
La heladera/freezer de solteros/as y divorciados/as
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Por Alejandro Maglione
Para lanacion.com
Continuación. Aclaración para los que no me vienen siguiendo. Antes de este comentario, escribí en este mismo espacio, un par de propuestas, que de eso se trata, sobre lo que debía formar parte de la cocina y luego me referí a la alacena, de alguien que viviendo solo/a, no es un "cordon blue" de la cocina, pero tampoco me estuve ni me estaré dirigiendo a alguien que hace de su vida gastronómica un delivery constante. No, partimos de la base que usted, es del tipo de persona que se da ciertas mañas básicas, y le entusiasma cocinarse alguna cosa cada noche al llegar a su casa, o bien, agradar a un/a acompañante habitual u ocasional, con algún plato sencillo de aquellos que vio preparar a su madre, abuela, padre, amante del pasado, y se anima a repetir con éxito aquellas experiencias que atesora en su memoria.
El artefacto. Nos situamos en una cocina tirando a pequeña, por lo que no debemos estar utilizando una super heladera, de esas inmensas, llenas de botones y funciones, que solo entiende mi amigo el Jonca, para quien la mayor utilidad de la heladera pasa por proveerlo de cantidades industriales de hielo, que consume sin parar, ya sea con simple agua potable, o con carísimos vinos, mayormente aportados por sus horrorizados amigos, que ven aguado el vino de precio que en mala hora resolvieron llevarle de regalo. Así que de lo que se trata es de una heladera tamaño normal, de una puerta nomás, y con un freezer de los buenos incorporado, que trabaja a -18 ºC.
Ultima aclaración. (No, no me tome por pesado que no termino nunca de ir al tema; ya va a ver, si sigue leyendo esta columna los viernes en lanacion.com, que pese a todo esto que le estoy diciendo, a la hora de los comentarios, siempre aparece un piscuit que dice: "se olvidó del pescado", a pesar de que yo haya aclarado que soy alérgico a TODO lo que viva en el agua. Ya va a ver, no falla). Esta selección es MI selección, seguramente usted, mientras va terminando de leer la nota o al final, hará su propia lista, que me encantará conocer para enriquecer esta propuesta.
A poner cosas en el freezer:
- Arvejas congeladas. A mi me gusta, como con el resto de los vegetales que vamos nombrar, descongelarlos y cocerlos al vapor, porque conservan tanto su sabor intacto como sus propiedades. Un arroz con arvejas, es una excelente guarnición, ya sea caliente o fría, aderezada con un poco de crema de leche. Y si lo prefiere, cómalo solo que resultará una comida nocturna sanísima.
- Brócoli. Igual que la anterior. Ni le cuento si tiene una pasta seca por ahí, la prepara y finalmente la sartenea con un poco de aceite de oliva (disculpe que insista que sea del bueno-bueno, es que algunos no terminan de entender la brutal diferencia entre un Mythos de los Gobée o sus equivalentes, y cualquier otra cosa. Y no me venga con los importados en un país que está exportando a mercados sumamente exigentes).

- Manteca. Se congela maravillosamente, y siempre, siempre se acaba, como casi todo, en el momento que usted más la precisa. Así que tener un pan grande, de esos de 500 gramos en el freezer, es la gran solución.
- Verduras surtidas. Son esas que cuando las presentamos como ensalada solemos llamarla "jardinera". Compró un poco de jamón, armó la jardinera con un poco de mayonesa y un buen vino blanco (¿qué le parece el "Alcayata" que acaba de sacar François Lurton, hecho con 80% Viognier y 20% Sauvignon Blanc? También puede ser el Semillón de Ricardo Santos. De usted depende, siempre vaya a su gusto o eche una ojeada a alguna guía confiable que encuentre).
- Prepizzas. Ya sea que las haya preparado usted, o bien las compre en alguna fábrica de pastas de su confianza. Personalmente sucumbo con las que prepara "La genovesa" en Moreno, que son tan livianas y salen tan crocantes, que tengo amigos que se comen una ellos solos.

