Cardenal Bagnasco: "Francisco es accesible, pero también decidido"

MILÁN- Aislarse del camino de Dios es un riesgo que hay que evitar y que el papa Francisco evidentemente tiene muy presente." El cardenal Angelo Bagnasco volvió a su Génova después de un momento único, también para él. La congregación general, el cónclave, el inicio del nuevo pontificado. "Los últimos 40 días tuvieron un efecto de aceleración en la Iglesia que nos tomó a todos por sorpresa, incluyendo a los no creyentes." El presidente de los obispos italianos sonríe: "Francisco es un gran regalo que nos ha hecho el Señor".

-¿Cómo vivió estas últimas semanas?

-La renuncia de Benedicto XVI, inédita y dolorosa, se ha revelado como lo que es: un gesto creador que puso todo en movimiento, que llevó al mundo hacia esa tarde del 13 de marzo, cuando en el balcón de San Pedro apareció el nuevo papa Francisco. Al final, no fue nada casual la elección programada. Es como si el papa emérito hubiese ideado y realizado una especie de éxodo pascual. Por medio del desasosiego que provocó su renuncia, llegamos a la sorpresa del primer papa sudamericano. Fueron semanas inolvidables: experimenté la vitalidad de la fe en el rostro de mis hermanos cardenales, que reflejan las variadas sensibilidades y preocupaciones de cada rincón del planeta, pero también vi un aumento de la participación de la gente común.

-Se habló de una reforma de la curia. ¿Qué significado tiene para la Iglesia?

-Ya San Agustín decía que la Iglesia es siempre algo a reformar, a imagen del Señor. La primera reforma no es, sin embargo, la de las estructuras, sino la de cada persona individual. Es por eso que este año ha sido dedicado a la fe. A partir de esa reforma personal, la consecuencia es también un replanteo de la vida eclesial en sus diversos aspectos.

-Al día siguiente de la elección, usted dijo que Francisco tiene "el estilo", pero también "la capacidad de gobierno" de Juan XXIII. ¿Qué quiso decir?

-No conocía personalmente al papa Bergoglio, pero durante los días de la congregación general tuve la oportunidad de apreciar sus palabras y de intuir su personalidad. Es un hombre cálido y accesible, pero al mismo tiempo claro y decidido. Me vino a la mente Juan XXIII, que cautivó al mundo con su estilo simple, pero que al mismo tiempo convocó al Concilio [Vaticano II] con la audacia de un profeta.

-¿Qué fue lo que más le llegó de todo lo hecho o dicho por el Papa?

-La noche de la elección, me tocaron muy de cerca las palabras que eligió para la plegaria. El Papa propuso las palabras más comunes de la vida cristiana. Cuando escuché el padrenuestro, el avemaría y el gloria, me conmoví al pensar hasta qué punto su experiencia como pastor era una misma cosa con la fe del pueblo: la devoción sincera de la gente común que se resiste a los academicismos. Algunos sostuvieron que no fue lo suficientemente profunda. Por el contrario: la plegaria elevada con el pueblo, que tiene su clímax en la liturgia, es el modelo a seguir.

-¿Hay una continuidad entre Benedicto XVI y Francisco? ¿En qué aspectos?

-Verlos arrodillados, uno junto al otro, en la capilla de Castel Gandolfo, eliminó de un golpe todas las diferencias que sin embargo son evidentes, por temperamento, orígenes e historia. Las rápidas imágenes del encuentro nos recuerdan la clave de lectura para comprender la verdadera continuidad: la de ser ambos discípulos apasionados de Cristo.

-¿Escuchó hablar, después de la renuncia de Ratzinger, de un papado "con término"?

-La posibilidad de la renuncia está prevista en el propio Código de Derecho Canónico, pero sigue siendo una decisión personal. Por lo tanto, nadie más puede intervenir.

Traducción de Jaime Arrambide