Manu Chao, Chizzo de La Renga y Residente de Calle 13 reflexionan sobre surelación personal con la figura de Ernesto Guevara.
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El CD / DVD Homenaje al Che Guevara, que verá la luz este mes, es un emprendimiento de la FUBA, el M.U.R. (Músicos Unidos por el Rock, el movimiento conformado para luchar contra el desamparo gremial que sufrieron los trabajadores del under después de Cromañón) y las Juventudes Piqueteras. El origen del proyecto fue un festival celebrado el 7 de octubre de 2007 en Plaza de Mayo, en conmemoración de los cuarenta años del asesinato de Guevara. Ahí tocaron Las Manos de Filippi (principales agitadores del movimiento y del homenaje), Aztecas Tupro y otras bandas. Un año después (ahora que el Che habría cumplido 80), la comisión espontánea que estuvo a cargo de esa jornada convocó a artistas de distintas partes del mundo con el objetivo de que cedieran una canción para una antología que acompañaría la edición del DVD. Así es como aparecen Tom Morello, Fermín Muguruza, Manu Chao, Calle 13, Amparanoia, Keny Arkana y varios nacionales como Las Manos, Los Umbanda y Karamelo Santo. Los testimonios que se recogen a continuación corresponden a entrevistas contenidas en el DVD de la edición, que también incluye la voz de militantes como familiares de Kosteki y Santillán, y las experiencias de trabajadores en lucha como los de Zanón, el Bauen y Parmalat. Se venderá en rockerías y dependencias de centros de estudiantes.
Chizzo de La Renga: "Toda su vida es como un cuento antiguo"
Yo rescato al hombre que está más allá de la simbología y los partidos políticos, más allá del póster o la estampita que vende. Tomo la persona, el coraje, su aventura. Cuando conocí la historia del Che, flasheé, fue como el hombre-leyenda de estos últimos tiempos. Toda su vida es como un cuento antiguo, pero fue un hombre real de esta era. Como un Robin Hood, un superhéroe verdadero. Toda su historia... desde el viaje en moto, esa relación con las motos –que a mí me gusta mucho–, ese viaje loco por esas rutas de tierra de aquella época, cómo fue juntando toda esa rebeldía, conociendo la vida. Y a dónde llegó después, ¿no? Una locura, realmente. Es una leyenda viviente y muy fresca de estos tiempos. Después, bueno, toda su idea de la solidaridad. Me gustó que, cuando ganaron la Revolución, el tipo no se quedó atrás del escritorio en su sillón. Un hombre de verdad. Una historia muy romántica que ya en estas épocas no se ven. Hay muchas fábulas, pero éste es de verdad. La imagen del Che se empezó a ver muchísimo. Y está bien, porque por ahí mucha gente no sabía quién era, esas noticias que se daban por aquel entonces de que era un guerrillero –y estaba como mal visto–, hoy está más insertado en las familias. También se ve eso de que es una cara que se utiliza para vender o para atraer. Por eso yo lo rescato más allá de los partidos. Para mí el Che es el Che y es único, no va a haber otro como él. En Cuba hay un eslogan que se enseña a los chicos: "Seremos como el Che". Y me resultó chocante, porque el Che fue único y cada uno tiene que ser cada uno. Podés tomar algo del Che -el coraje, esa pasión- pero vos tenés que ser vos. Creo que hay gente hoy que sigue una lucha sin esperar nada a cambio. La lucha de Zanón, por ejemplo… Hay muchas bandas que se suman a hacer recitales solidarios. Pero la historia de él es irrepetible en estos tiempos. Fue una locura. Nosotros llevamos parte de su ideología en la banda: esa cosa de buscar la independencia… creo que algo de eso tenemos. Somos admiradores del Che y de su postura.
