Vuelve a Buenos Aires la cantante que unió las coplas con el jazz y las sevillanas con el rap; toca el martes 7 de junio en el Gran Rex
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Pasaron doce años desde el entrañable concierto que Martirio brindó, junto al Chano Domínguez, en el teatro Coliseo. El regreso a Buenos Aires de la cantaora que le dio proyección universal y jazzística a la copla española es una de las mejores noticias del año para los melómanos porteños. Sobre el show que ofrecerá en el teatro Gran Rex, Corrientes 918, el martes 7 de junio, adelanta: "Son canciones que me han acompañado por el mundo durante estos 27 años de investigación y amor a la música popular".
¿Ha sido el libro-disco Coplas de madrugá (El Europeo, 1997) un punto de inflexión en tu carrera? ¿Qué importancia tuvo aquel encuentro con Chano Domínguez?
Por supuesto, es uno de los discos más importantes que he hecho y un punto de inflexión en mi carrera. Hay un antes y un después de ese disco. Es la primera vez que se unió la copla y el jazz. Nos costó mucho trabajo hacerlo, y pagarlo, y que creyeran en él. Pero resultó que dio muchos frutos. Y eso nos permitió grabar Acoplados, con una big band y una sinfónica. Y eso ha dado pie a que mucha gente haya cogido ese camino. Y, de alguna manera, gente que no le gustaba la copla la ha aceptado. Y, a nivel personal, me ha hizo entrar en contacto mucho más de lleno con el jazz y empaparme de esa música maravillosa. Trabajar con Chano es un placer absoluto, porque es un músico grandísimo y además nos llevamos muy bien, es una persona con un sentido del humor maravilloso. La verdad es que es un auténtico placer, y ya se han hecho imprescindibles en mi repertorio esas coplas con el jazz. Es una mixtura novedosa, que me hizo cambiar mi forma de cantar, me hizo aprender, me hizo evolucionar muchísimo.
En esa fusión del jazz y el flamenco, se pueden citar antecedentes como las grabaciones del saxofonista Pedro Iturralde en la segunda mitad de la década del 60 (y unas grabaciones del vibrafonista Lionel Hampton, donde en los años 50 ya desarrollaba el concepto de "jazz-flamenco"). ¿Esos antecedentes te sirvieron de inspiración?
La inspiración vino porque Chano había hecho en jazz "La luna y el toro", un tema muy popular por aquí. Y cuando llegó a casa a enseñarmelo, yo estaba escuchando a Billie Holiday. Entonces, de pronto apareció la bombita que sale en las historietas. Y me imaginé que si las fronteras hubieran estado abiertas y no hubiera existido la cerrazón de la dictadura, hubieran podido hacerse coplas como los grandes standards de jazz. Tal vez, una cantante de copla hubiera hecho standards del jazz americano, y Billie Holiday podría haber cantado "Torre de arena". De pronto apareció la idea, y cuando empezamos a investigar, vimos que eran contemporáneos, que las armonías entraban, que era fácil trasladar con naturalidad, que no perdían la esencia… Es decir, que había muchas razones para esa fusión.
¿Cuál dirías que es la clave de tu originalidad y cómo se relaciona esta obra con tus colaboraciones con Kiko Veneno y tus propias composiciones?
A mí me gusta mucho investigar. La música es mi vida y me gusta ir reinventándome e ir buscando caminos que no haya transitado. Entonces, voy aprendiendo cada vez que hago un disco. Primavera en Nueva York, por ejemplo, un disco de boleros grabado con músicos de jazz en Nueva York nada tiene que ver con las sevillanas. Y las sevillanas tampoco tienen que ver con las sevillanas, porque hay sevillana mezclada con música árabe, una en inglés, otra con rap, otra con música como de Django Reinhardt... Entonces, ese mundo sonoro de las cosas que voy aprendiendo, de las músicas que me van gustando y los músicos que voy conociendo, son los que me hacen ir hacia adelante y cada vez aumentar mi camino con músicas nuevas.
Te hemos visto por YouTube como invitada de Elsa Rovayo (La Shica). ¿La sentís como una heredera? ¿Sentís que dejas un legado en la música popular española? Y, en tal caso, ¿cuál dirías que es ese legado?
A mí me da muchísima alegría. Me ha tocado abrir un camino muy difícil, de empezar a quitar ramas del follaje para poder ver la luz. Y es muy bueno que después venga gente que aprenda de lo que tú has hecho, del mismo modo que yo he aprendido de la gente que me ha precedido. Entonces, la Shica es una tía maravillosa, divertidísima, que en determinadas facetas me recuerda a muchas partes de mi carrera en determinadas facetas. En otras me aleja un poco más. Pero es una cantante imaginativa y creativa. Y además baila maravillosamente. Es una artista de este siglo.
