago”, disparó en un comunicado la compañía fundada por Marcos Galperin, quien también se sumó a la disputa con un tuit. “No lo van a poder romper”, escribió el empresario, en referencia al ecosistema de pagos y cobros que creó su firma.
Tras ese altercado, que incluso motivó la intervención del ministro y candidato Sergio Massa (“Pedí la derogación de la norma”, escribió junto a un video publicado en su cuenta de Twitter, aunque no hubo ninguna solicitud o medida formal al respecto), el escenario quedó en un sugestivo stand by, en torno a una decisión que puede afectar el movimiento de dinero de millones de usuarios. Mientras sigue vigente la fecha límite del 1° de diciembre, el BCRA dispuso que se analicen “las mejores prácticas para enrutar las cuentas bancarias con las billeteras virtuales” a la Comisión Interbancaria de Medios de Pago de la República Argentina (Cimpra), el espacio que convoca los diferentes actores de la industria. Sin embargo, ese espacio no tuvo actividad. “No tenemos novedades y la convocatoria todavía no se hizo”, dijeron a LA NACION desde uno de los mayores bancos privados del país, que forma parte de estas reuniones.
Para los usuarios, el reemplazo de una herramienta por otra no implica un cambio sustancial en el modo de uso, aunque requiere que quienes ya tenían asociada su cuenta bancaria a sus billeteras virtuales, vuelvan a realizar esa vinculación por única vez. Según Mercado Pago, que inició pruebas con 500.000 usuarios, el proceso genera “fricciones” e inconvenientes para la acreditación de fondos y plantean que ambas opciones “convivan o que la adopción sea progresiva”. “No entendemos por qué vamos a matar algo que funciona. Lo hemos planteado a las autoridades y no encontramos argumentos razonables para desactivar Debin. Es otra forma de ponerle una traba a que la plata salga de las fintech”, dicen en la empresa.
Debajo de la superficie de este conflicto aun irresuelto, aparece la disputa por el negocio alrededor de los depósitos y el ahorro en pesos de los usuarios. Así lo reflejó el enérgico reclamo de Mercado Pago, que advirtió que cuatro millones de usuarios podrían tener inconvenientes para fondear sus cuentas en la billetera virtual. Es que desde que el ecosistema fintech inició su desarrollo, durante la gestión anterior, plataformas como esta basaron su expansión en la herramienta Debin, que hasta entonces se usaba para otras funciones, como la aplicación de débitos automáticos a cuentas bancarias para, por ejemplo, el pago de servicios públicos. En el BCRA, a su vez, sostienen que el cambio de mecanismo había sido consensuado por los actores, y que la fecha de implementación inicialmente acordada había sido para febrero de este año.
Además de alegar cuestiones de mayor seguridad, desde el sector financiero sostienen que el cambio del sistema Debin por las transferencias pull “iguala la cancha”: la herramienta usada anteriormente era unidireccional (de cuentas bancarias –CBU- a virtuales –CVU-) y no permitía el mecanismo inverso, algo que sí es posible con el nuevo mecanismo. “Lo que suma pull es que para hacer una transferencia, el usuario tiene que vincular su cuenta, solo la primera vez, con usuario, contraseña y token, y le agrega una capa de seguridad, por el consentimiento, que además permite cualquier asociación desde la app de homebanking. Y hay un tema de competencia, porque antes las fintech podían buscar plata de los bancos, pero no a la inversa, y eso era algo injusto que ahora se nivela”, dijo a LA NACION Rafael Soto, CEO de Modo.
Cuentas remuneradas
La disputa por el mecanismo de transferencia no puede desvincularse de otro factor central entre la competencia dentro del sector financiero: el dinero de los ahorristas. Es que la hegemonía de los bancos tradicionales se vio desafiada por el crecimiento de las billeteras digitales en los últimos años, que sumaron competencia en el sector con la posibilidad a sus usuarios de invertir sus fondos. Así, mientras las cajas de ahorro clásicas no generan un rendimiento a sus clientes (sí pueden, eventualmente, invertirlos en instrumentos como plazos fijos), estas nuevas cuentas virtuales habilitaron la posibilidad de que el dinero ahorrado en las billeteras pueda generar un ingreso adicional.
Incentivados por la aceleración inflacionaria que erosiona diariamente el poder adquisitivo de los pesos, en los últimos años se aceleró la migración hacia las fintech desde los bancos, tradicionalmente las entidades que captaban el ahorro de los ciudadanos y luego intermediaban para invertirlo o destinarlo a créditos. Y si bien con estos instrumentos los ahorristas no obtienen un ingreso que supere a la inflación (los rendimientos oscilan entre el 92% y el 103% de tasa nominal anual, según las diferentes alternativas disponibles en el país), se trata de propuestas que superan el nulo interés que pagan las cajas de ahorro tradicionales. Mercado Pago es aquí también, el líder del segmento, y capta el 92,2% de los fondos en pesos destinados a fondos comunes de inversión en el segmento fintech. Le siguen Ualá (3,8%) y Personal Pay (3%), según los últimos datos del Banco Central. De todas formas, se trata de una participación marginal: de todos los fondos que existen hoy en el sistema financiero, menos del 5% está depositado en fintech. El resto está administrado por la banca tradicional.
