Alberto Ajaka: “Disfruto y agradezco el cariño de la gente”

Alberto Ajaka se quitó el traje de piloto que usaba su personaje en Guapas para calzarse la ropa de fajina. ¿Por qué? Porque es el protagonista de uno de los 13 capítulos de la miniserie La Casa, que se emite por la Televisón Pública todos los lunes. Su personaje forma parte de un grupo de militares que, en su huida, se encuentra con una presencia inquietante. Pero él, el actor, parece estar lejos de la fantasía y bien plantado en la realidad. Así lo demuestra en esta charla exclusiva con Personajes.tv en la que habla sobre la popularidad y el poder elegir y entierra el mito de que los actores tienen millones de ofertas a las que pueden decirles que no.

-¿Cómo te sentiste trabajando a las órdenes de Diego Lerman, el director general de esta miniserie?

- Muy bien. El capítulo en el que yo participé lo dirigió Fernando Zuber, que es parte del equipo de Lerman. Es un proyecto muy ambicioso porque cada capítulo tiene el tratamiento de un mediometraje. Además, tiene mucha acción, y eso me divirtió porque los actores no tenemos muchas propuestas que tengan que ver con eso.

- Sos un actor con un gran recorrido y reconocimiento en el ámbito teatral e hiciste pie en la tele con un personaje que pegó muchísimo, ¿eso te condiciona a la hora de aceptar una propuesta?

- Yo no sé muy bien cómo se hace porque uno puede pensarlo mucho e igual se puede equivocar. Tampoco estamos en un sistema en el que hay tantísima oferta. No tenemos un pilón de libros para leer mientras que nuestro representante está estudiando otro pilón, no es tan así. Por suerte, yo tengo laburo y trato de utilizar un criterio propio, intento imaginarme en esa situación, me fijo de quién es la producción, de quién es el proyecto, el recorrido del director. Y también quiénes son los compañeros. Todo eso forma parte del combo para decidir. No es sencillo porque no hay tantas ofertas y eso mismo hace el criterio de selección sea difícil. La verdad es que en algún punto también tengo suerte a la hora de elegir.

- Me imagino que el año pasado Donofrio, tu personaje en Guapas, debe haber revolucionado tu vida cotidiana.

- No voy a negar que fue un personaje que pegó y se volvió popular, pero yo lo viví como algo normal. En realidad, creo que se conecta con lo que te estaba diciendo: esa buena experiencia te permite acceder a otros espacios de laburo. Y en ese punto, no puedo estar más que agradecido de haber formado parte de ese programa y de haber tenido la suerte de componer un personaje que el público quiso. Esa situación es la que nos permite muchas veces a los actores poder discernir después entre tres o cuatro opciones y no estar obligado a agarrar lo primero que venga, porque necesitamos laburar.

- ¿No te cambió en nada la popularidad?

- Es que no es algo en lo piense mucho. Cuando se piensa mucho en esas cosas y cuando se habla mucho sobre eso es porque le estás poniendo mucha energía. Si la gente quiere una foto, o una palabra es algo bueno, no malo. Me puede dar un poco de fobia social por el otro, pero no más que eso.

-¿Por qué por el otro?

- A veces me pasa que estoy en un bar y alguien me pide una foto, por ejemplo, y al pararme molesto a un tercero que está tomando un café y es un tipo que no me conoce y eso me da una especie de pudor por el otro. Pero fuera de eso, todo bien. Disfruto y agradezco los gestos de cariño de la gente.