La tierra de hábitos constantes: luces y sombras de una relación en crisis
Muy buena / (the land of steady habits, estados unidos / 2018) / Guion y dirección: Nicole Holofcener / Elenco: Ben Mendelsohn, Edie Falco, Thomas Mann, Charlie Tahan, Connie Britton, Bill Camp y Elizabeth Marvel / Duración: 98 minutos / Disponible en: Netflix
La guionista y directora Nicole Holofcener posee una de las miradas más descarnadas y al mismo tiempo entrañables del cine independiente norteamericano de las últimas dos décadas. Tras una primera etapa ligada sobre todo al universo de la TV (filmó varios episodios de series como Sex and the City, Gilmore Girls y Six Feet Under), incursionó con mucho éxito en la pantalla grande. El público argentino la conoció con valiosos títulos como su ópera prima Confidencias (1996), Amigos con dinero (2006), Saber dar (2010) y Una segunda oportunidad (2013) y ahora es el turno de La tierra de hábitos constantes, película presentada hace pocos días en una gala especial del prestigioso Festival de Toronto y que hoy se estrenó a nivel mundial como película original de Netflix.
También prestigiosa guionista, Holofcener se ocupó personalmente de la transposición de la novela homónima publicada en 2014 por Ted Thompson para construir una tragicomedia (con más drama que humor) que tiene como perfecto antihéroe (patético y encantador a la vez) a Anders Hill (Ben Mendelsohn).
Otrora exitoso experto en finanzas en la pequeña ciudad de Westport, el protagonista renuncia a su trabajo, se divorcia de su esposa Helene (Edie Falco), se distancia de Preston (Thomas Mann), su conflictuado hijo veinteañero, y se va a vivir solo a un condominio con la idea de iniciar, a los 50 años, una nueva vida. Su principal preocupación pasa por comprar múltiples artículos para decorar su flamante hogar y tener sexo casual (en muchos casos con las propias vendedoras). Helene, en cambio, no solo se ha quedado con la casa familiar, sino que inicia una relación estable con un hombre (Bill Camp) que en el pasado supo hacer buenos negocios con Anders.
Los esfuerzos del protagonista por rehacer su vida son conmovedores y al mismo tiempo risibles: se rebela contra la conservadora comunidad de los adultos y empieza a acercarse cada vez más a los más jóvenes, en especial a Charlie (Charlie Tahan), que termina internado por una sobredosis. También se arriesga con un romance algo más serio con una mujer divorciada, Barbara (Connie Britton), en el que nada parece salir como ambos esperan.
Como casi siempre en su filmografía, a Holofcener no solo le interesa bucear en las profundidades psicológicas de sus queribles y heridas criaturas, sino también desarrollar una propuesta coral que implica indagar en las circunstancias muchas veces extremas que atraviesan los distintos personajes secundarios. Así, La tierra de hábitos constantes resulta un crudo e inteligente retrato sobre la alienación, las adicciones, las mentiras, la culpa, la inmadurez, el adulterio, la búsqueda de la redención y las profundas diferencias generacionales en el seno de la clase media "acomodada" de ese país dominado por los contrastes como los Estados Unidos.
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