Costner, del amor al odio
"Odio la maquinaria hollywoodense que trata de estereotipar el cine", le dijo a La Nación el actor y director, que, luego de varios fracasos de taquilla, vuelve al romanticismo en "Mensaje de amor", su nuevo film en el que trabaja Paul Newman y que se estrena el jueves
LOS ANGELES.- El que hablará a continuación es un hombre cansado de la industria del cine. Alguien que no soporta, dice, ser parte de ese mundo exitista del que se exige ser miembro como la única manera segura de sobrevivir en el mercado de la pantalla gigante y que aborrece esa infernal máquina de estereotipar que es Hollywood.
El dueño de estas palabras es Kevin Costner, doce años después de que esa misma poderosa máquina que hoy lo agobia supo lanzarlo a la fama internacionalmente colocándolo al frente de "Sin salida", uno de los más recordados thrillers pos-Guerra Fría, que protagonizó junto con el actor Gene Hackman.
En el medio corrió demasiada agua, tal vez, por este río en el que últimamente Costner se encontró a sí mismo remando contra la corriente de la prensa, los grandes estudios y los números en las boleterías que no se mostraron muy en favor de sus más recientes trabajos y no aceptaron del todo su costado como director.
Su trabajo actoral, no obstante, permaneció intacto ante la impiadosa mirada de la crítica y hoy Costner apuesta a olvidar la tormenta que "Waterworld" y "El cartero" significaron en su carrera de director, y vuelve a sus fuentes protagonizando y produciendo "Mensaje de amor", un film dirigido por el mexicano Luis Mandoki ("Gaby, una historia real", "Cuando un hombre ama a una mujer"). En la historia, el actor interpreta a un solitario constructor de botes que se niega a reconstruir su vida después del fallecimiento de su esposa y se aferra al pasado redactando cartas de amor que echa al agua encerradas en botellas.
-¿Cuál es el mensaje de "Mensaje de amor"?
-Eso depende de cada uno... No hago películas tratando de dar un mensaje, sino que tengo que percibir algo en la historia, un movimiento, una emoción dentro de mí aun antes de poner en acción a mi personaje para que sea visto por el público. Tengo que encontrar un valor profundo en el relato por mí mismo y sólo así puedo creer en lo que estoy haciendo porque entiendo que habrá mucha más gente que, como a mí, le gustará esa película.
-Entonces, ¿cuál fue tu primera impresión cuando leíste este guión?
-Lo primero que recuerdo es que realmente me gustó Theresa, es decir el personaje femenino de la película (encarnado por Robin Wright Penn), aun sin saber por quién sería interpretado. Me gustaba la forma en la que esta mujer hablaba, las cosas que tenía adentro para decir, la manera en que trataba de darle algún sentido a su vida, en crisis después de su divorcio, a través del descubrimiento de este mensaje de amor adentro de una botella que ni siquiera estaba destinado para ella.
Sólo después de que me interioricé en su personaje, comencé a entender todo lo que sucedía en la historia y a sentirme atraído por las emociones que contiene esta película, y me sentí mal mientras leía el guión compartiendo la pena de estos personajes, y me sentí enamorado al descubrir que había un romance profundo, y compartí todo lo que pasaba en esa historia en la medida en que avanzaba la lectura.
Parece que el sentido de "tragedia" es lo que corona a todos estos grandes "amores", al menos en el cine o en el arte. Sin ir más lejos, tal vez la mejor historia de amor de todos los tiempos sea Romeo y Julieta, que es a la vez una enorme tragedia. En esta película también hay un fuerte elemento dramático, y una muerte le da paso al gran amor perfecto...
Eso es algo que siempre pasa, en todo sentido. Uno no valora realmente lo que tiene hasta que lo pierde. Cuando estás sano no valorás tu salud, pero cuando no te sentís bien entendés profundamente lo que tener salud significa. Lo mismo ocurre con el resto de las cosas que te rodean, y el amor es una de ellas. Lo que todos tendríamos que tener mucho más presente es que no hay que esperar a perder algo para amarlo, para valorarlo, y "Mensaje de amor" habla también de eso. Es curioso, porque mientras filmaba y me adentraba en la historia de los personajes, en sus tragedias y sus amores, comencé a pensar "debería pasar más tiempo con mis hijos", "tendría que llamar a mis amigos más a menudo" o "debería decirle a la gente que me rodea lo que siento por ellos con más frecuencia..." Y si eso me pasó a mí mientras hacía este film, probablemente le puede pasar a quien lo mire y se sienta tocado, representado de algún modo...
Cuando uno ama mucho, cuando uno encuentra a su gran amor y por alguna razón lo pierde, no es fácil reemplazar ese sentimiento o poner el mismo amor en otra persona. Mi personaje en esta película experimenta ese sentimiento de que no encontrará jamás un ser a quien amar tanto como a su ex esposa, y por eso, si bien se siente confundido con la atracción que siente por Theresa, esta nueva mujer que aparece súbitamente en su vida, reacciona muy lentamente al cambio, al "volver a empezar" una pareja, una nueva relación con su padre, con él mismo...
-Precisamente, tu padre en la ficción es Paul Newman, uno de tus actores preferidos. ¿Cómo fue trabajar con él?
-Genial. Como productor de esta película yo quería a Paul para ese papel, un papel muy difícil de interpretar porque, si bien no es el personaje principal, tiene muchas características fuertes, dominantes, y para eso sabíamos que se necesitaba un actor con una personalidad imponente. Y Paul fue la persona que se nos ocurrió como indicada y, por supuesto, no nos equivocamos. Fue una gran experiencia.
