
Un libro desata un escándalo en la ONU
Revela casos de corrupción, violaciones y consumo de drogas en misiones de paz en varios países
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NUEVA YORK.- Definitivamente, la credibilidad de las Naciones Unidas no está pasando por su mejor momento. Cuando la organización sigue luchando por salir de su peor crisis en la historia tras la decisión de Estados Unidos de invadir Irak sin su autorización, un libro con revelaciones sobre corrupción, violaciones, consumo de drogas y falta de responsabilidad en las misiones de paz que envía a los países en crisis amenaza con provocar un verdadero escándalo.
Pese a los esfuerzos de la ONU por evitarlo, el libro llegó a las librerías la semana pasada. "Sexo de emergencia y otras medidas desesperadas", editado por Miramax Books, fue escrito por dos empleados de la ONU -la trabajadora social Heidi Postlewait, del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz, y el médico neozelandés Andrew Thompson- junto con el abogado independiente Kenneth Cain.
Los tres participaron durante la década pasada en misiones de la ONU en Camboya, Somalia, Ruanda, Haití, Liberia y Bosnia, y en capítulos muy vívidos cuentan cómo se divertían en fiestas organizadas por miembros de las misiones de paz en las que mantenían relaciones sexuales, fumaban marihuana y bebían mucho alcohol.
Pero entre estas revelaciones también hay serias acusaciones sobre funcionarios que aceptaron sobornos o presentaron facturas infladas, soldados de un contingente búlgaro que violaron a mujeres camboyanas y denuncias sobre la inacción de los altos mandos de la ONU ante estos delitos y otros actos irresponsables.
Al enterarse de su inminente aparición en las librerías, la ONU intentó detener la publicación del libro y llamó a Postlewait y Thompson para advertirles que, según reglas internas de la organización, ningún empleado puede escribir sobre su trabajo sin previa autorización. "Me leyeron 25 páginas de regulaciones que había roto y dijeron que no era del interés de la organización publicar el libro", señaló Postlewait a LA NACION durante una entrevista con los tres autores, que reconocieron que habían pedido permiso antes de publicar el libro, pero que éste les había sido negado.
"La decisión de bloquear el libro fue tomada en el más alto nivel, en el piso 38", dijo Thompson, en referencia al piso en el que tiene su oficina el secretario general de la organización, Kofi Annan.
La ONU lanzó una suerte de ofensiva para desprestigiar el libro, hizo hincapié en las anécdotas de sexo y drogas, y sugirió que se trataba de "orgías" de "unas pocas manzanas podridas". "Francamente, nos pareció un relato sensacionalista y selectivo de las operaciones de paz", dijo Fred Eckhard, vocero del secretario general.
"No hay orgías en el libro, están inventando eso. Sólo hablamos de sexo de mutuo consentimiento entre dos personas adultas. ¿Qué hay de malo en eso?", se preguntó Postlewait, enojada porque la atención se ha centrado en sus revelaciones sexuales, en lugar de en las graves acusaciones sobre el funcionamiento de las misiones de paz.
Explicó que el título del libro, un tanto sensacionalista, se refiere al tipo de sexo que una persona tiene después de pasar por situaciones de mucha tensión.
"Lo que están haciendo [las autoridades de la ONU] se parece al comportamiento de un gobierno autoritario", se quejó Cain.
En un pasaje del libro, un joven juez somalí cuenta que debe pagar el 15 por ciento de su sueldo a un funcionario de la ONU encargado de ayudar a establecer un sistema judicial independiente. Y según Cain, no es un caso aislado. "Hay mucha corrupción en la provisión de bienes", dijo, y recordó que el ex jefe de Viviendas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Krishna Gowandan fue hallado culpable en 1998 de desviar más de 1,5 millones de dólares de fondos de la ONU.
En otro capítulo, los autores dicen que Bulgaria envió a Camboya un contingente de ex prisioneros a los que les ofreció la libertad si cumplían su misión para la ONU. Cain describe a los búlgaros como "un batallón de criminales lunáticos que llegaron a una tierra sin ley. Andan borrachos como marineros, violan mujeres camboyanas y chocan sus camionetas de la ONU con frecuencia".
La controversia por "Sexo de emergencia" no podría llegar en un peor momento para la ONU. Primero, su legitimidad se vio dañada por la invasión norteamericana de Irak sin la autorización del Consejo de Seguridad. Después, a principios de este año, un diario iraquí denunció que funcionarios de la ONU y contratistas del programa Petróleo por Alimentos habían recibido sobornos de Saddam Hussein durante casi una década.
Sin embargo, los autores afirman que su objetivo no es perjudicar a la organización. "No escribimos el libro para dañar a la ONU. Todavía creemos en las ideas de la organización -dijo Thompson-. Están disparando contra el mensajero en vez de solucionar los problemas que denunciamos."
Lo que más les duele, dicen, es que se linche en público a quienes señalan estos problemas, mientras no se hace nada con los altos funcionarios responsables de estas acciones.

