Kuza contó su dura historia de vida en Bienvenidos a Bordo y sorprendió a Guido Kaczka: “Crecí sin familia”

Son muchas las caras que desfilan por el estudio de Bienvenidos a bordo (eltrece). Los múltiples juegos y desafíos que tiene el programa de Guido Kaczka invitan a que todos los participantes compartan sus personalidades e historias de vida con la audiencia. Pero hay algunos que permanecen a lo largo de los episodios y terminan generando un vínculo especial tanto con el equipo como con el público y esto fue lo que ocurrió con Kuza.

Conocido por su gran melena de rastas y su increíble fuerza, el participante logró convertirse en una figura repetida en el programa de Guido cada tarde gracias a su desempeño en el juego de las dominadas.

El participante llegó a destronar al Carpintero y a Antúnez, el dúo invicto en el desafío, y logró ocupar el podio junto a Súper Román, otro concursante. A partir de su increíble triunfo, sigue defendiendo su puesto como ganador enfrentándose a quienes lo desafían.

A pesar de pasar las tardes en el programa de eltrece, es muy poco lo que se sabe sobre su vida alejado de las cámaras. Los detalles que dejó entrever -que son pocos ya que es una persona muy reservada- son tan inusuales que despertaron la curiosidad del conductor.

Por ejemplo, en una ocasión mostró que en una de sus rastas lleva colgada la llave de su casa para no perderla u olvidarla. Con ganas de saber más, Guido comenzó a hacerle preguntas sobre su familia. Entre risas y con mucha perseverancia, intentó que Kuza se abriera y, la poca información que logró sacarle lo dejó sin palabras.

“Oíme, ¿vos tenés tu mamá, tu papá, cómo es tu familia?”, indagó el presentador. Sin dar más detalles de los estrictamente necesarios, el concursante contestó: “Yo vivo con mi perro”. Moncho, su mascota, es un dogo argentino totalmente albino, según explicó.

Kuza contó que tiempo atrás residió en Quilmes y ahora lo hace en San Francisco Solano y aseguró que, sin importar donde viva, él es “local” en todos lados y por eso logra sentirse cómodo esté donde esté. “Acá también”, agregó con una gran sonrisa.

No conforme con sus escuetas respuestas, Guido siguió intentando obtener algo de información sobre su vida privada: “¿No das tanta bola a la familia?, ¿se juntan de vez en cuando?”. Enigmático y misterioso, el joven respondió: “Me tocó crecer sin familia”.

Sorprendido y sin saber bien qué decirle, Guido acotó: “Ah te tocó, te hubiera gustado vivir otra circunstancia pero se dio así”. En un destello de vulnerabilidad, el participante agregó que entre sus deseos para el futuro se encuentra el poder formar una familia propia y así cambiar su realidad. “Capaz sea distinto”, finalizó.

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