Otros dos barcos desafían la política de puertas cerradas de Matteo Salvini
Más de cien migrantes fueron rescatados por las naves humanitarias Alex y Alan Kurdi; el dirigente de ultraderecha debió aceptar el ingreso de los casos más críticos
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ROMA.- Varios barcos humanitarios volvieron a navegar frente a las costas de Libia para rescatar migrantes y le presentaron ayer un nuevo reto a la dura política del ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, decidido a mantener los puertos cerrados a cal y canto.
Respaldados por la liberación esta semana de la capitana del Sea-Watch, Carola Rackete, luego de un largo conflicto con el gobierno italiano, el velero Alex de la ONG Mediterránea rescató a 54 migrantes que se encontraban en un bote inflable. Y otro barco rescatista, el Alan Kurdi, de la ONG Sea Eye, dio cabida a 65 personas que navegaban en otra barcaza sobrecargada.
El buque humanitario español Open Arms se lanzó por su parte de nuevo a recorrer esas zonas, pero hasta ahora no volvió a rescatar migrantes debido a la amenaza de Madrid de una multa de 200.000 a 900.000 euros.
Tras la negativa inicial, el gobierno italiano aceptó el desembarco en la isla de Lampedusa de 13 migrantes que esperaban a bordo del Alex, entre mujeres y niños, aunque otros 41 permanecían en altamar a la espera del permiso de llegar a tierra.
"Ahora deben desembarcar rápido los otros 41 náufragos", reclamó la ONG dueña del barco, luego de que los primeros 13 fueran evacuados en una embarcación de la Guardia Costera italiana después de que la tripulación advirtió sobre el deterioro de salud de los migrantes.
Horas antes, Salvini había ratificado una vez más su negativa al ingreso a suelo italiano de más migrantes, que justifica por considerar que aceptar estos desembarcos promovería el accionar de las mafias de tráfico de personas.
La tripulación del Alan Kurdi dijo por su parte que trató durante tres horas de comunicarse con autoridades libias, pero no obtuvo respuesta. Y mientras no estaba claro si se disponía finalmente a atracar en Italia, Salvini lo rechazó de antemano. "Esa ONG alemana puede elegir entre Alemania y Túnez" para hacer puerto, disparó.
La decisión de los capitanes del Alex y el Alan Kurdi se reforzó tras una nueva tragedia sucedida el lunes, cuando cerca de 80 personas desaparecieron en el hundimiento de una barcaza libia, según contó uno de los tres sobrevivientes a los pescadores tunecinos que los ayudaron. Los náufragos pasaron dos días en el agua, aferrándose a los restos de la embarcación.
Las dos barcazas rescatadas en las últimas 48 horas se encontraban en aguas internacionales, pero en el área donde la ayuda depende de los guardacostas libios, un cuerpo que financia la Unión Europea, pero con la condición de que los rescatados sean reconducidos a Libia.
Las ONG alegaron sin embargo que Libia no es un puerto seguro, ya que no se protegen los derechos de los migrantes, y muchos denunciaron graves abusos.
Por otra parte, la capitana Carola Rackete, liberada esta semana tras haber sido detenida por desembarcar sin autorización, criticó la soledad con que debió enfrentar a Salvini. "Mi impresión fue que a nivel nacional e internacional nadie quería de verdad ayudar", afirmó.
Agencias AFP, ANSA y AP
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