
La violencia, en el centro de la escena
"Ejecutor 14", de Adel Hakim. Diseños: José Cheuque. Actuación y dirección: Héctor Noguera. Teatro Camino, de Chile. En el Teatro Nacional Cervantes. Nuestra opinión: Bueno
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Nacido en Egipto y formado en el Líbano, el autor y director Adel Hakim, actual responsable del teatro Antoine Vitez de París, donde reside desde hace años, propone en "Ejecutor 14" enfrentarse con una realidad intensa y continuamente desafiante, donde la violencia ocupa el centro de la escena.
Para eso construye un texto vertiginoso. No hay un personaje que sea el encargado de conducir la trama, porque tampoco la hay. Palabras y más palabras irán construyendo un esquema dramático por el que desfilarán historias de comunidades enfrentadas, hombres y mujeres formando parte de guerras que no comprenden, verdugos y muchas víctimas que nunca saben cómo recomponerse en un estado de tal calamidad.
El chileno Héctor Noguera conoció el texto de Hakim leyéndolo frente a un auditorio que escuchaba con interés las nuevas propuestas que acercaban dramaturgos franceses. El intérprete quedó tan fascinado con ese material que decidió trasladarlo a escena y en ese proceso mantuvo los mismos elementos escenográficos con los que contaba el día de aquella lectura: una mesa y una lámpara. Esos objetos ahora adquieren connotaciones inesperadas.
Ese actor, subido a una mesa, iluminándose solamente con un velador, irá desandando la obra de Hakim. La niñez, la adolescencia, la adultez, en cada etapa mostrará la verdad de un individuo que se enfrenta con el horror. En cada etapa también asumirá una actitud corporal y su voz se cargará de diferentes matices. Pero hay algo que resulta muy contundente, la mirada. Con ella, Noguera transmite los más diversos estados anímicos y verdaderamente conmueve.
Pero tanto estatismo físico, por momentos, va en contra de la dramaticidad del texto. El espectáculo cae en cierta monotonía que hasta complica la atención del público. Porque en esos instantes las palabras no surgen del cuerpo de ese actor, sino simplemente es su mente la que las baja, y ahí, la tensión se quiebra.
Aun así resulta muy atractivo conocer este proceso, que expone a un autor que observa la sociedad contemporánea con mucho dolor, y a este actor que tiene un desempeño por demás interesante y que lo ubica entre los mejores actores chilenos de su generación.




