El rap gourmet de Kanye West, la fijación anglo de Shakira, el rock bestial de White Stripes, la vuelta de los veteranos Gieco y Springsteen...
- 01- Kanye West
Late Registration
Roc-A-Fella/Def Jam/Universal
Kanye West es el hombre más brillante en el mundo de la música. Si no, pregúntenselo a él mismo. Pero en Late Registration, el gran bocón demuestra que puede hacer todo bien. Con hits como “Gold Digger” y “Diamonds from Sierra Leone” hace alarde de su manejo del estudio pero también de su apetito emocional por los diferentes sonidos, como si el hip hop pudiera absorber todas las demás músicas y seguir siendo hip hop. Sigue siendo, como mucho, un mc decente, pero su música aúlla, desde el hardcore de “Crack Music” hasta el blues de “My Way Home”, con los instrumentos vintage de Jon Brion y las secciones de cuerdas. “Diamonds...” reflexiona sobre el tráfico de esclavos entre Africa y los Estados Unidos en un tema tan extraño y perturbador como “Brown Sugar” de los Stones. West se guarda los mejores temas para el tramo final, con el combo triple de “We Major”, “Hey Mama” y “Gone”, en el que rapea junto a Cam´Ron, Consequence y un viejo y triste sample de Otis Redding. Un clásico del hip hop, generoso hasta lo conmovedor y absurdamente virtuoso.
- 02- The White Stripes
Get Behind Me Satan
Third Man/V2/Sum Records
Con get behind me satan, los White Stripes capitalizaron el éxito de su mejor álbum hasta el momento –Elephant– usando el disco de 2003 como plataforma para saltar al vacío. El blues punk de alto volumen de Jack y Meg White se vuelve sólo uno de los elementos aquí presentes, entre la balada (“I’m Lonely [But I Ain’t That Lonely Yet”]), los himnos soul (“Forever for Her [Is Over for Me]”) y el metal bizarro (“Blue Orchid”). Meg le pega tan fuerte a la batería que casi todo es rock, y Jack rasguea furiosamente la guitarra acústica, golpea las teclas del piano y palmea marimbas, enchufándose sólo de a ratos. Las lecciones aprendidas en la colaboración de Jack con Loretta Lynn, de 2004, dieron como resultado el clásico country folk de “Little Ghost”, y temas que sacuden la cadera como “The Denial Twist” revelan una apropiación del funk urbano. Los trajes rojos, blancos y negros de los Stripes siguen vigentes, pero sus álbumes han explotado en todos los colores.
- 03- Paul McCartney
Chaos and Creation in the Backyard
Capitol/emi
“Looking through the backyard of my life/ Time to sweep the fallen leaves away” [mirando a través del patio trasero de mi vida/ es hora de barrer las hojas caídas], canta Paul McCartney en su último disco, y lo dice en serio: los rocks vomitivos y las baladas que provocan muecas de dolor se han ido, y han sido reemplazadas por la innegable maestría melódica del ex beatle, que se duplica a sí mismo en todo menos las cuerdas, los metales y unos pocos golpes de percusión. El productor de rock alternativo Nigel Godrich asiste al maestro, del mismo modo que ayudó a Beck en Sea Change, con un resultado algo más liviano pero no menos grandioso que un regreso a Abbey Road. Chaos es el álbum de McCartney para aquellos que juraron que nunca más le darían una oportunidad a un álbum de McCartney.
- 04- Babasónicos
Anoche
Universal
Por reacción y talento, Babasónicos barre en cada nuevo disco los signos naturales de decadencia que acusa toda banda con más de 15 años de vida. Tal vez el apego adictivo por todo aquello que mezcla malicia y belleza, o el uso de un lenguaje compadrito, revelen algo de una fórmula imbatible. Anoche completa la trilogía que inició Jessico y remarcó Infame, una cruzada personal por mantener vivo ese espíritu desmedido que tuvo el rock en sus orígenes y hoy sólo parece una materia para documentales de E! Entertainment. Bajo ese romanticismo sombrío, Anoche atrapa con sus estribillos pop y sus riffs de combate, y también incomoda con sus letras sobre la precariedad del mundo de los sentimientos.
- 05- M.I.A.
