Damon Albarn: "Esconderse detrás de un dibujo es muy liberador"
Antes de su primera visita al país con Gorillaz, la banda animada quecreó hace veinte años, el músico cuenta por qué sigue poniendosu música al servicio de estos dibujos
En 1998, Damon Albarn escuchó el futuro del pop en su cabeza. Tenía un beat negro, bases de raíz, ritmo jamaiquino y actitud rapera, cortando y pegando hip-hop y soul con expresión punk. Todo empaquetado en una banda dibujada y virtual, una cruza de cómic y animé con espíritu grafitero que vivía sus aventuras en Internet mucho antes del furor por las redes sociales. “Soy inútil, pero no por mucho tiempo. El futuro se acerca”, cantaba en el primer hit instantáneo de Gorillaz por aquellos tiempos, llamado “Clint Eastwood”.
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Veinte años después, Albarn está por cumplir 50 y acaba de volver al ruedo con su banda de dibujos animados, luego de atravesar dos décadas en las que más allá de anticipar el futuro, se convirtió en la estrella más luminosa de la música global del siglo XXI y en un músico extremadamente inquieto, saltando del trono del brit pop a liderar un colectivo artístico como Africa Express, desde donde difundió la música africana en Occidente, o tanto componiendo óperas y musicales de Broadway de lo más diversos como armando y rearmando bandas acompañado por leyendas del rock y la música negra.
“¿Que por qué todavía sigo poniendo mi música detrás de estos dibujos animados? Ja... A veces me lo pregunto yo también, pero creo que todos mis proyectos musicales son una pequeña parte de lo que hago. Lo disfruto mucho, me ubica en una posición extraña, con la posibilidad de bromear. El mood de la música, que es un poco melancólica y tiene un poco de ira, con los dibujos animados se aplaca, se traspasa a un universo muy diferente, más liviano, un tanto más tonto, si se quiere... A mí me gusta la combinación de las cosas y Gorillaz es también una forma de escaparse de los temas oscuros, porque uno puede traducir todo eso a una audiencia muy distinta. Hay chicos muy chicos que siguen a la banda y esto prueba realmente que uno puede hacer cualquier cosa con un dibujo animado. Es muy liberador.”
Albarn atiende el celular desde el asiento trasero de una combi que transita por las calles ondulantes de San Francisco, mientras se dirige a un nuevo concierto de la gira con la que está presentando por estos días el último álbum de Gorillaz, Humanz. Casualmente, el disco que compuso como una suerte de fiesta del fin del mundo en un futuro oscuro y extraño (otra vez esa obsesión por el futuro) en el que un tal Donald Trump es el presidente de los Estados Unidos... “Esa noche estaba situada en el futuro cuando grabamos el disco, pero ahora ya es pasado. Me había imaginado algo así como la coronación de Donald Trump, que en ese momento parecía el más improbable de los candidatos para ser presidente”, comentó hace unos meses sobre el disparador conceptual del quinto álbum de estudio de la banda que, en diciembre, actuará por primera vez en la Argentina.
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Escondiéndose detrás de los dibujos animados creados por el historietista Jamie Hewlett entonces, este inglés de diente de oro denuncia la destrucción del planeta y el consumismo y apunta contra los políticos desde una banda aparentemente inofensiva para niños y grandes.
Lo primero que se escucha en Humanz, el primer disco de Gorillaz en siete años, es una voz tenebrosa que anuncia que desenchufó su robot y que dialoga directamente con su único álbum solista, Everyday Robots, que “habla de cómo nos convertimos en máquinas mientras vivimos inmersos en las trampas que nos impone la tecnología” y que presentó aquí en 2014, en dos noches inolvidables en el teatro Gran Rex.
“Hoy día sigo pensando de la misma manera. En esa época estaba buscando ser más directo acerca del futuro cercano, que se supone que ahora ya existe. Es un ejercicio muy interesante intentar escribir cosas sobre uno mismo, sobre tu propio futuro cercano. Cuando escribí ese disco, realmente pensé que era algo de ciencia ficción, pero resultó no ser tan así, porque estamos viviendo ese tiempo y hoy son cuestiones de las que la gente habla mucho más.”
Pero si Everyday Robots era una suerte de diario íntimo y melancólico de pop brumoso, Humanz se apoya más que cualquiera de los discos anteriores de Gorillaz en el hip-hop, con participaciones estelares de raperos como Vince Staples, De la Soul, Pusha-T y Danny Brown, entre otros.
“No creo que éste sea un álbum de hip-hop, sino más bien es una mezcla, con un poco de house y de soul también. Aunque no me gusta definir la música por géneros, ya que me considero una persona multigénero. Por eso no sé bien qué significa el hip-hop hoy como tal, de qué se trata. Por otra parte, su lenguaje no es universal, en cierto sentido puede ser cualquier cosa. De hecho, Hamilton es un musical de hip-hop, pero no es real. Refiere a eso, es un conjunto de información que puede ser comparada fonéticamente y por eso lo llaman hip-hop. Me parece que es un término que te puede confundir.”
Para mayor confusión, hubo un momento en el que Humanz, un disco compuesto prácticamente en la iPad de Albarn durante sus permanentes giras (con Blur, con el Africa Express, como solista), corrió peligro de brit pop. Para sellar la buena relación que mantuvo en los últimos años con su ex enemigo público número uno, Noel Gallagher, el ahora amigo Damon invitó al ex Oasis a grabar algo para el álbum, y sumó también al otro héroe de la guitarra brit pop, Graham Coxon, compañero de aventuras en Blur.
