El regreso de Juan Carlos a España: cuáles fueron los escándalos que lo obligaron a autoexiliarse
A lo largo de los años tuvo distintas denuncias por corrupción que salpicaron a su hija, la Infanta Cristina, como a su yerno, Iñaki Urdangarín; una examante que lo “traicionó” y los casos de caza furtiva en Botsuana y Rusia
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A mediados de 2020, el Rey Juan Carlos I abandonó el Palacio de la Zarzuela, donde había vivido los últimos 60 años y “huyó” de España en medio de un escándalo de corrupción. El rey emérito decidió abandonar el país tras ser investigado por el Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac), quienes enviaron una alerta a la Fiscalía Anticorrupción luego de haber encontrado una fortuna oculta en la isla de Jersey.
A partir de entonces comenzaron a conocerse una serie de maniobras y denuncias por corrupción que involucraron a su examante Corinna Larse y una de sus hijas, quienes habrían tenido conocimiento y participación de algunas situaciones. Tras la divulgación del documento y los distintos materiales que lo complicaban, el rey comunicó en una carta dirigida a su hijo, el rey Felipe VI, que abandonaba su propia patria, envuelto en acusaciones sobre fraude fiscal y blanqueo de capitales por una investigación que iniciaron Suiza y España. No obstante, a lo largo del tiempo, la Casa Real se vio involucrada en distintos casos de corrupción.
El caso que desencadenó la huida se originó cuando el fiscal jefe del Cantón de Ginebra investigaba desde el verano de 2018 los 65 millones de euros que Juan Carlos I recibió en un banco helvético, en agosto de 2008, del Ministerio de Finanzas de Arabia Saudí como una donación del rey fallecido Abadalá bin Addulaziz. Las primeras hipótesis apuntaban a que estos fondos se trataban de un pago de una comisión por la supuesta intermediación del entonces jefe del Estado en la adjudicación de las obras del AVE [Tren de alta velocidad] de la Meca que obtuvo años después un consorcio que estaba integrado por empresas españolas. La obra consistía en la construcción de una línea de tren de alta velocidad que une a las dos ciudades más importantes como Medina y La Meca, en Arabia Saudita, que fue inaugurado finalmente en octubre de 2018.
El escándalo se dio a conocer ese mismo año con la divulgación de un audio de la examante Corinna Larse en el que mencionaba que Juan Carlos I había recibido una comisión por servir de mediador en la obra del AVE de la Meca. Si bien en ese momento los audios no tenían suficiente fuerza, se convirtieron en los primeros indicios de una investigación que finalmente se llevó adelante sobre las cuentas del rey emérito en Suiza y España. Luego de que se diera a conocer esta noticia, la fiscalía decidió iniciar un “trust” en el que figuraba Juan Carlos I como principal beneficiario de estos fondos de otro vehículo financiero, similar a una surgida en las Islas del Canal, que fue conformado en la década de 1990.
La denuncia que salpicó a la Infanta Cristina
Las distintas denuncias por corrupción que tuvo Juan Carlos I también salpicaron a la Infanta Cristina y la imagen de la monarquía española en su momento. En 2013 surgieron decenas de mails aportados como prueba en su contra en el “caso Nóos”, por el que se investigaba a la pareja, donde también había información sensible sobre la vida privada de su marido, Iñaki Urdangarín.
En este caso, Urdangarin fue investigado (y condenado) por el supuesto desvío de fondos públicos al Instituto Nóos, que fue presidido tanto por Urdangarin como por Diego Torres. En este caso se lo acusó del desvió de al menos 6 millones de euros de fondos públicos del ayuntamiento de Valencia y las Islas Baleares en su propio beneficio. Esto se habría dado a través de un entramado de empresas que utilizaban facturas falsas, empleados fantasma y entidades usadas como pantalla para esconder envíos ilegales de dinero.
Las denuncias por caza
En 2012 salieron a la luz varias denuncias por cacerías que habrían sido ejecutadas por el rey emérito en varios países, que indignaron a grupos ambientalistas. Primero salió a la luz una fotografía suya de 2006 que fue tomada en Botsuana, un país del África Meridional, en la que se lo veía con un rifle en la mano y un elefante adulto de casi 5000 kilos, muerto detrás, como prueba de la caza que habría realizado. Si bien la noticia se replicó como la pólvora en España, por una fractura de cadera que sufrió durante el safari, desde la Casa Real habían indicado que, efectivamente, el Rey había estado en ese país, pero no mencionaron nada sobre el tema del safari.
Según rescata la BBC, fue el Gobierno de Botsuana quien confirmó la actividad que había realizado Juan Carlos y, que incluso, “tenía permiso para hacerlo”. En ese mismo año también se conoció una supuesta participación del Rey en una cacería de osos en Rusia, donde habría matado a un oso llamado Mitrofan, por lo que presuntamente habría sido solicitado para dar explicaciones. En esa oportunidad, tal y como cita El Mundo, la Casa del Rey nuevamente negó las acusaciones.
El escándalo con la examante danesa
Durante el escándalo que estremeció a España se conoció la identidad de una acompañante del Rey en el viaje que realizó a Botsuana. Se trataba de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, conocida solo como Corinna Larsen, una empresaria danesa con la que mantuvo una relación extramatrimonial que con el tiempo dejó de ser un secreto a voces y pasó a ocupar un lugar mayor en los medios del mundo.
La relación entre Juan Carlos y Corinna había nacido mucho antes del polémico safari. Mientras algunos medios especializados aseguran que el punto de partida de esa relación fue durante un festival de tiro celebrado en las fuera de Toledo en 2005, otros señalan que los amantes fueron presentados en una cena en Ditzingen, en el sur de Alemania, en 2006, cuando ambos estaban aún casados. Zu Sayn-Wittgenstein aseguró que, para 2009, el entonces rey de España tenía intenciones de casarse con ella y que, para cumplir con formalidades de antaño, se lo había comunicado a su padre.
Además, remarcó que el monarca le había aclarado que si bien representaban a la corona española, con la Reina Sofía (82) llevaban vidas diferentes e independientes. La relación duró alrededor de cinco años y sus consecuencias se extienden a lo largo del tiempo, mucho más allá de la abdicación de Juan Carlos en junio de 2014.
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