Arular
XL
maya arulpragasam vive en Londres, donde creció como refugiada de la guerra civil en Sri Lanka. En Arular inaugura su sonido original y explosivo, mezclando electro hip hop, ritmos bhangra, eructos de sintetizador pop y pista de baile, todo compuesto en su Roland mc-505 Groovebox. En canciones como “Galang” suena juguetona y ominosa al mismo tiempo, rapeando acerca de la guerra y la vida, refugiada sobre una música que saltiquea como el rap de Sugarhill de la vieja escuela. m.i.a. esparce sus graffitis como un escuadrón bombardero unipersonal, en su canto “London calling, speak the slang now”, como si se tratara de un llamado a las armas.
- 06- Bruce Springsteen
Devils & Dust
Columbia/Universal
Con el mayormente acustico Devils & Dust, Springsteen se retiró de los grandes gestos, como lo hizo en The Ghost of Tom Joad y en Nebraska, desplegando un nuevo orden del mundo con canciones matizadas y literarias. La fuerza del álbum reside en sus personajes claramente conformados y en sus contundentes pequeñas historias; tanto si se trata de un alien ilegal con poca suerte (“Matamoros Banks”), como de un boxeador lleno de culpa (“The Hitter”) o un padre preocupado (“Long Time Comin’ ”), casi todos los protagonistas de Springsteen están atrapados en una guerra entre la esperanza y la desazón, escudados por el título del disco: “I’ve got my finger on the trigger/And tonight faith just ain’t enough” [tengo el dedo en el gatillo/ y esta noche la fe no alcanza]. No está la E Street Band para redimir a esta gente con la catarsis del rock & roll. El efecto es algo como James Earl Jones leyendo a Raymond Carver, un maestro yanqui y un viejo amigo haciendo lo suyo como respuesta incondicional a estos tiempos de terror, y porque simplemente se siente bien haciéndolo.
- 07- Fiona Apple
Extraordinary Machine
Epic/Sony bmg
Teniendo en cuenta la historia con el sello grabador y las filtraciones en la red, el tercer álbum de Fiona Apple podría haber sido un desastre infernal. En cambio, el producto final –que incluye versiones retrabajadas de nueve canciones de sus sesiones originales con el productor Jon Brion– es un clásico disco de ruptura que mantiene una profunda base emocional sin perderse en la miseria. Puede que los fans prefieran las versiones más artísticas y zigzagueantes de Brion a las canciones finalmente producidas por Mike Elizondo, que tienen ganchos más abiertos. Pero en la reconfigurada “Tymps (The Sick in the Head Song)” y en la nueva “Parting Gift”, el piano percusivo de Apple sirve de marco a una ornamentación suntuosa y a unas letras difusas pero concisas como “Oh, you silly, stupid pastime of mine/You were always good for a rhyme” [oh, vos, estúpido pasado mío/ siempre fuiste bueno para la rima]. Los álbumes previos de Apple raramente eran tan concentrados y directos y, a los 28 años, ella está dando en la tecla.
- 08- The Rolling Stones
A Bigger Bang
Virgin/emi
La mejor banda de rock & roll del mundo hizo su mejor álbum de estudio en más de dos décadas: sin invitados estrella ni músicos excepcionales, sólo los cuatro básicos de la pandilla (con el bajista Darryl Jones) en la mayoría de los temas y “sin boludear”, como dijo Mick Jagger, en ninguna de las canciones. A Bigger Bang es un fuerte pisotón de hermanos que tocan juntos y concentrados. No hay espacio para descansar en la estampida estilo Sticky Fingers de “Rough Justice” o “Oh No, Not You Again”. Por momentos, como en el tema tipo porche del Delta “Back of My Hand”, la formación son sólo los sobrevivientes fundadores de la banda: Jagger, Keith Richards y Charlie Watts, vivitos y coleando con la electricidad aún potente de cuatro décadas. Lo más importante es que Jagger y Richards, escribiendo codo a codo mientras esperaban que Watts derrotara al cáncer de garganta, entregaron las canciones y el veneno lírico vintage que congeniara con ese sonido. Puede que Jagger jamás revele de quién habla en el salvajemente político “Sweet Neo Con”, pero no importa. Vos sabés quién es, y eso debe doler.