Residente de Calle 13: "Es un ícono que compite con la M de McDonald’s"
Yo sabía del Che como ícono, pero la primera vez que conocí algo más sobre él fue cuando el hermano menor de mi papá, mi tío, antes de morirse me regaló un libro. Los Diarios del Che. Un libro bien grande. Yo no leía ni para el carajo, leía bien poco. Entonces me regala este libro como de 800 páginas y me dije: "¿Cómo voy a leer esto?". Y entonces me puse a leerlo cada vez que esperaba el bus. Y ahí fui aprendiendo. Para mí el Che representa muchas cosas. Se ha convertido en el ícono de la revolución, de lo que significa la palabra revolución. La revolución que él patrocinó, la cubana, fue hermosa como ocurrió. Empezó con ochenta personas en el Granma hasta llegar a la Sierra Maestra y luego regarse, y crecer y crecer hasta que un pueblo se revoluciona completo. El mejor ejemplo de lo que es una revolución, él la capitaneó. El tipo era asmático, verdad… Entre chotes de insulina y tiros, el tipo metido ahí con su ideal. Confió en su ideal.
Es bueno que los chamaquitos lo conozcan, esos chamaquitos que portan la camisa de él, la gorra y su bandera. Hay gente a la que le molesta que se comercialice su imagen, pero es chévere, porque es un ícono que representa revolución, y mientras más esté eso más se expande. Qué importa si tiran la camisa y no lo conocen. Lo importante es que lo ven, y que está ahí. Se va a escuchar medio perverso lo que voy a decir, pero puede ser un ícono que compite con la M de McDonald’s a nivel comercial. Es importante tener ese ícono. La M de McDonald’s representa el capitalismo; la cara del Che representa una revolución, un cambio, una lucha por un ideal. Aunque los chamaquitos no lo conozcan, sabe que representa eso: una lucha. Olvídate si saben cuándo nació, o si era doctor, o si era fotógrafo o qué; saben que el tipo representa una lucha y eso es bien importante.
En Puerto Rico está bien vivo ese ícono. Es un ejemplo. En mi país hoy hay cuatro o cinco generaciones que están infectadas con el microchip de Estados Unidos, así que la lucha es otra. La lucha en mi país tiene que ser de otra forma, no por la fuerza como la hizo el Che. Es la Guerra Fría que nos armó Estados Unidos, es la lucha que tienen los inmigrantes en Estados Unidos, que está gana ya. Pueden hacer la muralla que quieran pero ya hay un montón de latinos allá. Están jodidos. Y trabajan mejor y por menos plata. Es una guerra que ya perdieron. En Puerto Rico la lucha se resuelve con la educación. Esa es la lucha que hay que hacer en la isla.
Manu Chao: "Es una fuerza simbólica para los cambios"
Hoy en día el Che representa un millón de cosas. Yo he crecido en París, y en mi casa –desde cero años hasta que me fui de ahí– estaba el retrato del Che. He crecido con él. Era parte de la casa. Y la foto me la he llevado yo al final. Pero evidentemente sigue siendo una fuerza simbólica súper fuerte para los cambios, para la juventud, y eso es el lado positivo, pese a todo lo que se ha usado su imagen. Lo interesante y curioso es que la imagen sigue pura. Pese a toda esa explotación mercantil, estés donde estés –en Africa, por ejemplo– la visión de la juventud sobre el Che es súper limpia, súper fuerte. Esa fuerza traspasó cualquier mercantilismo. Hay un rostro muy fuerte, más allá de todo lo que hizo. Esas fotos del Che irradian mucho. Sigue siendo un héroe en el buen sentido de la palabra. No le cayó encima todo el lado doctrinario; ha quedado como símbolo de una persona libre, que siempre hizo lo que tenía que hacer sin pensar en las consecuencias. Cuando estaba en Cuba con la revolución ganada se podría haber quedado tranquilo ahí. Y se fue a Bolivia. Estaba en súper acuerdo con sus pensamientos. Entre lo dicho y lo hecho el camino es estrecho. Esa frase es fácil de decir pero difícil de cumplir. Y él la cumplió.
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