La movida Cassavetes
Seymour Cassel y Al Ruban, memoria del cine independiente.
"No debemos olvidar que es por el trabajo de John que estamos todos aquí esta noche pasándola bien." Ya pasada la medianoche, en un bar, entre cigarros, copas de vino, cervezas y tablas de fiambres, el comentario de Al Ruban -uno de los productores de las películas de John Cassavetes- sirvió para coronar una de las más largas conversaciones que generó en el festival la retrospectiva del gran padre del cine independiente norteamericano.
Noche tras noche, al término de cada una de las proyecciones de diez de las películas de Cassavetes, los cinéfilos permanecían en sus butacas para escuchar las más variadas anécdotas de Al Ruban y el actor Seymour Cassel, quienes integraron "la gran familia" del director de "Shadows", junto a Gena Rowlands , Peter Falk y Ben Gazzara. El coordinador de los encuentros, el director argentino Eduardo Milewicz, recordó al director y guionista fallecido, por causa de una cirrosis, en 1989. Los representantes de Cassavetes quedaron sorprendidos por el interés de los fans argentinos.
La gran "familia": "Decir que éramos una familia es un poco exagerado. Conformamos un grupo de buenos amigos. Venía gente a trabajar sin cobrar, sólo porque quería ser parte de la experiencia. Todos empezamos sin saber nada y aprendimos sin temor, como cuando los chicos aprenden a caminar; fue algo natural. Somos irreverentes porque siempre lo fuimos. Pero filmar es algo realmente serio; es la oportunidad de traer gente a la vida" (Al Ruban).
Correr detrás de los actores: "Cassavetes no hacía marcas en el piso para que los actores se pararan sobre ellas y no perder el foco: su cámara los seguía. Si los actores hacían algo impredecible, John estaba allí porque sabía que el verdadero arte no es el trabajo de cámara, sino lo que está frente a ella" (Ruban). "El nunca se llamó director; prefería ser un «hacedor de cine». No creía que los actores necesitaran ser dirigidos. Si el actor entendía la escena y el personaje, no necesitaba nada más" (Cassel).
Trabajar con John: "Lo especial de trabajar con él era el respeto que nos tenía. Durante la filmación de «Minnie & Moscowitz», John le preguntó a un asistente de cámara qué le había parecido la escena. Esa era su forma de involucrar a todos en el proceso" (Cassel).
Ocho repeticiones: "En «Faces», la escena en la que el personaje de Seymour, Chet, se escapa de la habitación de Jeannie, corre por el techo, salta y baja una colina, tuvo que hacerla ocho veces. Era una corrida larga y la primera vez le dijimos: «Tenés que repetirla». «OK», respondió. A los cinco minutos le dijimos: «Perdimos el foco». Finalmente, esa escena se hizo siete veces más. Seymour estaba cada vez más enojado; John y yo nunca nos habíamos sentido mejor. En un momento no aguantó más, nos insultó y, entre risas, le confesamos: «Seymour, en las últimas tres veces ni siquiera teníamos película en la cámara".
Cassavetes y Polanski: "John tuvo que trabajar en la película «El bebe de Rosemary», de Polanski, para poder hacer «Faces». Con Roman no eran exactamente amigos. Si vieron la película se darán cuenta de que hay un solo actor que no tiene un primer plano en toda la película". (Ruban).
La vida después de Cassavetes: "Seymour nunca trabajó tanto en su vida como desde hace cinco años" (Ruban). "Hace catorce años, desde que estoy sobrio -«esta cerveza es sin alcohol», aclara-, mi vida cambió para mejor. Cuando vi a John muy enfermo estaba en un punto muy bajo de mi vida personal y profesional. Me destrozó verlo en ese estado, a pesar de que su mente seguía siendo brillante. En ese momento dejé el alcohol, la cocaína y la marihuana. Lo único que no abandoné fueron los cigarros y las mujeres" (Cassel).
"Lo que nos unió fue el trabajo y el respeto por lo que queríamos conseguir. Nos pasaron grandes cosas, y otras tantas pasaron gracias a nosotros" (Ruban).