- 09- Andrés Calamaro
El regreso
Warner
No solo la culpa es “un invento muy poco generoso, y el tiempo, tremendo invento sabandija”. Los discos en vivo promueven la idea fetichista de retener un momento irrepetible a través de un objeto. En muchos casos suenan mal y sirven para saciar el canibalismo de las compañías discográficas. Sin embargo, El regreso de Andrés Calamaro es un disco necesario, un documento médico que atestigua la buena salud de El Salmón y de su repertorio impenitente. Con la Bersuit como nobles enfermeros y varios amigos sosteniendo el tubo de oxígeno, Andrés retornó a los escenarios y ganó en el rubro de shows memorables. Por varias noches el Luna Park se convirtió en una ermita gigante en pos de la voz y la imagen del Cantante. Para no olvidar.
- 10- Federico, Salgán...
Café de los maestros
Surco/ Universal
El productor Gustavo Santaolalla se propuso con Café de los maestros una obra monumental: reunir a las glorias vivientes del tango –muchos de ellos con actuación destacada durante las décadas del 40 y 50– en un álbum doble que resume, con un audio formidable y bella presentación, las grandes escuelas interpretativas de la música ciudadana. Esto abarcó, entre otras cosas, el rescate de arreglos históricos para una orquesta que contó con la dirección de maestros como Carlos García, Atilio Stampone, Osvaldo Berlingieri y Emilio Balcarce, el registro de voces olvidadas como Lágrima Ríos y Nelly Omar, sacar a Horacio Salgán de su retiro para que dirigiera algunos de sus propios clásicos, y registrar agrupaciones como las de Leopoldo Federico y Mariano Mores con todo el brillo de su instrumentación.
- 11- The Mars Volta
Frances the Mute
gsl/Strummer/Universal
Combinando un exceso casi suicida con estricta disciplina, el segundo álbum de Mars Volta es el más desconcertante y convincente de 2005: una historia bilingüe y salvajemente no lineal acerca de una ruptura, marcada con cambios temporales de hiperfusión, matemática de guitarras animales y repentinos baños sanadores de folk norteño y piano de salsa. Lo único más sorprendente que el ritmo del conciso avant-Zeppelin de “The Widow” o la locura de media hora de “Cassandra Gemini” es la idea de que esta demencia puede ser tocada en vivo. La prueba: el concierto de lanzamiento a fin de año en Scabdates.
- 12- Thelonious Monk Quartet with John Coltrane
At Carnegie Hall
Blue Note/emi
El descubrimiento de archivo del año es también uno de los más importantes discos de jazz en vivo jamás lanzados: dos sets de 1957 del breve cuarteto de Monk junto a un joven y aún explorador Coltrane, grabados para un programa de radio pero nunca puestos al aire, y archivados por los siguientes 48 años. Coltrane era sólo un saxofonista acompañante esa noche, pero la fuerza y la imaginación armónica que florecieron en Giant Steps y A Love Supreme se evidencian vívidamente. Un destacado en particular: el maestro pianista Monk y su aprendiz de mago se desafían uno al otro como pares en un frenético intercambio de solos, en el primer set en “Epistrophy”.
- 13- Antony and the Johnsons
I Am a Bird Now
Secretly Canadian
Sobre todas las cosas es-tá la voz: un tenor estratosférico exudando angustia y fuerza emocional láser, como si Morrissey, Joni Mitchell y Jimmy Scott fueran un mismo hombre. Salvo que el hombre –el andrógino Antony, un inglés que vive en Nueva York– no tiene la menor intención de ser otra persona. I Am a Bird Now, ganador del Mercury Prize inglés de este año, es un gran canto a la transformación. Antony no es tímido en cuanto al tema del género (“For Today I Am a Boy” [por hoy soy un chico]). Pero su voz y sus canciones brillan con almas de toda clase. Cuando aúlla sobre el piano de gospel en “Hope There’s Someone”, lo hace con un deseo de escape y compañía que todos reconocemos en los espejos de nuestros dormitorios.
