
La bestia sobrevive en "Perdita Durango"
Novedad: del joven director de "El día de la bestia", Alex de la Iglesia, llega su nueva película, protagonizada por Javier Bardem.
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En 1995, el joven español Alex de la Iglesia dio vuelta la taquilla histórica de su país con su película fantástica "El día de la bestia", y así empezó a captar un público que, hasta ese momento, había llegado a tener desprecio por el cine español. Antes filmó otra, "Acción Mutante", un delirio divertido de ciencia ficción que se animó a producir Pedro Almodóvar. Ahora, el mismo que forma parte de la camada de los que revolucionaron el cine español de los 90 vuelve a la pantalla con la tercera, "Perdita Durango" -que se estrena mañana en la Argentina-, filmada en México y en los Estados Unidos, hablada en inglés, aunque los protagonistas sean el españolísimo Javier Bardem y la puertorriqueña Rosie Pérez.
Está basada en la novela de un gringo , Barry Gifford, que escribió dos películas de David Lynch, "Carretera Perdida" y "Corazón salvaje". "Perdita Durango" es una road movie que va desde la frontera que separa México de los Estados Unidos hasta llegar a Las Vegas. Por uno de esos áridos caminos toma el color y el ruido de la pólvora de un western, pero contemporáneo, y el resultado es un cóctel de humor, sexo y acción. Sin profundizar demasiado, pero manteniendo una división muy maniquea entre el primer y el tercer mundo -separados a un metro de distancia- que presenta a los americanos como anormales y a los hispanos sanguinarios.
En diálogo telefónico con La Nación , el director Alex de la Iglesia, quien ya acaba de terminar otra película, "Muertos de risa", cuenta sobre "Perdita", una muy diferente de las anteriores: "Me gustó hacerla por su simbolismo. Todo está muy exagerado: los americanos son de plástico y los hispanos de sangre, violentos y religiosos. Tienen todo lo que los americanos han negado. Creen en dioses, en la tierra, en la sangre, en el sacrificio. Es una especie de un mundo religioso contra un mundo profano, tecnológico".
Perdita es una pequeña y voluptuosa mujer, oscura y sexy, que arrastra un pasado bañado en pólvora y sangre, que no le impide pensar en un futuro, que incluye los ritos satánicos de su compañero de viaje, Romeo Dolorosa. El es un "santero" formado en el Petit Caribe, que considera primordial el sacrificio para poder vivir, y combina el robo de bancos con el tráfico de cadáveres, todo condimentado con sus rituales y leyendas fantásticas.
El spanglish tan temido
Harto ya de las películas españolas que tienen una distribución muy pobre, "muchas veces porque desarrollan temas localistas que se entienden solamente aquí y se hacen solamente aquí", Alex agrega que esta película filmada a escala Hollywoodense le dio el derecho de jugar en la "Liga internacional": "y no pierdes por eso ninguna de tus identidades", agrega. Es que para él resultaba imprescindible que se rodara en inglés (en realidad, en spanglish , el mezclado idioma de la frontera), primero porque la historia de Guifford allí los situaba, y luego, obviamente, por las posibilidades que presentaba de introducirse en otros mercados.
Y como no se puede ser profeta en su tierra todos los días, "Perdita Durango" no anduvo de maravillas en España, aunque le fue mejor en países como Alemania. "No se entendió porque es muy extraña y violenta y la gente esperaba de mí una comedia. Pero no fue un fracaso: le dio 500 millones de pesetas, que son un millón de espectadores; en otro tipo de proyecto sería un éxito. Igual, a mí me interesaba que se entendiera en México, Estados Unidos. Y se va a estrenar en todo el mundo: Japón, Francia, Inglaterra...".
Joven carcamán
A Alex de la Iglesia le da mucho miedo que lo "vendan" como "uno de los jóvenes que revolucionó el cine español". "Nunca me ha gustado la idea que se tiene de lo joven: algo ruidoso que acaba pronto. Y no tengo ninguna intención de ser James Dean. Quisiera ser un viejo carcamán que no para de hacer películas. No quiero dejar un cadáver bonito en un accidente, me gustaría que mi cuerpo se mantenga maloliente durante muchos años". Pero se considera joven en el sentido del aprendizaje: "Mis películas son ejercicios y no exámenes. Todavía tengo mucho por aprender", asegura.
Dice que la renovación cinematográfica de la que formó parte sirvió para abrir las puertas de un Parque Jurásico en el que estaba metido su país. "Afortunadamente, los que eran buenos sobreviven -como Vicente Aranda, Carlos Saura, Bigas Luna, Pedro Almodóvar- y hay nuevos realizadores muy talentosos".
Sin embargo, los más jóvenes cineastas españoles -entre los veintipico y treinta y pico- forman un grupo tan heterogéneo que no comparten modos de enfocar el cine ni sus propias historias. Repasemos: Julio Medem ("Los amantes del círculo polar"), Alejandro Amenábar ("Abre los ojos"), Juanma Bajo Ulloa ("Airbag"), Chus Gutiérrez ("Insomnio"), Santiago Segura ("Torrente, el brazo tonto de la ley"), entre otros.
De la Iglesia asegura que hace cine, fundamentalmente, para divertirse. "Es que me parece lo único interesante que se puede hacer en la vida. No concibo nada aburrido que me interese". Y cuando los rodajes parecen grandes fiestas, de diversión y cierto reviente, que nadie quiere perderse, él confiesa: "Me encantaría que así fueran, pero sufres mucho haciendo cine, y la diversión real requiere un gran esfuerzo".
Los críticos que suelen hablar mal de él utilizan un concepto que le duele, "justamente porque es cierto: me consideran muy adolescente. Por eso mi cine tiene algo de vengativa, de ligera rabia. No sé a qué. Intento que no sea del tipo James Dean. Me interesa más la venganza cínica, la broma pesada. Mis películas tienen algo de vengativo, pero con gracia. Me ilusiono con que mis enemigos también se rían con mis películas".
De la Iglesia tiene un apasionado gusto por lo feo y lo mutante, y suele utilizar un término en inglés, freak, para definir a sus personajes. "Todo el mundo piensa que los freaks son otros, que el mutante, que el payaso es otro. Y todos somos payasos. Yo creo que si asumes el monstruo que tienes dentro eres más feliz. Si lo presentas a los demás, te libera".
Dice que después de "Muertos de risa", la película que acaba de terminar, piensa tomarse unas vacaciones del actor Santiago Segura, el gordo de "El día de la bestia", que también está en "Perdita" y protagoniza esta última junto al presentador de TV El gran Wyoming: "Son 20 años en la vida de dos humoristas. Ellos no tienen ninguna gracia como humoristas hasta que descubren que si se pegan en directo, la gente se ríe. Eso provoca un odio entre ellos brutal, lo que genera más violencia y más éxito. Y terminan matándose en directo".
Mientras espera ansioso que David Cronenberg se decida a hacer la remake de "El día de la bestia", ya cuenta con otro proyecto: llevarse un pedazo de Hollywood a su país. "Hacer "Fu Man Chu", pero con actores americanos". De España no me voy".
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