- Pastas frescas. Se congelan fantásticamente bien, y se descongelan mejor. Es más, el consejo culinario es echarlas congeladas en la cacerola con agua hirviendo. Luis Pirillo es un mago congelando y descongelando, si llega a precisar consejos a este respecto, me avisa y le paso el mail para que lo consulte.
- Zanahorias. Otra guarnición sencilla y siempre exitosa, que los supermercados ofrecen envasadas en distintas formas y tamaños. Después de un paso por el vapor para cocerlas, siempre que no vengan ya precocidas, nada mejor que glacearlas en una sartén con un poco de azúcar o miel, con un chorrito de aceto. Un buen pedazo de carne tipo colita de cuadril o peceto ¡y a enamorar!.
- Carnes de todo tipo. La que le guste. También se puede haber tomado el trabajo de preparar unas milanesas y llevarlas directamente al horno suave o a la sartén si es que las prefiere fritas. Pero piense en unas estupendas presas de pollo. Siempre si estamos ante un freezer como el que le dije más arriba, de -18ºC, puede dejar un año si quiere los cortes, en envases bien cerrados, desde ya, sino el frío resecará los cortes volviéndolos incomibles.
- En el rubro carnes están sobreentendidos los chorizos, unas hamburguesas o las buenas salchichas de Viena (usted sabe a que me refiero cuando digo "buenas"). Si va por el camino sano, acompañará el plato con una ensalada, especialmente de repollo. Si elige el mío, la mano viene de un rico puré y un regio plato de huevos fritos.
- Sachet de leche: al igual que la manteca se conserva perfectamente, y se evita la rabieta de encontrarse con que se quedó sin leche justo que el café está listo para hacer de su desayuno algo memorable. Ya sé, está la leche en polvo, pero no es lo mismo. Y si por ahí se tienta con un energizante jugo de banana con leche, sin azúcar, pero tan lleno del fundamental potasio, se alegrará de tener su sachet de reserva.

- Panes varios. Se congelan, en general, muy bien. Y se descongelan en horno común suave. Queda como recién hecho.
Quesos de pasta blanda
- ¿Y las papas fritas que vienen congeladas? Huuummm, a esas papas las suelo llamar "automáticas", y seamos francos: no son lo mismo que las papas cortadas fresquitas. Pero puede ser que a usted le gusten, así que, a ¡al freezer nomás!

- Platos preparados. Desde ya, también hay una cantidad de comidas que puede tener ya preparadas y que lo único que le reste hacer es descongelarlas y comerlas. Hay incluso recetarios de comidas para congelar. Personalmente lo suelo hacer con lo que se denominan "comidas de cuchara", como los guisos, que ahorran el tiempo de remojo (si se trata de lentejas o porotos) y del preparado propiamente dicho. Funciona muy bien congelar empanadas o tartas. Aquí juega su imaginación libremente.
Heladera, parte de abajo. En la parte de abajo va el día a día de lo fresco que usted consuma. Esos fiambres que lo sacan del apuro. La manteca de uso inmediato. Las verduras que nos acercan a la ensalada salvadora de último momento, que con unos pedacitos de queso duro y un aderezo a base de yogur ayudan a no irse a dormir con la panza vacía. Lo mismo que la fruta fresca. Las paltas que esperan para ser consumidas. Personalmente, pongo el aceite de oliva por dos motivos: porque el frío retrasa su oxidación, y porque se pone como pasta, lo que facilita untarlo sobre sanísimos panes de cereales. También estarán estos panes o el lactal, que así se les retrasa la formación de moho. Y claro, huevos, ingrediente fundamental de cualquiera que se cocine para sí mismo o para alguien más. Claro que no debe incurrir en el exceso de mi amigo Andrés y su hijo Cheme de embocarse 6 huevos fritos al hilo…¡qué exageración! (o que envidia por sus hígados). Bebidas varias, según su preferencia. El principio general, concretando, es que en esta parte de la heladera debería estar el consumo de la semana.
Consejo final. Amigo/a solitario/a, lo que ponga en la heladera intente que siempre aparezca a la vista fácilmente. Es horrible abrir el cajón de las verduras y encontrarse con esos duraznos putrefactos y con unos pelos de moho horribles. Todos estamos tan ocupados, que no es raro que se nos pase por alto que teníamos algo guardado, o que fue quedando atrás de todo, y cuando lo encuentro está totalmente inútil para consumir. Acuérdese que la mejor forma de que el queso no se seque cuando cortó un pedazo, es tener ese film salvador que lo aisla del aire, igual que a los fiambres o ese salame tandilero, que me acerca mi cuñada Dora muy de tanto en tanto. Y ahora sí: ¡haga su lista y, como le dije, cuéntenos. Hasta la próxima.