- 14- LCD Soundsystem
LCD Soundsystem
dea/Capitol/emi
Este album debut de los ideólogos dance de Brooklyn, James Murphy y Tim Goldsworthy, llega con un bonus disc de sus singles esenciales, incluyendo el tema estilo Kraftwerk “Losing My Edge”, un increíble catálogo inventado de lo cool. Pero el nuevo material demuestra que no perdieron ni filo ni ingenio. “Daft Punk Is Playing at My House” es más pegadizo y más divertido que cualquier otra cosa del dúo francés, mientras el martilleo punk de “Movement” evoca la edad de oro de la Nueva York del crossover de comienzos de los 80, cuando lo único que separaba un show hardcore en el cbgb de una noche en el Paradise Garage era un viaje en taxi.
- 15- Bright Eyes
I’m Wide Awake, It’s Morning
Saddle Creek
el compositor conor Oberst, conocido como Bright Eyes, intenta algo diferente cada vez. Lanzó I’m Wide Awake, It’s Morning simultáneamente con Digital Ash in a Digital Urn, dos álbumes que exploran lados opuestos de su sonido. Digital Ash se puso ruidoso con una producción sucia y la guitarra loca de Nick Zinner de los Yeah Yeah Yeahs. Pero I’m Wide Awake es Oberst en su aspecto más folk, incluso trayendo a Emmylou Harris para ese toque de tradición country rock estilo Gram Parsons. Las canciones son su fuerte, con la voz temblorosa, una guitarra acústica y un romanticismo de ojos húmedos. “Lua” es una balada pura, que habla de dos chicos arruinados que van toda la noche de fiesta en fiesta, mientras intentan –y no consiguen– protegerse el uno al otro de sus demonios autodestructivos. Pero “First Day of My Life”, que dice “I’d rather be working for a paycheck/ Than waiting to win the lottery” [debería estar trabajando por mi jornal en vez de esperar ganarme la lotería], es una inspiradora balada de amor de un niño prodigio que recién empieza a divertirse.
- 16- Shakira
Fijación Oral, Vol. 1. / Oral Fixation, Vol. 2
Sony BMG
En 2005 Shakira se tomó el mundo, en dos idiomas. Primero, cuando lanzó Fijación Oral, Vol.1 en junio, impactó con sus movimientos embadurnados en “La Tortura”, luego remató con la dolorosa honestidad de “No”. Como si fuera poco, la trabajadora barranquillera le ofreció a sus fans anglosajones, en noviembre, Oral Fixation, Vol. 2. Gracias a temas como “Don’t Bother” y “Ilegal” (que incluye los inconfundibles licks de guitarra de Carlos Santana), Shaki comprueba que el desamor también suena bien en inglés. Sus letras han evolucionado al punto de poder traducir cortes como “En tus pupilas” y “Día especial” a “Something” y “The Day and the Time” . No importa el idioma, la diva, con su nuevo look al natural, mantiene la credibilidad musical que la ha caracterizado.
- 17- My Morning Jacket
Z
ATO/RCA
La idea del viaje interestelar de esta banda de Louisville, Kentucky, llega con el ronquido distorsionado de las guitarras onda Lynyrd Skynyrd y el dulce aroma del bluegrass recién cortado a la mañana. Lo más destacado de My Morning Jacket sigue siendo el modo de cantar glaseado y casi en falsete del guitarrista y compositor Jim James. Pero en el segundo álbum del grupo con un sello importante, James afila sus vuelos vistosos y dramáticos con vigorosa atención al modernismo terrestre: estructuras de canción pop (“What a Wonderful Man”), ritmos con inflexiones de hip hop, bases de reggae (“Wordless Chorus”, “Off the Record”). El resultado: brillo eléctrico de Dixie soul con polvo de estrellas, que llega al clímax en “Dondante” con un sonido conmovedor de guitarra que suena como el Pink Floyd del 68 viajando en cohete a través de “Free Bird”.
