Lamb of God

Corderos en la noche

Los máximos referentes de la nwoahm (New Wave of American Heavy Metal), la punta de lanza del metalcore, la nueva esperanza blanca del neo thrash o como quieran llamarles: Lamb of God parece una de esas bandas que llegan en elmomento exacto al lugar preciso. El metal no necesita quien lo salve pero, como cualquier hijo directo de la cultura rock, exige transfusiones cíclicas de novedad. Para bien y para mal, el quinteto de Richmond carga sobre sus espaldas enormes expectativas y justamente por eso Epic (subsello de Sony BMG) lanza su cuarto disco. En rigor Lamb of God poco tiene de revolucionario, pero suena tan sincero, genuino y –ante todo– brutal, que asusta. Sacrament no da respiro. Articula más y mejor la pasión de la banda por Slayer, da testimonio de cómo se mataron con death sueco de los 90, y deja espacio para que se cuelen referencias a Pantera, Testament y hasta Meshuggah. Toda esa data explota en riffs letales, cambios de ritmo que dejan sin aliento y voces híper ásperas. Son sólo once temas parejísimos, entre los que se destacan "Requiem" –un festival de coros y riffs–, "Walk with Me in Hell" –¿se puede abrir un disco con más olor a azufre?–, "Redneck" –un hit según Lamb of God– y "Pathetic", una cátedra de moños de batería. Las letras dan rienda suelta a frustraciones, falta de esperanza y hasta sacuden a Bush ("Again We Rise"). No apto para iniciados, Sacrament ofrece para los defensores de la fe una comunión imposible de resistir. Que así sea.

Por Sebastián Feijoo

LA NACION

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