“Cuando grabamos me vinieron a la mente varios flashbacks de aquella época. En un punto, la canción llegó a tomar mucho del brit pop y tuve que sacar todas las guitarras porque había peligro de que todo se convirtiera en una especie de loco brit pop. Si la canción [«We’ve Got the Power»] la hubiera escrito veinte años atrás, hubiese sido algo increíble, pero no estaba tratando de evocar ese fantasma del pasado, sino de imaginar algo nuevo. La grabación fue muy natural para los dos, dos amigos, honestamente, que se juntaron a grabar una canción. Si bien el álbum no es muy Noel Gallagher, busqué el material más apropiado para él y estoy muy contento de haberlo incluido.”
El primer amor
Durante la charla, Albarn asegura no tener celular (“nunca tuve interés y si no lo tenés, no lo necesitás”) y que si bien la iPad lo ha acompañado en los últimos años como un fiel instrumento para componer sus canciones (“es más cómoda para cuando uno está todo el tiempo de gira y si bien puede llegar a ser un poco limitada, la utilizo como una especie de anotador de ideas musicales”), el piano sigue siendo su primer y único amor (“no hay nada como un piano para mí y esto va a seguir siendo así”). Ahora bien, Gorillaz, más que ningún otro de sus múltiples proyectos, es el más vinculado con la tecnología y en vivo incluso llega a nutrirse de hologramas y voces pregrabadas de sus artistas invitados.
“Treinta años atrás, este tipo de playback era un sacrilegio para el rock. Pero nosotros empezamos a usar playbacks de las voces cuando vimos que no era posible contar con todos los cantantes que participaron en Gorillaz para todos los shows. Tratamos de que la música sea en vivo todo lo más humanamente posible y de evitar el playback, pero lo que sí hacemos desde 2001 es tocar con clic (pista pregrabada que apoya el sonido tocado en vivo), porque es una forma de sincronizar todo. Lo hemos hecho por años y nadie se lo podía imaginar.”
El tiempo de la entrevista se termina y el músico adelanta que el mes próximo comenzará a grabar el segundo álbum de The Good, The Bad and The Queen, la agrupación que formó junto a uno de sus ídolos de la infancia (Paul Simonon, bajista de The Clash), a su amigo Simon Tong (guitarrista de The Verve) y al venerado percusionista nigeriano Tony Allen (baterista de Fela Kuti), y que probablemente su próxima visita al país (tras el show de Gorillaz en diciembre, en el marco de una nueva edición del Festival Bue), sea junto a ellos.
–Para terminar, hoy Gorillaz influye a miles de chicos que en el futuro serán artistas. ¿Qué banda te influenció más cuando eras adolescente: The Beatles o The Smiths?
–Probablemente, The Smiths haya sido la cosa más importante en mi vida, especialmente durante seis meses. Morrissey era tan increíble que creía que era la mejor persona en la Tierra. Le pedí que estuviera en una canción de Gorillaz como invitado pero él declinó. Eso sí, no me privé de decirle lo importante que fue en mi vida.
Exclusiva mundial: "Banksy es mi amigo Remi Kabaka"
En septiembre del año pasado, todos los suplementos, revistas y sitios de arte y cultura del mundo se hacían la misma pregunta: ¿Es posible que Robert del Naja, líder del grupo Massive Attack, y Banksy, el artista callejero anónimo "más buscado" de Gran Bretaña, sean la misma persona? Después de una investigación de cinco meses, un periodista escocés, Craig Williams, había planteado en un artículo esta teoría, sosteniendo que la aparición de las pintadas firmadas por Banksy coincidían en fecha y lugar con los conciertos y las giras de Massive Attack. El texto concluía que Banksy probablemente no sea una sola persona, sino un colectivo de artistas con Del Naja a la cabeza. Damon Albarn es muy amigo de Del Naja y no sólo dice conocer a Banksy, sino que en la última pregunta de esta entrevista con la nacion, devela, según él, la verdadera identidad del artista?
Albarn: -¿Si es posible que Robert del Naja sea Banksy? Ehhhh? Mmmmm? No quiero decirte que no, pero si te dijera que sí, que él es Banksy, crecería la presión sobre él. Conozco a Robert y a "ya sabes quién" muy pero muy bien. Ambos son mis amigos, pero no son la misma persona.
-Okey. Ahora bien?...
Albarn: -Esperá, esperá... ¿Sabés una cosa? Estuve con Banksy la semana pasada en una fiesta y te voy a decir algo: Banksy es mi amigo Remi Kabaka.
-¿En serio?
Albarn: -Sí, él es productor de Gorillaz y trabaja con nosotros? Ahí tenés la exclusiva mundial.
Remi Kabaka Jr es el hijo de un famoso baterista nigeriano que tocó con The Rolling Stones, Paul McCartney y Steve Winwood, entre muchos otros. Es productor, DJ, forma parte del Gorillaz Soundsystem (agrupación de DJ que llegó a pasar por Creamfields Buenos Aires en 2008) y dirige la galería Laz Inc, en Londres, que no sólo vende obra de Banksy, sino que en ciertas oportunidades lo ha representado. ¿Será posible que Damon Albarn haya decidido terminar con el interrogante más grande del mundo del arte de la última década?