- 18- System of a Down
Mezmerize/Hypnotize
Columbia/Sony BMG
Escondido en algún lugar entre estos ambiciosos álbumes –dos cds sobrecargados, lanzados en mayo y noviembre, que abarcan casi dos horas– está la superpoderosa bomba metálica que este cuarteto de Los Angeles estaba destinado a fabricar. Pero cualquiera con iTunes puede encontrarla por sí solo: empezando por la rabiosa protesta contra la guerra de Irak “b.y.o.b.”, pasando por el glorioso paisaje arrasado de soad, sin dejar de incluir “Sad Statue”, “Revenga”, “U-Fig”, “Stealing Society” y “Kill Rock ‘N Roll”. Con la ayuda de Rick Rubin, estas canciones mezclan riffs afilados como sables Ginsu y efectos –especialmente, coros multiplicados y ondas de guitarra– con la bilis prolija de Serj Tankian. Escuchémoslo para descargar la furia mientras el mundo se va al infierno.
- 19- Cabas
Puro Cabas
EMI
Con un ritmo explosivo y la fusión de la electrónica, el tango, la ranchera, el drum n´bass y el caribe, Cabas vence la trillada combinación de tambor con rock. Al principio el álbum parece ser homogéneo pero con el transcurso de los temas se percibe la sutileza que el músico le dedicó a cada uno de los detalles para unir sus influencias. Canciones como “Increíble”, “Salvaje”, “¿Quién dijo que no?” y “Llega la noche”, entre otras, son temas que muestran el tacto que Cabas posee para crear una coexistencia de géneros sin abrumar. Construyendo cada nota sobre una sólida melodía invita a un viaje, geográfico, emocional y sensorial, por el universo de su música. Prueba contundente de que, ante todo, es un excelente compositor.
- 20- Diva Gash
Volumen 1
Independiente
Volumen 1 no es un disco para pelear con el gobierno, protestar contra el capitalismo reinante o la guerra absurda que vive Colombia. Los tres músicos de la banda [todos colombianos] hicieron un álbum de puro funk discotequero con la única intención de poner al mundo a bailar. Y lo logran. Algunas de las canciones fueron producidas por Alejandro Rosso [Plastilina Mosh]. Sin embargo, lo que hace verdaderamente especial este álbum es que los temas que fueron producidos por los integrantes de la banda suenan tan bien –incluso, mejor– como las de Rosso. El segundo sencillo, “We are One”, por ejemplo, fue producido entre Bogotá y Miami [no en México, junto al maestro Rosso] con la colaboración de los venezolanos Vagos y Maleantes, y Hanna Kobayashi, quien le aporta a la canción una voz dulce y poderosa que lo agarra a uno por completo. Otros de los temas que son realmente intensos y pegajosos dentro de este álbum son “Galacticok” [primer sencillo], “Tokio” y “Starmaster”.
- 21- Dr. Krápula
Bombea
Origin
Lo que queda claro con Bombea es que la agrupación colombiana Dr. Krápula ha crecido. Ya no son los músicos adolescentes que intentan sacar un álbum de covers simpáticos [pertenecientes a raspa, ranchera u otro género similar] y algunas composiciones propias, y, a la vez, salir adelante con sus exámenes de universidad. A este renovado Dr. Krápula se le nota la madurez y, por eso, sus integrantes se han convertido en verdaderos ídolos en su tierra. Bombea es ska, claro: a eso se dedica Dr. Krápula. Pero en este tercer álbum, la banda se ha permitido entrar sin recelos en predios mucho más rockeros y ensayar con letras más profundas. Sin embargo, tampoco llegan –por fortuna– a convertirse en una banda eminentemente contestataria. Ellos logran bajarle el tono a ese discurso político y social con temas como “El pibe de mi barrio”, todo un himno futbolero que tiene enloquecidas a las emisoras de radio.
- 22- Sufjan Stevens
Illinois
Asthmatic Kitty
El aclamado cantante y compositor de Brooklyn, Sufjan Stevens, tiene un proyecto: hacer un álbum conceptual acerca de cada uno de los cincuenta Estados Unidos. Después de empezar por Michigan, y habiendo tomado un desvío hacia los místicos movimientos cristiano-folk de Seven Swans, regresa con Illinois. Estas 22 canciones son una extraña ola de folk acústico, jazz de banda marcial, rock progresivo y meditativos pulsos electrónicos al estilo de Steve Reich o Brian Eno. Es imposible clasificar una canción tan compleja y aventurera como “The Predatory Wasp of the Palisades Is Out to Get Us!”. Stevens canta sobre las figuras históricas más famosas de Illinois, desde Superman hasta Abraham Lincoln, y habla de visitas de ovnis y de exposiciones. Pero también se pone personal en baladas simples como “Chicago” y “Casimir Pulaski Day”, acerca de un adolescente que pierde un amigo por el cáncer.
