Cinco razones para amar/odiar a Brad Pitt

A diferencia de la (muy posterior) saga de La gran estafa, esta cinta es un gran ejemplo de historia coral con grandes actores que funciona bien. Los hijos de la calle es una película tremendamente dura (cómo olvidarse de Kevin Bacon) que en más de una oportunidad pudo haber caído en golpes bajos pero que, sin embargo, se terminó erigiendo como un exponente de film sobre la amistad inquebrantable. En medio de ese elenco, Brad Pitt se mostró contenido y acertado, como uno de esos chicos que sobrevivió al infierno y vivió para contarlo.

En esta nota ya hemos hecho referencia al dispar e interesante recorrido filmográfico de David Fincher. Este es un ejemplo de cuando las cosas le salieron bien (en la columna de los contras van a toparse con un film desafortunado). Imposible escribir sobre Tyler Durden sin caer en spoilers, sin revelar uno de los mayores atractivos de la película, que es ese giro argumental que involucra a los personajes de Pitt y Edward Norton. El club de la pelea, uno de los mejores films de los 90, que cerró la década con una secuencia apocalíptica memorable, donde dos personas se toman la mano y le hacen frente a la catástrofe. Plus: la banda sonora.

¿Por qué no elegí para terminar con las razones positivas a 12 monos o Bastardos sin gloria, para el caso? Por dos razones: Gore Verbinski es un director del que debería hablarse más y La mexicana es una de sus mejores películas. La noticia de que las dos grandes estrellas de Hollywood (Brad y Julia Roberts) iban a protagonizar juntos atrajo tanto a los estudios como a los espectadores. Sin embargo (¡oh, sorpresa!), ambos actores pasan la mayor parte de la historia separados. Cada uno por su lado, atravesando sus propias cruzadas, están perfectos, especialmente Roberts, ayudada por ese gran actor que es James Gandolfini.

De la tríada de directores mexicanos que triunfaron afuera (a saber: Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu), el último termina resultando el más prefabricado y, acaso, el más sobrevalorado. Todo comenzó bien con Amores perros y su planteo coral, pero la fórmula se agotó con Babel y 21 gramos. En el caso de la película que integra Pitt (quien tiene una escena lacrimógena "para ganar Oscar"), los rasgos pretenciosos de Iñárritu se agravan y, en lugar de dejarnos con muchas preguntas sobre lo chico que es el mundo y las relaciones que forjamos en él, nos deja una sentencia: el recurso de historias entrelazadas como única forma de abordar un relato no funciona.

....y así llegamos al punto bajo del cine de David Fincher del que hablábamos más arriba. Sin dudas, se trata de una película cuyo valor puede discutirse (nadie niega la maestría del realizador para filmar con una sofisticación bellísima, mucho más abrumadora en La red social), pero tampoco se puede obviar su calculado procedimiento para conmover. Y sé que se ha dicho mil veces, pero es imposible no detenerse en las similitudes con Forrest Gump (sí, sí, el guionista es el mismo). La diferencia es que la película de Zemeckis tenía algo para decir sobre la Historia, sobre la vida, mientras que la de Fincher solo parece una sucesión de postales inertes.

Por Milagros Amondaray

• Brad Pitt

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