Aquí también la mano del Banco Central generó controversia y rechazo entre las entidades. A fines de agosto, la entidad obligó a las billeteras digitales a entregar a sus clientes la rentabilidad que generen los depósitos en las plataformas, independientemente de si este dinero había sido voluntariamente invertido por cada usuario. Esa intervención del regulador se dio luego de otras normas que habían afectado el negocio de las fintech: en diciembre de 2021, el BCRA había dispuesto que las billeteras digitales debían dejar inmovilizados en una cuenta a la vista en el BCRA todos los fondos depositados por sus clientes (no podían usarlo para otras inversiones), aunque luego, en septiembre de 2022, en un contexto en el que el Gobierno enfrentaba dificultades para renovar sus vencimientos, el BCRA dispuso que las billeteras virtuales pudieran destinar hasta un 45% de los fondos “encajados” en el BCRA a bonos del Tesoro en pesos, en una medida que generó una demanda extra para esos títulos.
Interoperabilidad incompleta
La expansión de las fintech y los pagos con dispositivos móviles se dieron en la Argentina de la mano de los códigos QR, donde Mercado Pago fue pionero y hoy es líder tanto en la provisión de estos códigos como en el volumen de transacciones. Según los últimos datos del BCRA, solo en agosto se hicieron en la Argentina 15,6 millones de operaciones a través de código QR, una cifra que triplica el total de apenas un año atrás. Pero ese campo, también fue espacio de conflicto en el sector, por demandas de mayor competencia y apertura para su uso por parte de diferentes actores.
Es la disputa en torno a la “interoperabilidad”, que en esencia consiste en que cada código QR (físico o desplegado en un lector POS) pueda ser leído y utilizado por cualquier dispositivo o billetera virtual, independientemente de quién es su proveedor. En otras palabras, que un usuario con una app determinada pueda escanear y realizar un pago escaneando un QR que haya sido provisto por otra empresa. En la práctica, eso ya está funcionando para las operaciones de pago con dinero depositado en las cuentas de billeteras digitales o con tarjetas de débito, pero aún no se hizo operativo para las tarjetas de crédito. Se trata de una funcionalidad cuya puesta en marcha había sido determinada por el BCRA para el 1° de septiembre, pero a fines de agosto se decidió una prórroga por 45 días, a pedido de Mercado Pago, líder del sector.
En ese plazo, escaló el conflicto ya mencionado en torno al mecanismo usado para las transferencias entre cuentas, y el tema del QR interoperable fue otro campo de batalla, que luego de otra prórroga por 45 días, tiene como nueva fecha de inicio el 1° de diciembre, la misma que el sistema de transferencias pull. No es casualidad tampoco el momento: es una fecha apenas días antes de un cambio de gobierno que podría implicar una renovación de autoridades en el BCRA y que, según especulan en el sector, podría traer una nueva postergación para negociar después del 10 de diciembre.
Mientras tanto, entre los bancos y las fintech reclaman por la “apertura” de los QR. Es que hoy, el principal proveedor de QR (Mercado Pago), habilita los pagos con transferencia, dinero en cuenta o tarjetas de débito asociadas a otras billeteras, pero tiene inhabilitada la función para las tarjetas de crédito (solo se puede pagar con tarjeta de crédito si la lectura del QR se hace desde la app de Mercado Pago). Y ese mecanismo limita las posibilidades de otras apps, como Modo (tiene detrás a los principales bancos) o Cuenta DNI (del Banco Provincia).
Mientras otro reloj corre hasta el 1° de diciembre, en Mercado Pago plantearon que el pedido de extensión del tiempo se debe a dificultades en los estándares, la implementación técnica de esta normativa y a cuestiones comerciales. “Fuimos claros con el regulador en que esto puede demorar hasta ocho meses. Hay cuestiones técnicas y la norma no define reglas comerciales”, plantean en la fintech, con un reclamo en torno a la distribución de las comisiones tras su inversión por el despliegue de la red de QR en el país.
En frente, sus competidores reclaman por mayor “competencia”. “Tiene que funcionar del mismo modo en que hoy vas con una tarjeta física a un comercio, donde el emisor se lleva un porcentaje de la comisión por la operación y el adquiriente otro. Así funciona el arancel, y así funciona hoy con las tarjetas de crédito, aunque Mercado Pago lo tiene cerrado dentro de su círculo. Lo que debería pasar es que se mantenga ese mecanismo, pero abrirlo. Buscamos una competencia más abierta, como ya se hizo con PCT (pagos con transferencia). La idea es extender eso y generar la competencia que se pregona”, resumen desde una entidad financiera. A seis semanas de la fecha clave, todos miran al futuro y ya esperan al nuevo Gobierno.
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