Me gustaría preguntarte, también, por tu colaboración con Miguel Poveda, hacia 2005, en el espectáculo que hicieron juntos y uno de sus primeros acercamientos a la copla. Y preguntarte, también, por su disco Coplas del querer (2008)...
Miguel es el número uno, de los nuevos. Porque, por supuesto, está el maestro Enrique (Morente), que nos ha dejado hace muy poquito y que era un ídolo para mí. Pero Miguel es una maravilla, y canta maravillosamente lo que le pongan delante (si tiene sentimiento). Canta rancheras, canta tangos, canta coplas con un estilo personal y con una forma que te llega al corazón. Tiene grandes posibilidades técnicas y tiene una voz especial. La pena con aquel espectáculo es que no se grabó. Pero fue maravilloso y ninguno de los dos descartamos volverlo a hacer, porque además de la afinidad musical, nos hemos cogido mucho cariño.
En relación a colaboraciones, también quería saber qué recuerdo guardas de tu colaboración con el bandoneonista argentino Marcelo Mercadante para el disco Suburbios del alma.
A mí me encantó, porque admiro mucho a Marcelo, y sé que su trabajo siempre es muy bueno, de muy buena factura. Y que contara conmigo me gustó mucho, sobre todo porque si bien la composición era nueva, tenía el regusto antiguo del tango más clásico. Y me gustó mucho, también, encontrarme con familiaridad con ese texto (de Pablo Marchetti) y con esa música. Yo creo que hizo un trabajo hermosísimo con ese disco: fue un honor participar en él y que confiase en mí de esa manera. Yo tengo unas 35 colaboraciones con la gente más diversa, desde Compay a Soledad Bravo, desde Chavela Vargas a Lila Downs, desde Ojos de Brujo a Kiko Veneno, de Javier Ruibal a Amancio Prado… Cantidad de artistas que me gustan y a base de ser fan, me he subido con ellos en el escenario. Y todo eso que sea experimentar y buscar, como algo me emocione, no tengo ningún problema en sumarme.
El leiv motiv de esta visita es la celebración de tus 25 años de trayectoria como solista. Cuando junto a Kiko Veneno inventaron el personaje, pensabas que iba a perdurar tanto tiempo, que se iba a instalar en el imaginario de tanta gente, no sólo en España sino en otras partes del mundo?
¡Qué va! ¿Cómo voy a pensar eso? Eso salió del disfrute, de la alegría y de un profundo amor a la música. Yo he ido variando, aprendiendo y juntándome con gente que sabe mucho más que yo. Pero no podía imaginar eso nunca, eso no se piensa: sale intuitivamente. Y si uno tiene una cierta honestidad, y una coherencia, sigue adelante. Esto es lo que más amo en el mundo.
Yo he crecido con Martirio, y todas las cosas buenas que me han pasado en la vida, tienen que ver con mi carrera. Es un regalo de la vida... ¡Ya son 27 años! La gente en la Argentina me ha dado una complicidad, un cariño y un entendimiento de primera mano, que poder contarle a través de mi música lo que ha sido Martirio en todos estos años, es muy hermoso.
A lo largo de tu trayectoria has colaborado con Compay Segundo, Chavela Vargas, incluso con prestigiosos jazzistas como Paquito D’Rivera y Claudio Roditi... Suenan a sueños cumplidos. ¿Te quedan sueños artísticos por cumplir? ¿Algún anhelo de compartir escenarios o proyectos con otros artistas?
Me quedan todos, porque cada vez que conozco a alguien que me gusta, me encantaría colaborar. Me gustaría mucho, por ejemplo, cantar con María Graña. Me encantaría hacer un disco con Lila Downs, también. Porque, realmente, la capacidad de admiración que tengo, es enorme.
En esta dirección de los sueños, Acoplados (2004), también parece un sueño cumplido. ¿Qué recuerdos tenés de esa grabación?
Es una cosa inaudita en mi carrera. Me pareció muy difícil y muy venturoso. Fue una oportunidad, un riesgo y una gran alegría. Estoy loca por hacer otro disco con Chano. Es uno de mis grandes deseos. Igual que otro disco de composiciones propias con Kiko Veneno. Yo confío mucho en los deseos bien orientados.
¿Algún tipo de colaboración con Pedro Almodóvar es una cuenta pendiente en la carrera de ambos?
No lo sé. Yo a Pedro lo quiero mucho y lo admiro mucho. Nos hemos encontrado muchas veces, y viene a verme cuando canto. No se ha dado de hecho, pero él tiene mucho en cuenta mi opinión. Y yo, por supuesto, la suya. Me encantaría, la verdad, poder colaborar con él. Pero él no mete nada por las buenas en sus películas, las escribe con ideas muy preconcebidas y no mete nada por las buenas. Pero si alguna vez ocurre, será genial y se hará. Si no, yo voy a seguir siendo su amiga.
Mirá la versión en vivo de "Ojos verdes":
Por Humphrey Inzillo
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