Las tres hipótesis que se manejan en el caso del exespía ruso envenenado
LONDRES (ANSA).- En medio de los misterios y las dudas que circulan en torno al envenenamiento de exespía ruso, tres hipótesis se barajan sobre un caso que ha generado un grave conflicto diplomático entre Europa y el Kremlin.
Hipótesis I: Moscú culpable
Para la premier británica, Theresa May , no hay dudas. Si hasta ayer la culpa de Rusia era "altamente probable", hoy se volvió cierta. La convicción se fundó en la identificación -establecida por un rastreo de la inteligencia británica- del agente nervioso mortal utilizado en Salisbury, la toxina Novichok, desarrollada en los laboratorios militares de la URSS en la década del 80.
Además del rechazo despectivo de Moscú de dar explicaciones, se suma a esa tesis la palabra de Vil Mirzayanov, químico y ex dirigente de los laboratorios militares soviéticos. Según dijo, él contribuyó a crear esa sustancia, pero tras la caída del comunismo denunció su horror -es hasta 10 veces más letal que el sarín- antes para emigrar a Estados Unidos. Palabras según las cuales, si se trata de Novichok, no puede sino venir de Rusia: sería como una firma, "una huella dactilar".
Hipótesis II: provocación contra Rusia
Esa es la respuesta preferida en Moscú, según la cual incluso si la sustancia encontrada fuera modelada por el programa Novichok, no sería de ninguna manera prueba irrefutable. Sobre todo porque el mismo Mirzayanov, en un libro de denuncia, difundió "la fórmula exacta" en un libro di denuncia, hace 20 años. Y luego porque, como recuerda entre otros Anton Utkin, químico ruso que fue uno de los inspectores de la ONU enviados a Irak, las armas químicas soviéticas se han dispersado en varios países, incluidos Ucrania y Georgia, ahora hostiles a Moscú, por no mencionar Uzbekistán, cuyos laboratorios han sido "retirados" por especialistas estadounidenses.
De ahí la posible conspiración atribuida incluso a los servicios de inteligencia y a las autoridades británicas por políticos como el presidente de la Duma, Viaceslav Volodin, el ex primer ministro Serguei Stepashin o incluso el diputado Nikolai Kovaliov, director del FSB (ex Kgb) desde 1996 hasta 1999.
Hipótesis III: complot interno contra Putin
Es la versión de Morozov, un expatriado crítico de Vladimir Putin , quien, en este caso, sin embargo, descree de una responsabilidad directa del presidente ruso.
A su juicio, Putin no tenía ningún interés real en tal "accidente", además de que considera que la idea de venganza contra un viejo espía ya indultado y fuera del juego no tiene ningún sentido. De ese modo, las sospechas sobre los entornos en Rusia no deberían subestimarse, pues, por lo bajo, se podría estar trabajando para golpear el sólido poder que el mandatario mantiene en Rusia. Así, entornos políticos, empresariales o criminales que pueden reclutar fácilmente veteranos y especialistas en aparatos de inteligencia o militares, pueden tener el objetivo de perjudicar a Putin antes de las elecciones y de la Copa del Mundo. (ANSA).
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