Ledezma, el último líder opositor de la vieja guardia
Muchos dieron por terminada la carrera política de Antonio Ledezma (San Juan de los Morros, 1955) hace nueve años. La oposición luchaba entonces por reconducir su estrategia tras la derrota en el referéndum revocatorio de agosto de 2004, que ratificó la presidencia de Hugo Chávez, y la abstención promovida en las elecciones parlamentarias de 2005.
Cuando todos acordaron competir a pesar del evidente ventajismo electoral del gobierno, Ledezma insistió en desconocer al régimen amparándose en un artículo de la Constitución, el 350, y llamó a una marcha sin retorno que lucía como una épica delirante. Después del fracaso del golpe de Estado de abril de 2002, la oposición no estaba dispuesta a embarcarse en otra aventura similar.
En enero de 2008, Ledezma entendió que ése no era el camino y empezó a promover su candidatura para la alcaldía metropolitana de Caracas, cuya jurisdicción comprende los cinco municipios de la capital venezolana. El aspirante favorito de la oposición, Leopoldo López, estaba inhabilitado por manejo irregular de los fondos públicos de la alcaldía de Chacao, una decisión administrativa de la Contraloría General de la República. En noviembre de 2008 ocurrió el milagro: un hombre políticamente desahuciado se hacía con el cargo y se colocaba en la carrera por aspirar a la candidatura unitaria de la oposición.
Chávez entendió muy bien el peligro que significaba un cargo como ése en manos de un opositor y decidió crear en abril de 2009 la jefatura de gobierno del Distrito Capital, dependencia a la que asignó las competencias y el presupuesto que por ley correspondían a la alcaldía mayor.
Ledezma quedó a la cabeza de un cascarón vacío, con recursos limitados para pagar la nómina y con poca influencia. A pesar de todo, volvió a presentarse en las elecciones de 2012 y se impuso al oficialista Ernesto Villegas.
El alcalde perteneció en el pasado al partido Acción Democrática (AD), organización de la que salió en 2000 por desacuerdos en el método de selección de sus autoridades. Es quizá, junto a Henry Ramos Allup, el secretario general de esa organización, el último representante de renombre de los denostados partidos políticos (AD y Copei) que gobernaron entre 1958 y 1998.
En 1992 fue designado por el entonces presidente Carlos Andrés Pérez gobernador del Distrito Federal, integrado en aquella época por el área de Caracas y el estado de Vargas. Dos años más tarde, tras la caída de Pérez, Ledezma logró una banca como senador. En 1996 fue elegido alcalde del municipio de Libertador, el más grande de los cinco que integran la capital y que desde 2000 está en manos del chavismo. Ese año, Ledezma abandonó Acción Democrática y fundó junto con algunos militantes de AD el partido Alianza Bravo Pueblo (ABP), la organización que preside en la actualidad.
Ledezma es uno de los enemigos históricos del chavismo. Así lo asumió él mismo cuando, a principios de 2014, decidió aliarse con dos de los líderes opositores más combativos con el oficialismo -la ex diputada María Corina Machado, de orientación liberal, y Leopoldo López, encarcelado desde hace un año- para formar La Salida, la facción de la oposición que promueve el cese inmediato del régimen chavista en Venezuela.