En Mazar-e-Sharif, las burkas y las barbas comienzan a desaparecer
Según la Alianza, los habitantes de las ciudades recuperadas vuelven a la normalidad
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KABUL.- Mazar-e -Sharif y las ciudades del norte de Afganistán conquistadas desde el viernes pasado por la Alianza del Norte ya comenzaron a experimentar los primeros cambios sociales por la caída del gobierno fundamentalista de los talibanes. Las burkas y las barbas largas son los primeros rastros del régimen en desaparecer, mientras que la radio volvió a difundir música y los comercios, a abrir.
Las mujeres salieron ayer con el rostro descubierto por las calles de Mazar-e-Sharif y los hombres hicieron fila en las peluquerías para cortarse las largas barbas impuestas por el régimen talibán.
"Nada de burka ni barbas", dijo Sibghatullah Zaki, vocero del general Rashid Dostum, que dominó Mazar-e-Sharif durante cuatro años, hasta que la segunda ciudad afgana cayó en manos de los talibanes en 1998.
Las mujeres también podrán salir de sus casas sin que un hombre las acompañe, como ordenaba la sharia, la ley islámica impuesta por los talibanes, y pueden llevar una burka o un velo, como lo decidan.
"Todo está tranquilo en Mazar. Los habitantes están en las calles. La mayoría de los comercios abrieron, se reanuda el trabajo. Todos recuperaron el sabor de la libertad", dijo Mohammed Sardar Saidi, responsable de la facción shiita Hezb i Wahdat, uno de los grupos de la Alianza.
Temor a represalias
Bajo el control talibán, los habitantes de Mazar, mayoría uzbeka, tajika y hazar, debían vivir en un régimen donde las barbas y cabellos largos era la ley para los hombres, donde no había música ni diversiones y donde hacer volar las águilas eran crímenes para los "estudiantes del Corán".
Las mujeres debían estar encerradas en sus casas, dejar la escuela que Dostum, aún siendo un personaje discutido, había creado, y vestirse con la burka, la túnica que cubre enteramente desde la cabeza a los pies. En la utopía de los talibán cada forma de búsqueda de belleza o diversión está prohibida y castigada en base a una ley que es una mezcla de sharia islámica y Pashtunwali, el antiguo código tribal de los pashtún.
Frente a las normas del régimen islámico, la Alianza del Norte, que agrupa etnias minoritarias, no tiene problemas en presentar un cara más liberal. Sin embargo, no existen testigos oculares independientes en la ciudad. Aun así, por lo difícil que resulta que las mujeres afganas salgan a cara descubierta -la burka no es un invento talibán sino una tradición pashtún- es imaginable pensar que la ciudad goza de un momento de libertad.
Pero, en Mazar la situación no parece todavía del todo tranquila, pues habría focos de resistencia y los talibanes todavía pueden emprender una contraofensiva. Además, los habitantes de origen pashtún temen represalias por parte de los rebeldes.
El general Dostum dijo a la radio local captada por la BBC que ordenó a las tropas dejar la ciudad, cuya seguridad está confiada a una unidad de policía especial de 300 hombres. "No debe existir caos", dijo Dostum.
El código talibán
Mujeres: uno de los primeros edictos talibanes prohibió a las mujeres cualquier ejercicio profesional, excepto en el sector salud. Debieron, así, renunciar a la educación y, además, cubrirse enteramente con una burka. Violar el código es castigado con prisión.
Hombres: también a los hombres se les impuso un código de vestimenta, que consiste en la ropa tradicional afgana con un turbante. Además, está prohibido afeitarse la barba.
Entretenimiento: todos los cines, bares y discotecas fueron cerrados mientras que la televisión, los juegos de azar e Internet fueron prohibidos.
Imágenes y carteles: de los carteles callejeros fueron retirados todos los colores y toda imagen fue proscripta.
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