Shakira
Fijaciones variadas
Shakira admite que apunta en diferentes direcciones.
En sus más recientes declaraciones, Shakira ha dicho que no le preocupa que sus discos tengan una unidad sonora. Su discografía es prueba de esa postura y Fijación oral Vol.1 no es la excepción. Por eso, al escuchar el álbum de principio a fin es posible encontrar cambios bruscos de sonido entre cada corte y eso puede resultar un poco desconcertante, no tanto porque se espere que cada tema sea igual sino porque el cambio se hace sin las transiciones que en cualquier álbum, por muchos éxitos que contenga, son necesarias. Zanjada por la propia Shakira la cuestión de la unidad, lo mejor es pasar a las canciones. Fijación oral Vol. 1 es, al lado de Pies descalzos, el álbum más auténtico y fresco de Shakira; tiene un espíritu similar pero un contexto muy diferente. Shakira ya no es la adolescente de hace una década y su condición de súper estrella mundial la tiene a años luz de la época en que cantaba en festivales locales. Ahora Shakira parece una niña inocente que, curiosamente, tiene mucha experiencia y los recursos necesarios para plasmarla .
Hay referencias claras a la nueva canción francesa [“en tus pupilas”, en la que incluso canta un par de líneas en francés, y “Obtener un sí” , una bonita canción con algo de bossa y música de cabaret] al new wave [“Escondite inglés”, con un teclado juguetón y extravagante à la B52s que lleva a la canción a territorios más rockeros y luego a un final un tanto punk]. También está la habitual canción para Antonio de la Rúa [“Día de enero”] en la que la que el bajo es el instrumento líder –algo poco común en una canción pop– y en la que aparecen un bandoneón y líneas tan explícitas como “aunque hayas sido un extranjero hasta en tu propio país, si yo te digo ¿qué dices tú?, tú aún dices ¿qué decís? Y lloras de emoción oyendo un bandoneón”. Lo más interesante del disco no se logra con los oídos sino con la imaginación, que sirve para pensar en que algunas canciones podrían haber sido menos sobreproducidas. No es difícil imaginar a “No” con menos ornamentos, un poquito más cruda, pues es una gran canción que no necesitaba mayores retoques para sostenerse. La prueba definitiva de cómo Shakira puede hacer canciones buenas y sencillas está en los bonus tracks. Hay una versión acústica de “La pared” que es superior a la versión eléctrica que suena en el segundo corte del disco y, aunque parezca increíble, el “Shaketon mix” de “La tortura” es un trabajo más limpio que la versión original hasta que entra la percusión y cae en el reggaeton que invade las emisoras. No es difícil imaginar a Shakira, sola, componiéndola con una sencilla guitarra acústica. Pero eso no fue lo que quedó. Shakira, sin duda, está por encima de tipos como Daddy Yankee. Pero los vapores de la gasolina de Yankee y otros [¿héroes?] del reggaeton son inflamables y alcanzaron a chamuscar la nueva fijación de Shakira.
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