-Después de haber actuado, producido y dirigido, ¿qué papel es más satisfactorio para vos?
-Creo que la combinación de producir y actuar es muy buena, te permite recrear más libremente tu personaje sabiendo que tenés el derecho de modificarlo, de retocarloÉ Cuando dirigís, en cambio, me parece que es mejor no actuar, porque puede volverse extremadamente duro para una sola persona. Si dirigís, la actuación es sólo una cosita más de la que tenés que preocuparte, en medio de un mar de problemas por resolver, y eso ahoga, en cierto modo, al actor que podés tener adentro. Hoy, para dirigir en Hollywood hay que ser una persona muy sumisa y ceder ante todo lo que los estudios exigen, y yo no me considero ese tipo de persona...
-Hay una especie de sabor amargo en tu comentario...
-Sí, creo que tengo un profundo odio hacia la maquinaria hollywoodense que trata de estereotipar el cine, y quiere hacer de todas las películas la misma historia, quiere que tengan la misma duración de los prolijos 120 minutos, aproximadamente, que sean número uno en las boleterías, que rompan la taquillaÉ ¡Yo estoy enfermo de toda esa estupidez! A mí me criticaron el hecho de que mis películas son todas muy largas, pero lo que ellos no entienden es que cada historia es diferente, y eso implica que a veces se necesiten más de 120 minutos para contarla, a veces quizá menos, pero cómo puede ser posible que todas las historias tengan la misma duraciónÉ Si lo pensamos fríamente es una ridiculez, y yo no creo en la estandarización del arte, porque se supone que el arte es una de las vías de escape más preciosas que podemos tener para romper con la rutina.
Para mí , "Waterworld" y "El cartero" fueron grandes experiencias, y yo di todo lo que tenía que dar. La crítica es siempre relativa, y hoy están con vos y mañana te pisan la cabeza; así funciona esta industria. Los estudios funcionan de la misma manera, y estoy cansado de toda esa falsedad, así que me mantengo fiel únicamente a mi trabajo, que es lo que quedará como "legado", por llamarlo de algún modo, cuando yo muera. Lo único que quiero es significar algo para toda esa gente que mire alguna de mis películas cuando yo esté muerto... Por eso defiendo tanto mis trabajos, porque los hago pensando en que significan "algo"...
-Después de dirigir tres películas, probablemente tu percepción sobre el trabajo de los directores se haya modificado en algo. ¿Qué es lo que el Kevin Costner actor aprecia más en un director?
-Aprecio a los directores que saben lo que quieren, especialmente cuando lo que ellos quieren tiene sentido. Algunas veces los deseos del director no tienen demasiado sentido para los actores, por eso respeto a quienes saben y entienden a los actores. Por el contrario, no me entiendo demasiado bien con los realizadores que me confunden o no plantean la escena claramente y sólo me dicen: "¡Hacelo como yo te digo!" La relación entre un actor y un director debería ser como una amistad, basada en el respeto y el entendimiento mutuo, y cuando las cosas no van bien, hay que saber tomarse el tiempo para charlarlas y mirarlas desde afuera y mejorarlas. Todo pasa por la confianza, yo tengo que confiar plenamente en quien me dirige, y quiero que el director confíe en mí también. Definitivamente no aprecio a esos directores que no son capaces de entender los problemas que pueden surgir en tu interior como actor.
-¿Cuáles son esos problemas?
-Muchos. Desde algo terriblemente complicado como no encontrarte en el estado de ánimo necesario para actuar hasta algo tan simple como que el lugar que eligieron para tu escena no funciona con lo que vos sentís que elegiría tu personaje. Lo que sucede en el 90 por ciento de los films es que el director o el director de arte eligen un escenario para una escena porque la luz es linda, porque se ve bien ante la cámara o porque es un lugar de moda. Y vos pensás que ni en un millón de años tu personaje se sentiría cómodo en ese sitio, entonces tratás de explicarles que tal vez queda muy bonito ante la cámara, pero que no tiene sentido con lo que estás interpretando, y que puede ser muy bueno visualmente, pero no es bueno para la historia.
Como actor, tenés que cuidarte mucho de ese tipo de cosas, tenés que saber decir "no" cuando una situación te parece inapropiada y eso sólo se aprende con el tiempo.
-¿Qué otras cosas aprendiste con el paso del tiempo?
-Crecí y maduré, pero igualmente sigo sintiendo lo mismo por la actuación, las mismas ganas de defender lo que hago. Aprendí que tenés que pelear por tu trabajo, que aunque tengas un buen nombre y una reputación siempre tenés que defenderte, como en una lucha, de lo que esta industria pretende de vos.
Cara linda, taquilla fea
- Cachet: 20 millones de dólares por film es lo que cobra Costner, pero es la única gran estrella de Hollywood que no puede justificar ese sueldo tras los fracasos de "Waterworld", "El mensajero" y "El árbol de los sueños".
- "El mensajero": este film futurista que dirigió y protagonizó Costner, costó 80 millones de dólares y recaudó en los EE. UU. sólo 18 millones.
- "Tin Cup, la copa de la vida": costó 45 millones y recaudó 54 millones en los EE. UU.
- "Wyatt Earp": este western dirigido por Lawrence Kasdan, protagonizado por Costner, fue otro fiasco; recaudó 25 millones en los EE. UU.
- "El árbol de los sueños": dirigido por Jon Avnet, tampoco este film sedujo al público, con sólo 16 millones en las boleterías.
- "Waterworld": con este film, no perdió dinero. Habría costado 175 millones de dólares, pero recaudó 88 en los EE. UU. y 255 en todo el mundo.
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