Los soldados ucranianos revelan detalles de la feroz resistencia que enfrentan en territorio ruso
Soldados y analistas coinciden en que Ucrania sigue reteniendo el territorio que tomó en la región de Kursk, aunque también advierten del avance del contrataque ruso
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SUMY, Ucrania.– Hace unos días, después de atravesar los campos rusos en un blindado modelo American Stryker, los seis hombres del equipo ucraniano de asalto bajaron del vehículo junto a una hilera de árboles, a unos 600 metros de las trincheras enemigas, y esperaron la orden de atacar. Afonya, un albañil de 40 años convertido en soldado del Ejército ucraniano hace apenas dos meses, contó que cuando la orden llegó y asomaron la cabeza de sus trincheras cavadas de apuro, enfrentaron un diluvio de balas. Recibió un balazo en la mano que le destrozó un hueso.
Tres miembros del equipo de asalto resultaron heridos y fueron retirados mientras los otros tres esperaban la llegada de refuerzos para reanudar el ataque en la región rusa de Kursk.
“Son demasiados”, señaló Afonya desde su cama de hospital en el este de Ucrania, donde se recupera desde que lo evacuaron.
A más de un mes de que el gobierno de Kiev lanzara su incursión en Kursk –ocupando 1300 km2 y capturando a alrededor de 100 rusos en ciudades y poblados en pocas semanas–, la resistencia de los rusos se está endureciendo, según los soldados entrevistados cerca de la frontera con Rusia cuando eran trasladados hacia el oeste.
El jueves pasado, el presidente Volodimir Zelensky declaró que las fuerzas rusas habían iniciado un contraataque coordinado en Kursk.
Según los soldados y las imágenes de combate geolocalizadas por analistas militares, las batallas más duras se están librando en el borde occidental del nuevo frente. Pero las líneas de frente siguen fluctuando y hay poca información fiable sobre la escala de la operación rusa o el éxito que ha tenido en recuperar su territorio.
Los soldados ucranianos dicen que a pesar del contraataque de Rusia en algunos lugares, ellos siguen a la ofensiva en otras partes del frente de Kursk. Pero el avance de Ucrania ahora es más lento y los enfrentamientos con los rusos son cada vez más letales, ante el despliegue de refuerzos de Moscú y un aumento de sus bombardeos aéreos.
“Hay más resistencia”, explicó Yurii, de 21 años, uno de los primeros ucranianos en cruzar la frontera cuando se lanzó la incursión, el 6 de agosto pasado. “Hay más drones, más proyectiles y hasta misiles guiados antitanque. Y también mejoró mucho su información de inteligencia: no bien sale un vehículo nuestro, su artillería empieza a disparar”.
De acuerdo con el protocolo militar, los soldados ucranianos pidieron que se los mencione solo por sus nombres de pila. También pidieron que no se revelara el nombre de sus brigadas, por temor a darles pistas a los rusos sobre la ubicación de sus fuerzas.
Al costado de una ruta, con el tronar de las poderosas bombas guiadas rusas a lo lejos y una columna de humo en el lugar de un derribo de un dron de vigilancia ruso, un grupo de soldados ucranianos dijo que todos los días llegan tropas rusas a sumarse a la batalla.
Dmytro, de 40 años, miembro de una unidad de drones, reveló que los enfrentamientos en Kursk eran menos intensos que otras batallas en las que les tocó pelear durante el curso de la guerra, pero que ahora eso está cambiando.
“Lo intentan, pero hasta ahora, nada les está funcionando”, dijo. “Nosotros seguimos al ataque”, agregó.
Los soldados contaron que hasta el actual contraataque ruso, la mayoría de los combates eran para obtener pequeñas ventajas tácticas, como tomar el control de una colina, que podían resultar útiles en futuras batallas.
Ucrania está utilizando sus nuevas posiciones de avanzada dentro de Rusia para generar disrupciones en la logística bélica de Moscú, con ataques a carreteras y puentes a lo largo de las cruciales líneas de suministro que alimentan a las fuerzas rusas dentro de Ucrania.
Los soldados dijeron que continúan con sus esfuerzos para aislar a un gran grupo de soldados rusos en un sector de 700 kilómetros cuadrados entre la frontera ucraniana y el serpenteante río Seym, a unos 16 kilómetros dentro de Rusia. Las fuerzas ucranianas destruyeron todos los puentes que cruzan el río y atacan los pontones temporales no bien los detectan, según los soldados, las imágenes satelitales y las secuencias de combate geolocalizadas. Pero el contraataque ruso que arrancó la semana pasada pareció diseñado para aliviar la presión ucraniana sobre esa zona.
El Ministerio de Defensa ruso informó que las fuerzas de su país habían “penetrado” en la región de Kursk, recapturando 10 asentamientos.
Rastreo
El Instituto para el Estudios de la Guerra, cuyos analistas utilizan secuencias de combate geolocalizadas para rastrear los movimientos diarios en el campo de batalla, informó el viernes que aún no tenían evidencias de una confirmación visual que respaldara las afirmaciones del Kremlin, y que los soldados rusos parecían tener el control parcial solo de dos aldeas.
Por el contrario, según las secuencias de combate publicadas por ambos bandos y geolocalizadas por analistas militares, las fuerzas ucranianas franquearon la frontera de Rusia en una nueva ubicación, más al oeste de la incursión original. El estado de los combates en ese lugar no está claro, pero podría complicar el contraataque de Rusia.
Los soldados ucranianos luchan por mantener el terreno capturado, pero dicen que la campaña está teniendo un costo muy alto.
“Cada centímetro que avanzamos se paga en vidas humanas”, dice Serhii, un soldado ucraniano de 40 años cuyo pueblo natal, Sumy, está cerca de la frontera rusa.
El Kremlin claramente espera que el Ejército ucraniano se haya excedido y deje vulnerables y superadas en número y armamento a sus fuerzas en la región oriental del Donbass, mientras Rusia continúa presionando su ataque en ese lugar, dicen los analistas militares.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha tratado de minimizar la primera invasión que sufre Rusia en su territorio desde la Segunda Guerra Mundial como una mera “distracción”. Si bien dijo que era un “deber sagrado” expulsar a las fuerzas ucranianas, aclaró que la principal prioridad de Moscú sigue siendo apoderarse de territorio ucraniano.
Zelensky y el principal comandante militar de Ucrania, el general Oleksandr Syrsky, han declarado que la ofensiva tiene múltiples objetivos, incluido el de atraer fuerzas rusas de otras partes del frente. Aunque el gobierno ucraniano admite que el Kremlin se ha resistido a retirar sus mejores fuerzas de las partes más calientes del frente oriental, como esperaban que hiciera, el general Syrsky aseguró que la ofensiva en Kursk de todos modos está afectando la capacidad de Rusia para sostener otras operaciones en el campo de batalla, ya que la obligó a trasladar a unos 60.000 efectivos al frente de Kursk.
Bill Burns, el director de la CIA, dijo el fin de semana pasado en una conferencia en Londres que la operación en Kursk fue “un logro táctico significativo” que había impulsado la moral de las tropas ucranianas y expuesto las debilidades de Rusia.
Zelensky dijo que la ofensiva es parte de un “Plan de Victoria” que le presentará al presidente Joe Biden y a los dos candidatos que compiten por reemplazarlo –Kamala Harris y Donald Trump– durante un viaje que hará este mes a Estados Unidos.
Sin importar cuál sea el plan final, ahora Kursk es claramente otro frente de violencia en una guerra que ya está en expansión. “La misma guerra, lugar diferente”, señaló Dmytro, el operador de dron.
Por Marc Santora
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