El relato de un argentino: "Acá vivimos con miedo"
Fue la decisión que tal vez salvó su vida. Carlos Fierro, un cordobés de 34 años que vive en Niza, no dudó en ir a ver los fuegos artificiales por el día de la Toma de la Bastilla. Es verano en Francia , hacía calor y aunque a las 22 generalmente está en la cama, el plan era ideal. Solo un detalle lo incomodaba: la gran cantidad de gente que se congregaría. Por eso, y porque su mujer está embarazada, decidió ubicarse lejos del Paseo de los Ingleses, por donde pasó el camión que dejó 80 muertos.
"En el momento en que empezaron los fuegos artificiales, el clima se puso raro, aparecieron varios camiones de bomberos y entonces entré a las redes sociales para ver qué pasaba", cuenta Fierro por teléfono a LA NACION. Fue a través de las redes que se enteró de lo que sucedía a 500 o 600 metros de donde estaba: un camión había embestido a una multitud.
"En el acto nos pusimos a mandar mensajes para avisar que estábamos bien y nos comunicamos con amigos, pero era difícil porque las redes de teléfono se cortaban a cada rato", relató.
Es la 1.30 de la mañana en Niza, pero, según Fierro, que vive hace seis años en el país, todos sus amigos están despiertos y conectados a Facebook. Sólo se habla del supuesto atentado.
Según él, desde que fue el ataque en París, en noviembre pasado, los habitantes de Niza están intranquilos. "Desgraciadamente acá vivimos con miedo. Pensábamos que el atentado podía ser durante la Eurocopa , pero en los dos o tres últimos días nos relajamos", dijo.
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