- 23- 50 Cent
The Massacre
Interscope/Universal
Con casi 5 millones de copias hasta la fecha, y subiendo, The Massacre es el álbum más vendido del año en los Estados Unidos. 50 apuesta a los ganchos pop masivos, cantando cada estribillo con ese tono de flow semidormido tan característico suyo, y expandiendo también su marca como el más codiciado por las damas. En “Disco Inferno”, “God Gave Me Style” y “Candy Shop” busca el modo de acariciar de esa manera tan especial, mientras que en “A Baltimore Love Thing” hace la conexión entre el amor y la adicción a la heroína. De hecho, los temas más débiles aquí son los que tratan directamente de los asuntos de gangsta, como el cursi dúo con Eminem “Gatman and Robbin’ ”. Fiddy claramente tiene el ojo puesto en el amor.
- 24- Gorillaz
Demon Days
Virgin/EMI
Cuando nadie miraba, gorillaz se las arregló para colar en los charts un muy buen mix de hip hop, rock británico y pop experimental. El frontman de Blur, Damon Albarn, cambió de colaboradores, pasando de Dan “The Automator” (que produjo el debut de 2001) al mixmaster dj Danger Mouse, con un resultado aun más extraño en cuanto a las combinaciones musicales que de alguna manera conserva su funk original. Un terrorífico coro símil infantil anima “Dirty Harry”, De La Soul hace rock de la vieja escuela en “Feel Good Inc.”, y el hooligan ex-Happy Mondays Shaun Ryder despotrica a través de “dare”.
- 25- The Magic Numbers
The Magic Numbers
Capitol/EMI
Ocupando un nuevo espacio entre The Mamas and the Papas y los Flaming Lips, The Magic Numbers revela tanto el poder como la reverberación del pop clásico de guitarras. Este cuarteto de pelilargos de Londres –dos pares de hermanos y hermanas– armoniza con sencilla belleza en este orgullosamente tímido y agradable álbum debut. El cantante y compositor Romeo Stodart canta en una voz alta y corpórea acerca de ser “a no-good, used-up, bruised and fucked-up boy who gets beat up just by looking at you” [un chico inútil, gastado, amoro(e?)tonado y arruinado que se golpea con sólo mirarte], montado en la cima de un océano de banjos, melódicas y la la lás.
- 26- John Legend
Get Lifted
Getting Out Our Dreams/ Sony BMG
El soul alternativo practicamente desapareció de los charts en 2005, con una importante excepción: John Legend y su protector Kanye West alcanzaron el éxito masivo con un r&b que es a la vez clásico y hiphopero. Los pulmones entrenados en el gospel de Legend navegan tanto las producciones irónicas y con desparpajo de West como los temas soul conmovedoramente optimistas que traen reminiscencias de Bob Marley y Stevie Wonder. Hasta Snoop Dogg se eleva con las confesiones de proxeneta resentido de Legend en “I Can Change”.
- 27- Franz Ferdinand
You Could Have It So Much Better
Domino/Sony BMG
Después de que estos escoceses fiesteros y de pantalones ajustados se convirtieran en pin-ups de lo cool con su excelente debut de 2004, todos esperábamos el próximo disco de Franz Ferdinand. Resulta que ellos simplemente estaban buscando un segundo álbum de Franz, que finalmente subraya sus abundantes encantos; digamos, por nombrar algunos, esos destartalados ritmos disco que encuadran melodías brit pop de los 60 y el principio del placer que nunca es tan evidente como en el excelente single “Do You Want to?”. El cantante Alex Kapranos narra unos veintipico dramas en rocks oblicuos como “Walk Away”, pero él es más un anfitrión fresco que un frontman que se apodera de los focos, y hace un dance rock arty que parece tan simple que uno se pregunta por qué ninguna otra banda joven puede igualarlo.
