Canciones para el fogón
El supergrupo Los Grillos del Monte, integrado por El Gnomo, Tomi Lebrero, Jano Seitún y Facundo Flores, muestra la frescura de la escena
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"De repente uno hace canciones y piensa que no le llegan a nadie, y de golpe te das cuenta de que hay fanáticos de esta escena independiente de cantautores que conocen toda tu historia, todos tus discos, y entendés que la música va haciendo su propio recorrido. Es como la imagen de la botella al mar que uno tira. Y eso llega, eso llega", dice esperanzando el músico conocido como El Gnomo, uno de los brillantes cantautores de la escena independiente de Buenos Aires.
Para conocer mejor a El Gnomo, un apodo que le viene de la infancia, pero que materializa cierto aire misterioso que rodea su figura, se puede empezar por una obra copiosa y ascendente en solitario que arrancó en 2000 y que logró momentos inolvidables en el álbum Tres con su grupo, La Filarmónica Cósmica. El tono confesional y las melodías solares vuelven a brillar ahora en la frescura acústica del proyecto Los Grillos del Monte, que comparte con otros cantautores hermanos, como Tomi Lebrero, Jano Seitún (Alvy Singer) y Faca Flores (Nacho y los Caracoles). "No es lo mismo lo que estoy buscando ahora que lo que buscaba hace tres años, o quince. Digamos que esta nueva etapa con Los Grillos del Monte tiene relación con la búsqueda de la canción y la melodía. A diferencia de la Filarmónica Cósmica, una banda que se abría a paisajes psicodélicos y eléctricos, con Los Grillos es un volver a la raíz más folklórica."
El búnker de El Gnomo es una pequeña habitación en un primer piso donde hay un sillón, una computadora, un teclado, un bajo, un equipo de mate, un montón de discos desperdigados, de Exile on Main Street a un compilado de música del norte potosino, y un gato que merodea sin parar. Por la ventana entran una luz diáfana, que le da una atmósfera bucólica a la habitación, y un ruido ensordecedor de taladros que construyen nuevas torres en el barrio. De golpe, el sonido de un armonio y unos mantras irrumpen aportando un color diferente. Son Seitún, Lebrero y Flores, sus nuevos compañeros de ruta, con los que esta noche presenta el disco producido por Juanito El Cantor (que se consigue en la plataforma de El Club del Disco) y que estrenará hoy, a las 22, en el CAFF.
"La idea de Los Grillos se le ocurrió a Jano, él le dijo a Faca y nos hablaron a mí y a Tomi. Todo se fue dando naturalmente. Nos conocíamos y se armó una onda de trabajo muy linda. Fuimos haciendo giras y eso fortaleció más la amistad, algo muy bueno para la música. Son todos divinos como personas y los admiro como músicos. Y todos nos escuchamos. No es sólo poner los temas de cada uno, sino generar una instancia de laboratorio donde compartimos todo. También hay algo tribal en esto de que estamos cantando todos juntos al mismo tiempo. El nombre de los grillos viene de ahí, cantar en conjunto, en armonía con la naturaleza".
Con 35 años, El Gnomo aporta a Los Grillos del Monte una solidez creativa y su registro de barítono que puede virar a una cosa más rockera que se acopla naturalmente con ese espíritu ecléctico y cancionero del grupo, que va de Yupanqui a Los Beatles. Su personalidad artística reúne un arco de influencias que incluye a Eduardo Mateo, Charly García, Spinetta y Violeta Parra. "Cuando era más chiquito estudiaba los temas de Charly, que son una mezcla de música clásica con popular. Me fascinaba, al igual que Eduardo Mateo. Me agarró una cosa espiritual con su obra y me aprendí todas sus canciones. Noto que cuando improviso me sale esa forma de arpegiar, de rasguear algunas notas al aire. De Charly tengo las armonías y las modulaciones. Al haber estudiado de manera formal sus canciones, esa info te surge después desde un lugar propio. Si vos no lo aprendiste, quizá termines imitando eso que te gusta porque no lo absorbiste. Cuando está dentro tuyo ya pasa por tu emoción y tiene tu condimento."
El Gnomo fue un músico precoz. A los ocho años estaba componiendo su primera canción: John Lennon marcó su horizonte. "Ahí esta todo. Desde los 7 años, cuando escuché a los Beatles por primera vez, quedé fascinado con las canciones de Lennon. Para mí el ideal de la canción está en su manera de componer. Son canciones directas que conectan con una emocionalidad que está mas allá del pensamiento."
La mejor manera de conocer al Gnomo es en el hábitat natural de sus conciertos intimistas, en espacios secretos que sólo conocen sus seguidores. "Somos felices ahí. Eso es muy propio de esta generación. Se está volviendo a buscar la conexión entre la música y la gente de una manera más sanadora. Cuando uno hace eso ya es feliz. Eso lo vas a notar cuando vayas a ver a Los Grillos, o a cualquiera de los músicos de esta generación. Es un momento muy rico en Buenos Aires. Es increíble la cantidad de propuestas musicales, de obras de teatros, de libros indies, de poetas que surgen, y está todo conectado. Es como un micromundo. Y después, por otro lado, está la música comercial y masiva, o lo que pasan en La Mega."
Ahora Martín Reznik, el nombre que figura en su documento, pero que nadie utiliza salvo su padre, acaricia a su gato y mira al techo buscando información sobre su propio destino musical. "Lo importante para nosotros es ir paso a paso y poner el foco en disfrutar lo que te va a pasando. Lo importante es hacer las cosas con pasión. El éxito está dentro de uno y no si metés tanta gente o dónde tocás. Lo bueno es que la música uno la puede tocar toda la vida. Escuchalo si no a Fernando Cabrera."
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