Cómo Vladimir Putin reestructuró la economía rusa para resistir la presión financiera occidental
Moscú logró reducir drásticamente su uso de dólares, acumuló ingentes reservas de moneda, recortó sus presupuestos y redirigió su comercio exterior
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NUEVA YORK.- La postura de Vladimir Putin a lo largo de la actual crisis en Ucrania ha sido inusualmente provocadora, incluso para él. Pero detrás de esa confianza podría haber mucho más que poderío militar o bravuconería barata.
Durante los últimos años, Putin se abocó a reestructurar la economía de su país con un objetivo específico: que Rusia pueda resistir las presiones financieras de Occidente.
Rusia ha logrado reducir drásticamente su uso de dólares, y por lo tanto el poder de presión de Washington. También ha acumulado ingentes reservas de moneda y ha recortado sus presupuestos, para que la economía y los servicios públicos puedan seguir funcionando incluso bajo aislamiento internacional. Además, ha redirigido su comercio exterior para reemplazar las importaciones de Occidente.
Los funcionarios del área económica están “muy orgullosos, y con buenas razones para estarlo, por el excelente trabajo que han hecho para lograr que la economía rusa sea más inmune a las sanciones”, dice Alexander Gabuev, del Centro Carnegie de Moscú.
Esta transformación es uno de los ejemplos más contundentes a nivel mundial de una economía “a prueba de sanciones”, y se ha logrado en menos de ocho años, desde que las sanciones de Occidente contra Moscú por la anexión de Crimea, en 2014, sumieran a Rusia en la agitación política y económica.
Ese apuntalamiento de las defensas económicas de Rusia ayuda a entender por qué hoy Putin parece más que dispuesto a avanzar con otra incursión militar a Ucrania, a pesar de los persistentes costos de su invasión a Crimea.
De todos modos, esos cambios solo son un amortiguador contra las sanciones, y no un escudo inexpugnable. Las sanciones más duras que está evaluando Washington casi con certeza lo atravesarían y provocarían daños potencialmente devastadores, aunque también perjudicarían a las economías de Occidente.
Las fortalezas de Rusia
La principal fortaleza económica de Rusia es el stock de reservas en moneda extranjera de su banco central.
Todos los países reservan moneda extranjera para costear importaciones y pagar deudas. La mayoría guarda dólares estadounidenses, debido a que es muy estable y tiene amplia aceptación. Y los países que dependen de sus exportaciones de petróleo y gas son los que tratan de acumular más, para cubrirse de las fluctuaciones de precio de los hidrocarburos.
Gracias al redireccionamiento de los ingresos por petróleo y gas desde 2015, Rusia ha ampliado sus reservas de divisas en moneda extranjera al alucinante monto de 631.000 millones de dólares, el equivalente a un tercio de toda su economía: es la cuarta reserva en dólares más grande del mundo.
“Eso le da a Putin una inmensa libertad y margen de maniobra”, dice Adam Tooze, historiador económico de la Universidad de Columbia.
Moscú puede usar esas reservas para apuntalar el rublo si llega otra ola de sanciones, o para equilibrar el balance anual del gobierno y las empresas.
Al reducir el gasto público, Putin también ha logrado mantener la deuda por debajo de dos tercios de sus reservas en divisas extranjeras.
“Ese sólido equilibrio fiscal implica que la Rusia de Putin nunca sufrirá el tipo de crisis financiera y política generalizada que sacudió al Estado ruso en 1998″, dice Tooze.
Pero hay algo todavía más crucial: el dólar, que en otros tiempos era la moneda predominante de las reservas rusas, hoy representa apenas el 16% de las reservas internacionales, ya que Moscú lo ha ido reemplazando paulatinamente por euros, yuanes, y oro físico.
Es uno de los muchos pasos hacia la llamada “desdolarización”, destinada a obturar la capacidad de Washington de usar su control sobre las transacciones en dólares para ahogar la economía rusa. Rusia también ha reestructurado las deudas corporativas el país, para que la denominación de esos pasivos sea en rublos u otra moneda.
Al mismo tiempo, Rusia ha redirigido parte de sus transacciones internacionales a Asia. Y a partir de 2014, cuando Rusia impuso restricciones comerciales a la importación de quesos europeos como represalia por las sanciones, Moscú reemplazó esos productos con alternativas de fabricación local.
Aunque el mundo se burló del brie y el queso parmesano rusos, elaborados con aceite de palma en lugar de leche, muchos consumidores rusos dicen estar satisfechos con el cambio. Aunque parezca anecdótico, el episodio de los quesos demostró la resiliencia de Moscú ante una situación de escasez de los productos de consumo masivo.
Putin también ha aprendido a retener el apoyo de la élite política y comercial de Rusia (que lo mantienen en el poder como los votantes mantienen a los líderes democráticos en el poder), incluso en un marco de sanciones.
Dependencia Energética
Suele decirse que la fuerte dependencia económica de Rusia de sus exportaciones de petróleo y gas es un punto débil que Occidente podría aprovechar.
Pero aunque alguna vez haya sido cierto, los analistas dicen que el apuntalamiento de la economía ruso que encaró Putin puede revertir ese efecto y terminar convirtiéndolo en un punto a favor de Rusia.
“Europa no ha logrado resolver su dependencia del gas ruso”, dice Emma Ashford, experta en seguridad europea del centro de estudios Atlantic Council.
El ajuste presupuestario de Rusia garantiza que el Kremlin pueda cubrir sus gastos siempre que el barril de crudo no caiga por debajo de los 44 dólares, según estimaciones internacionales. El precio actual de mercado es del doble de esa cifra, y eso permite que Moscú siga prestando servicios públicos y cubriendo sus gastos militares.
Además, dice Ashford, las reservas de divisas de Rusia podrían cubrir la pérdida de exportaciones de energía a Europa durante “varios años”, mientras que sin Rusia, las reservas de energía de Europa durarían apenas un par de meses.
Estados Unidos, como principal consumidor de energía del mundo, también es profundamente vulnerable a cualquier cimbronazo en los mercados de petróleo y gas.
Pero sigue siendo vulnerable
De todos modos, tal vez Putin no haya podido anticiparse a las medidas más duras que Occidente evalúa en este momento.
“Las sanciones que se están barajando, como el bloqueo total de los principales bancos rusos, son de una magnitud y un impacto mucho mayor que las aplicadas en 2014″, dice Edward Fishman, alto funcionario de comercio exterior durante el gobierno de Obama.
Con esas nuevas y eventuales restricciones, incluso las reservas de divisas de Rusia “podrían ser insuficientes para preservar el valor del rublo y mantener el nivel de vida de los rusos”, dice George Pearkes, analista de la firma de inversiones Bespoke Investment Group.
Si se concretiza la amenaza del presidente Joe Biden de bloquear por completo las transacciones en dólares de los bancos rusos, Rusia empezaría a tener problemas para hacer negocios en el extranjero.
(Traducción de Jaime Arrambide)
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