
Analía Gadé, la rosa azul de Buenos Aires
La consagrada actriz volverá a la Argentina para rodar "La rosa azul", un film de Oskar Aizpeolea.
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Hace casi cuarenta años, Analía Gadé partió hacia España, un país que adoptó y en el que desarrolló una brillante carrera que incluye más de sesenta películas, numerosas piezas teatrales y un bien ganado prestigio en el espectáculo europeo.
En ese lapso, ella retornó en numerosas ocasiones a la Argentina, donde protagonizó varias piezas escénicas y algunos espectáculos televisivos. Pero esta cordobesa cordial no tuvo oportunidad, en todo ese tiempo, de retornar al cine de su patria, y sólo ahora volverá a la pantalla local en "La rosa azul", un film que prepara el director Oskar Aizpeolea y que comenzará a rodarse en los próximos meses.
Desde Madrid, y en diálogo telefónico con La Nación, Analía Gadé recuerda que la última película que hizo aquí fue "Las locas del conventillo", rodada en 1965 con dirección de Fernando Ayala.
"Volver al cine argentino -dice- es una asignatura pendiente que tenía en mi carrera artística. Precisamente yo soy un producto de la pantalla. Inicié mi trayectoria en 1947, cubriendo un pequeño papel en "La serpiente de cascabel", de Carlos Schlieper. Luego rodé numerosos films, me volqué al teatro y a la televisión y tuve muchas oportunidades en la radio. El destino quiso que llegase a España para trabajar en un escenario durante tres meses. Pero, de pronto, se me abrió un muy promisorio camino, y decidí instalarme en España. Mi país, sin embargo, me tiraba cada vez más, e hice muchos viajes allí, donde tengo a mi familia y a mis amigos."
-¿Cómo surgió la oportunidad de tu retorno a nuestro cine?
-Partió de una propuesta de Oskar Aizpeolea, un joven cineasta que ya había dirigido "Loraldia. El tiempo de las flores". Con él encabecé el elenco de "Como la sombra tenue de una hoja", un cortometraje basado en un cuento de Tennessee Williams que le sirvió de tesis para su egreso de la escuela de cine del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. Esto ocurrió en 1982, cuando yo estaba en Buenos Aires protagonizando la obra "Matar el tiempo", de Carlos Gorostiza, mi hermano. Con Oskar nació una gran amistad y comenzamos a planificar una película en la que yo pudiese intervenir. Tiempo después, me hizo llegar el guión de "La rosa azul", una historia que me conmovió enormemente, y decidí reintegrarme a la pantalla nacional.
-¿Cuál es el tema de "La rosa azul"?
-Es una historia de amor en torno de un dramaturgo en crisis que se refugia en una casa y allí, solitario, evoca los momentos de su vida. Así surgen una relación traumática con su madre, con su hermana y sus vivencias amorosas con una actriz que protagonizó su primera obra.
-¿Qué te atrapó fundamentalmente de este relato?
-Su enorme calidez y ese clima entre extraño y mágico que fluye de los recuerdos de su protagonista. Mi deseo de volver a la pantalla argentina era por medio de una problemática que me conmoviese. Y "La rosa azul" tiene todos los elementos para ello.
Ilusión y reto
La actriz confiesa que este nuevo trabajo cinematográfico es, para ella, "una ilusión y un reto".
"Pero antes de viajar a la Argentina para rodar "La rosa azul" -añade- debo realizar una gira teatral por varias ciudades españolas con la pieza "Cartas de amor", acompañada por José Luis Pellicena. Posteriormente ya estaré libre y me trasladaré a Buenos Aires, donde se filmará la película".
Con su cálida voz, que a estas alturas ya no puede disimular su acento ibérico, Analía está dispuesta a ponerse a las órdenes de Aizpeolea. "Es -agrega- uno de los más talentosos directores jóvenes de la Argentina. Su primera película me conmovió enormemente. Además, crea unos climas visconteanos que, sin duda, necesita "La rosa azul".
-¿Sentías la necesidad de estar, luego de tantos años de ausencia, otra vez integrada a nuestro cine?
-Sin duda... El cine argentino está cada vez más activo y vuelve a interesar al público. Por lo tanto, yo, un producto de ese arte, acariciaba una oportunidad como ésta. Además, sé que el público no me olvida y quiero que mi retorno se dé a través de un relato que pase por los ojos y llegue al corazón.
Un pampeano con aire vasco
Oskar Aizpeolea, un pampeano descendiente de vascos -su boina negra recuerda permanentemente su origen-, llegó a la dirección cinematográfica luego de una larga carrera en el cortometraje. En 1990 se decidió a ingresar en el largometraje con "Loraldia. El tiempo de las flores", un poético relato con Bárbara Mujica.
"Luego de mi primera película -recuerda- el cine argentino sufrió una serie de avatares que impidieron repetir el intento. Pero ahora, y gracias al productor Angel Amigo, a una empresa canadiense y al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, puedo volver a instalarme tras una cámara.
"El guión de "La rosa azul" -explica- comencé a escribirlo hace dos años y medio. Con la colaboración de Moti Fischman, un actor argentino que estuvo radicado en Israel, hice más de una docena de versiones del libro, y ahora ya está listo para plasmarlo en la pantalla".
-¿"La rosa azul" tiene algún punto de contacto con "Loraldia. El tiempo de las flores"?
-Yo soy un cineasta que le interesa jugar con los climas. En ello puede ser que ambas películas tengan algo en común. Pero "La rosa azul" se interna en lo evocativo. La trama contiene un hilado fino, una sucesión de recuerdos que hacen meditar a un dramaturgo que fracasa frente al público y la crítica. Diría que es la historia de una esperanza.
-¿Qué te motivó a elegir a Analía Gadé como protagonista?
-Su enorme seducción, su talento y una amistad que nació hace muchos años. Creo que ambos nos debíamos la necesidad de trabajar juntos. A ella le interesó mucho la historia. Además, creo que ya es hora de que Analía vuelva al cine nacional para ocupar ese lugar de mérito que tuvo siempre.
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