Presionan a las cadenas para que empiecen a colocar la Supercard

Después de más de cuatro meses de demora, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, volvió a presionar a las cadenas de supermercados y electrodomésticos para que esta semana inicien la colocación de la tarjeta Supercard.

El nuevo instrumento de pago, sin embargo, está muy lejos de conservar el carácter popular con el que había sido ideado, y para acceder al plástico los clientes deberán tener otra tarjeta de crédito.

En las principales cadenas de supermercados confirmaron que están ultimando los detalles para iniciar la captación de clientes, aunque reconocieron que detrás de la movida no hay una estrategia comercial, sino la presión que recibieron por parte de Moreno. "Vamos a comenzar a recibir las solicitudes para la tarjeta de crédito porque nos lo pidió Moreno", reconocieron en una cadena.

En voz baja, en otra empresa admitieron que la Supercard está lejos de representar una prioridad para ellos. "Al menos de entrada sólo vamos a estar captando clientes en tres tiendas porteñas", reconocieron en otra cadena con fuerte presencia nacional.

Esta falta de interés para comercializar la Supercard no se debe a un enfrentamiento con la Secretaría de Comercio Interior, sino sólo a una cuestión comercial. "El problema de la Supercard es que termina compitiendo contra nuestras propias tarjetas", admitieron hace unos días en un supermercado.

En forma paralela al inicio de la comercialización, también avanza la ingeniería financiera para la Supercard, y para hoy está programado el fin del período de suscripción de las obligaciones negociables por un monto total de 200 millones de pesos, a cargo de Tarshop, la empresa controlada por el Banco Hipotecario que tiene a su cargo la emisión y la operación de Supercard.

La nueva tarjeta tendrá una tasa de financiación del 22 por ciento anual, planes de pago de hasta 24 cuotas fijas, límite de compra de hasta 20.000 pesos y promociones exclusivas en comercios adheridos.

Sin embargo, en las últimas horas también trascendieron otros detalles que la vuelven menos atractiva para los consumidores. El principal es que, a contramano del discurso oficial, que destacaba que la Supercard estaba pensada para la franja más baja de clientes, para acceder a la nueva tarjeta el potencial cliente ya debe contar con otro plástico y una antigüedad de al menos doce meses. Otro punto polémico es el cargo de 38 pesos mensuales que se cobrará por el envío del resumen.

En cualquier caso, la aceptación de una solicitud de la tarjeta no estará en manos de los supermercados, sino de Tarshop.

Más adhesiones

En principio, la tarjeta sólo será comercializada por los supermercados más grandes, que integran la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), aunque las cadenas del interior del país ya anunciaron su intención de sumarse al proyecto. "En los supermercados del interior va a pasar un tiempo para que la tarjeta llegue a los consumidores. Primero tienen que tramitarla los propios comercios y luego llegarán los formularios para que la gente se asocie", explicó Fernando Aguirre, vocero de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS), que agrupa a las cadenas regionales.

Los autoservicios chinos también hicieron público su interés de contar con la Supercard, pero admitieron que su adhesión no será inmediata. "En nuestro caso, la adhesión va a ser más lenta, porque hay muchos locales que aún no tienen postnet para poder usar la tarjeta", señaló Yolanda Durán, presidenta de Cedeapsa, la cámara que reúne a los autoservicios orientales.

Un proyecto demorado

• Sin plazos.
  
  Hace un mes y medio, Guillermo Moreno y Yolanda Durán presentaron una copia del nuevo plástico, pero aún no tiene fecha real de lanzamiento