Revuelo en Japón por el fin de la doctrina pacifista
En plena expansión china, el Parlamento hizo el mayor cambio en Defensa desde la derrota en la Segunda Guerra
TOKIO. En medio de una enorme controversia y de la expansión militar de China en el Pacífico, la Cámara baja del Parlamento de Japón aprobó ayer un paquete de reformas legales que fortalecerá el papel del ejército al autorizarlo a actuar fuera del país, una tácita renuncia a siete décadas de pacifismo consagrado en la Constitución.
La Dieta (Parlamento japonés) vivió una jornada histórica marcada por las protestas, el boicot de la oposición y las críticas de sus vecinos ante el giro que habilita a los militares japoneses a usar la fuerza en el exterior.
Tras un intenso debate, el gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD) del primer ministro conservador, Shinzo Abe, consiguió con el apoyo de sus socios de coalición, los budistas de Nuevo Komeito, sacar adelante las cuatro enmiendas.
El polémico texto, el mayor cambio en materia de Defensa que afronta Japón desde la Segunda Guerra Mundial, pasará ahora a la Cámara alta, donde el oficialismo cuenta con una cómoda mayoría de más de dos tercios por lo que su aprobación se da por segura antes de septiembre, como lo tiene planeado el gobierno.
El cambio radical es uno de los objetivos primordiales de Abe -que fue reelegido por mayoría el pasado diciembre y llega después de que su gabinete aprobara el año pasado una controvertida reinterpretación de la Carta Magna, impuesta por las fuerzas de ocupación norteamericanas tras el fin del conflicto bélico.
Hasta entonces, el artículo 9 de la Constitución impedía al país recurrir al uso de la fuerza para resolver conflictos internacionales y limitaba el papel del ejército a una fuerza de autodefensa.
Una vez que se apruebe definitivamente la nueva ley, Japón podrá defender a sus aliados, como Estados Unidos, si son objeto de un ataque armado, o participar en operaciones de seguridad de las Naciones Unidas.
Tokio también podrá aprobar más fácilmente el envío de sus tropas a zonas en conflicto y ampliar de apoyo logístico y de otro tipo en las misiones de paz en el extranjero.
Con ello, Abe busca dar a Japón un papel mucho más activo en el orden mundial al aumentar su perfil militar, restringido desde la derrota en 1945. En este sentido, el primer ministro aseguró tras la votación que la situación de seguridad en torno a Japón se está volviendo cada vez más complicada y que la ley "es necesaria para defender a los ciudadanos japoneses y evitar una guerra".
El rechazo interno que genera este cambio, al que se opone la mayoría de la población, se puso de manifiesto cuando el principal partido de la oposición, el Partido Democrático (PD), y otras cuatro formaciones, como el Partido Comunista, abandonaron el hemiciclo durante las votaciones a modo de boicot.
El jefe de la oposición, Katsuya Okada, calificó la aprobación de la reforma de "una mancha en la democracia" japonesa y recordó que "el 80% de los ciudadanos estima que son insuficientes las explicaciones que se les han dado, mientras la mitad del país considera la reforma inconstitucional".
La misma tensión y malestar que se vivió dentro del hemiciclo se notó también en los alrededores del Parlamento a la hora de la votación, cuando unas 2000 personas se concentraron bajo la lluvia para mostrar su rechazo a lo que muchos consideran una "ley bélica".
Las encuestas muestran que más de la mitad de los japoneses se oponen a la reforma y que la oposición al texto ha crecido en los últimos meses.
La iniciativa ha despertado recelo entre los países vecinos, y en especial en China y Corea del Sur, que fueron víctimas del imperialismo japonés a comienzos del siglo pasado.
Pekín instó a Tokio a no abandonar su política pacifista de los últimos 70 años tras la aprobación de la reforma, que consideró "un movimiento sin precedentes por parte de Japón desde el final de la Segunda Guerra Mundial", mientras que Seúl le pidió "que mantenga el espíritu de su Constitución y contribuya a la paz y la estabilidad regional".
Ambos países mantienen diferendos marítimos con Japón. Sin embargo, la mayor preocupación de Tokio es la ambición militar china y su colosal presupuesto de defensa, que en la última década casi se ha duplicado.
En los últimos meses, además, las fuerzas armadas chinas ya no disimulan sus intenciones de controlar el espacio aéreo de las zonas en conflicto con continuos patrullajes de sus naves de combate, que ya han causado incidentes con naves japonesas y norteamericanas.
Del militarismo al pacifismo impuesto
Imperialismo
Durante varios conflictos a comienzos del siglo pasado, Japón practicó una agresiva política imperialista tanto en Asia como en el Pacífico Sur, que generó un profundo resentimiento en sus vecinos
Derrota
Las dos bombas atómicas lanzadas en agosto de 1945 en Hiroshima y Nagasaki terminaron con la rendición incondicional de Tokio a las fuerzas norteamericanas
Constitución
Fue elaborada bajo la ocupación norteamericana tras la Segunda Guerra Mundial y no ha sido reformada desde su adopción, en 1947, uno de los argumentos de los simpatizantes de Abe a la hora de reclamar que no se adapta a la situación actual en el mundo
Restricción
Para evitar el resurgimiento del militarismo, los norteamericanos limitaron el papel de las nuevas fuerzas armadas, muy reducidas, a unidades de autodefensa, sin la posibilidad de abandonar el país
Antecedente
Esa limitación impidió la participación de militares japoneses en la primera Guerra del Golfo, en la que Tokio sólo intervino con el envío de 1000 vehículos todoterreno para los aliados
Agencias EFE, DPA y ANSA
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