La experiencia de montar una obra del siglo XVIII con fuertes referencias al presente
Luciano Suardi vuelve a los clásicos, en el Regio; esta vez con El adulador, pieza de Goldoni que nunca fue representada en Buenos Aires y que habla de la corrupción política y social
El autor veneciano Carlo Goldoni es bien conocido en Buenos Aires. Textos como Arlequino, servidor de dos patrones, La posadera, Los rústicos o Trilogía del veraneo se han representado en más de una oportunidad en nuestros escenarios. Algunas de sus comedias muestran cierto interés del autor por incluirlas dentro del campo de la commedia dell' arte, en tanto que en otras diseña a los personajes desde un costado más realista.
El creador escribió innumerables obras de las cuales muy pocas han llegado a la Argentina. Entre esos materiales está El adulador, una comedia con fuertes tintes políticos que acaba de estrenarse en el Teatro Regio, con dirección de Luciano Suardi. El elenco está encabezado por Alejandro Awada, Guillermo Arengo y Noralih Gago, y se completa con Francisco Lumerman, Julia Gárriz, Fabiana Falcón, Fernando Contigiani, Adriana Ferrer, María José Ardohain, Renata Boldini, Tomás Fernández Castaño, Micaela Gaudino, Lisi Gay, Santiago Martín, Gisela Rebichini y María Florencia Zárate.
La dirección del Complejo Teatral de Buenos Aires convocó a Suardi y le encomendó dirigir una comedia teniendo en cuenta que el eje de la programación de esta temporada estaba puesto en el teatro político. El director recordó que le habían enviado de España una edición de la Asociación de Directores de Escena (ADE) que contenía la traducción de El adulador, un texto cuyos protagonistas son un gobernante y su esposa y un secretario que utiliza una serie de armas inapropiadas para obtener poder y posicionarse de otra manera en el marco de una sociedad en franca decadencia.
Formado en la escuela de Alejandra Boero, Luciano Suardi recuerda que su maestra amaba a Goldoni y a la hora de que sus alumnos transitaran la comedia les proponía materiales de este autor, de Molière o de William Shakespeare. Con lo cual tiene cierta familiaridad con el universo del dramaturgo italiano.
En tanto director, confiesa que necesita poner en escena algo que tenga ganas de contar y la historia de El adulador le resulta un material sumamente comprometido y con fuertes resonancias en esta época.
"La obra está escrita en 1750 -explica- y presenta cuestiones que me resulta sorprendente que sucedieran en aquel tiempo y, por otro lado, me llevan a preguntarme cómo puede ser que el ser humano no haya avanzando. Por ejemplo, hablan de prisión preventiva. Meten preso a un comerciante sin procesar y El adulador explica que la ley permite hacer eso. A esto se suman pedidos de coima a un empresario, traiciones varias y un complejo entramado de corrupción. Estamos en una época prerrevolucionaria que expresa una importante crisis moral y política".
El argumento expone con mucha liviandad la realidad de una aristocracia corrompida que hasta maltrata a las clases bajas no pagándoles en tiempo sus sueldos porque están convencidos que lo gastarán en vicios.
Interesado en los textos clásicos, Luciano Suardi recuerda que, entre otros, en el Regio montó Las tres hermanas, de Antón Chéjov; Los derechos de la salud, de Florencio Sánchez; y El pan de la locura, de Carlos Gorostiza. En Suecia recreó junto al grupo Teatro popular latinoamericano, Pascua, de August Strindberg (proyecto que luego se vio en la sala Sarmiento). Pero también hay un campo experimental que, en tanto actor, no le interesa abandonar. Con Matías Feldman forma parte de la Compañía Buenos Aires Escénicas, con la que ya han realizado varias propuestas que llevan por título genérico La prueba. Próximamente repondrán El hipervínculo y trabajan en lo que denomina La prueba 6 pero que tal vez no lleguen a estrenar. "Y no es ni un fracaso ni una perdida de tiempo -aclara-. Son investigaciones que, en determinado momento, abandonamos... pasamos a otra cosa".
Es un creativo inquieto y su trayectoria lo demuestra. "No quiero dejar de buscar. Siempre me dio miedo esquematizarme. Sin querer uno empieza a ir a los recursos conocidos. Estoy muy atento en lo actoral a no repetirme. En dirección es encontrar lo que el material necesita desde mi mirada. En lo interpretativo si hay algo que desafía el trabajo de la Compañía, por ejemplo, es no ir hacia aquellos que ya transitamos. La libertad que nos dio el proyecto pruebas es decir, ?estamos buscando' y lo que vamos a mostrar no necesariamente es un espectáculo", explica.
Mientras tanto, la pieza de Goldoni le propone el desafío de recrear un material del siglo XVIII en el marco de un mundo políticamente convulsionado que al creador le provoca cierta amargura. "Creo que estamos viviendo en una época muy complicada. El avance de la derecha me preocupa, me entristece. Tengo una sensación de impotencia muy fuerte, ¿qué hacer? De todos modos me siguen sorprendiendo y maravillando lo que hacemos acá. Cómo se están llenando los teatros oficiales, con entradas muy baratas, en una era donde nadie sale de su celular. Hay una necesidad de ese ser humano de ir al encuentro del teatro. En momentos como este la gente necesita seguir teniendo esta reunión con sus actores para que le cuenten una historia y vivenciar juntos ese acto fundamental que encara el teatro".
El adulador
Dirigida por Luciano Suardi.
Teatro Regio, Córdoba 6056
Jueves a sábados, a las 20.30; domingos, a las 20
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