US$204 millones. Tras las restricciones del BCRA, el Banco Hipotecario pagará deuda con fondos propios
Con solo un 46,66% de adhesión, ayer finalizó el canje de deuda de US$279,8 millones del Banco Hipotecario, la primera empresa que lleva adelante una reestructuración desde que el Banco Central restringió la venta de divisas a solo el 40% del capital que vence.
Sin embargo, el banco controlado por el grupo IRSA, liderado por Eduardo Elsztain, no accederá al mercado de cambios para comprar los dólares permitidos –US$111,92 millones (el 40% del total)–, sino que usará sus propios ahorros para hacer frente a los US$204,08 millones que debe pagar.
Es la sumatoria del 53,34% que no entró al canje (US$149,25 millones) más la parte en efectivo (42%) que ofreció pagar por adelantado a los que ingresaban a esa operación (US$54,83 millones).
Del total a deuda a pagar, US$56 millones los tiene depositados en el país y el resto está en el exterior, por lo cual se verá un caída en las reservas brutas del Banco Central. "El banco prevé pagar la Contraprestación de Canje y el interés devengado y no pagado de las Obligaciones Negociables Existentes el 14 de octubre de 2020, sujeto a los términos y condiciones descriptos en el Suplemento de Prospecto y Canje", dijo el Hipotecario, en su notificación a la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Las próximas empresas que iniciarán sus reestructuraciones son Genneia, por una deuda de US$58 millones; IRSA, que tiene un vencimiento de US$181,52 millones, y Cresud (del mismo grupo), con un monto de US$73,61 millones.
Ayer, la empresa petrolera argentina Roch anunció que "no podrá afrontar el cumplimiento" de un vencimiento de US$2,64 millones, que debe pagar el próximo jueves, según notificó a la CNV. Sin embargo, en la petrolera explicaron que hace meses están trabajando en un plan de reestructuración de su deuda de US$14 millones en obligaciones negociables y de US$10 millones con bancos, luego de la merma importante en los ingresos que tuvieron por la caída en la demanda y en el precio del petróleo y del gas. "La normativa del Central da un paraguas para no tener reclamos después", indicaron en la empresa.
El Banco Central, por su parte, comunicó ayer que las empresas que deben reestructurar podrán "acceder al mercado de cambios con una antelación de hasta 30 días corridos a la fecha de vencimiento para cancelar capital e intereses de deudas financieras" y que también "podrán acceder al mercado de cambios con anterioridad a la fecha de vencimiento, cuando la precancelación se concreta en el marco de un proceso de canje de títulos de deuda".
La iniciativa tiene como fin facilitarle la negociación a las compañías y que puedan ofrecer "una zanahoria" para lograr mayor adhesión al canje, según explicaron en la entidad que preside Miguel Pesce.
En la lista de compañías con deuda a reestructurar también se destacan dos casos: YPF y Aeropuertos Argentina 2000, que ya realizaron un canje de deuda, pero enfrentan vencimientos por la porción no canjeada superior al millón de dólares. Según la normativa del Banco Central, no hay ninguna excepción para estas empresas, pero sería complicado para ellas volver a tener que reestructurar.
El economista Daniel Marx señaló ayer en la conferencia "Reestructuración de Deuda Corporativa", organizada por el estudio jurídico Nicholson y Cano, que la situación de estas dos empresas es "la primera cuestión que el regulador tendrá que responder casi inmediatamente", ya que Aeropuertos Argentina 2000 enfrenta el vencimiento de US$1,6 millones por la porción no canjeada el próximo 1 de noviembre.
El director de Quantum Finanzas indicó que el Gobierno da "señales distintas, porque acaba de pagarles a sus acreedores, pero después les dice a los demás que no sabe si les dará acceso al mercado de cambios para pagar sus obligaciones".
"Las empresas debieron presentar un plan, que es distinto a lo que puedan implementar, porque se necesita el acuerdo de las partes. Las señales son un poco diversas, varios en el Banco Central hacen énfasis en que se les acaban las reservas y otros dicen que no quieren dañar al sector privado y que esa es la prioridad", dijo el exsecretario de Finanzas entre diciembre de 1999 y diciembre de 2001.
Douglas Elespe, presidente de Fix, por su parte, señaló que el Banco Central debería autorizar a las empresas a acceder a las operaciones de contado con liquidación (CCL), ya que "la sensibilidad que tiene en el mercado llegar a un incumplimiento es gravísimo".
"Son las lagunas que quedan de una comunicación preparada bajo presión", criticó. En el BCRA se niegan a esta opción porque dicen que genera un aumento en el costo operativo de las empresas y que eso luego se podría trasladar a inflación.
Marcelo Villegas, socio de Nicholson y Cano y especialista en deudas corporativas, dijo que las soluciones que tienen las compañías no son fáciles, sobre todo si los inversores están muy atomizados. Además, indicó que "los inversores siguen día a día la posición de reservas del BCRA y se preguntan: ¿cuándo llegue el vencimiento, voy a tener acceso al 40%?¿Y si la obligación negociable vence en diciembre?"
"Si las empresas no logran reestructurar y no hay acceso al MULC, aparece el riesgo de un incumplimiento. Lo que podría pasar es que la refinanciación se haga con deuda nueva, con un acreedor nuevo que provea el financiamiento por el 60% que tiene que ser reestructurado", comentó como alternativa.
Eugenio Bruno, consultor asociado a Nicholson y Cano, habló sobre la posibilidad de emitir obligaciones negociables con cláusulas de acción colectiva (CAC). "En 2018 se agregó esa posibilidad con la ley de Financiamiento Productivo para agregarle alguna flexibilidad a las deudas corporativas, por si alguna empresa enfrenta una situación transitoria, pero no se pensó para que haya caso sistémico como se ve ahora", comentó.
Finalmente, Hans Humes, CEO de Greylock Capital, uno de los fondos de inversión que ingresó a la reestructuración de la deuda soberana, indicó que "el problema es obviamente una falta de confianza del mercado en la situación de la Argentina, pero es un resultado de lo que había pasado antes de la pandemia".
"No podemos dividir lo que pase con la pandemia y la crisis económica. La Argentina tiene la desventaja que no tiene los recursos ahora para absorber el impacto de la crisis económica de la pandemia. Me parece que, con los problemas que tiene el país, solamente puede salir de esta crisis cuando veamos una solución de la pandemia", indicó.
Por último, se refirió a la salida de fondos de inversión de la Argentina. "Después del canje, muchos inversores inmediatamente salieron al mercado a vender sus tenencias a precios bajos. Ese impacto es significativo en la psicología de los mercados, fue un leading indicator. Obviamente es una expresión en las finanzas del país pero tiene un impacto en la economía real: la gente en la Argentina ve que los precios de los bonos caen y empieza a tener una perspectiva más negativa a futuro", concluyó.
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