- 28- Priscila Moreno
Funky Night
Independiente
El disco debút de esta panameña se convirtió en uno de los mejores materiales de exportación musical de ese país gracias a la generosa dosis de rock y funk que le inyecta. Sin renunciar a su identidad caribeña y folclórica, y sin caer en los estereotipos tropicales que inundan las radios de su natal Panamá, Priscila Moreno con Funky Night también trae sorpresas como “Blues”, un swing jazz producido por Marco Linares [guitarrista y arreglista de Rubén Blades] y la misma Priscila, que sin lugar a dudas es la joya del disco. Sin embargo, gran parte de la calidad del álbum recae en las personas que acompañan a la artista en la producción, como Edmundo Archibold, Enrique Santamaría y Dino Nugent, grandes músicos de la escena musical panameña que aportaron su experiencia para fijar el rumbo que debería tener el sonido de Funky Night fuera de su territorio.
- 29- Madonna
Confessions on a Dance Floor
Warner
Recordando que hasta los más paradisíacos himnos de boliche están basados en emociones terrenales, Madonna crea su dance imparable con un pulso metronómico, mientras una bola de espejos refleja luces sobre el amor, la vida, la fama y la fe. Más que ir por el camino fácil de la nostalgia, ella empuja, testaruda, hacia el futuro con misticismo disco, mientras el colaborador Stuart Price produce un afilado arreglo electrónico. Utilizando todo, desde una orquestación sampleada de Abba hasta un sonido de guitarra estilo Stooges como su médium hecho mash up, Madonna predica el amor como mensaje, aunque dispare “Fuck off” en su tema más rudo y divertido en años, “I Love New York”.
- 30- Stevie Wonder
A Time to Love
Motown/Universal
El primer album de estudio de Stevie Wonder en diez años es también su mejor disco en veinticinco. Como sus clásicos de los 70, A Time to Love combina suntuosas baladas de amor con funk de conciencia social. Wonder deja atrás los rígidos sintetizadores y los parches previsibles de sus últimos discos en favor de una calidez acústica y eléctrica que calza perfecto con su optimismo y su ardor de corazón abierto. Y con el jazzero “Moon Blue” y otras bellezas de fuego lento, Wonder finalmente se acerca al nivel más alto de sus mejores obras.
- 31- Damian Marley
Welcome to Jamrock
Tuff Gong/Universal
La increible historia del legado póstumo de Bob Marley tuvo un nuevo capítulo este año, con el gran single crossover de su hijo Damian, Welcome to Jamrock. Está lejos de ser un debut –Damian, en 2002, ganó el Grammy al Mejor Album de Reggae– pero los golpes duros de Kingston en la jungla de concreto y las infusiones de hip hop de su música lograron una nueva clase de hit, producido por otro vástago de Marley, Stephen. Welcome to Jamrock –el tercer álbum de Damian Marley– se queda cerca del estilo de su padre, al punto de haber ganado el apodo de “Junior Gong”, aunque llegue a los Estados Unidos junto a raperos como Nas y Black Thought, de Roots.
- 32- Nawal
El fuego y la palabra.
Independiente
Innovar en reggae es necesario, porque pocos lo hacen. Y peligroso, porque puede terminar convertido en algún engendro musical similar al meneito o al reggaetton. Nawal, con El fuego y la palabra, su primer álbum, logró encontrar un término intermedio donde adquiere un sonido definido y propio, con bastante sabor electrónico, pero sin llegar a ser un salpicón extraño y poco digerible. La primera parte del álbum es el más arriesgado con temas como “Casa e’ palo” o “La mitad de la historia”. La segunda parte es, tal vez, un poco más cercana a los parámetros del reggae tradicional, lo que no es para nada malo. Nawal demuestra que realmente sabe hacer reggae.
- 33- Neil Young
Praire Wind
Reprise/Warner
Grabado en nashville tras el aneurisma cerebral casi fatal que sufrió Neil Young, Prairie Wind es un bouquet de canciones hijas de Harvest, con guitarras de acero, golpes polvorientos y letras sobre la mortalidad y la responsabilidad. Incrustados en la frágil y cálida voz de Young y en sus nostálgicas imágenes de los cisnes canadienses y el caballo de hierro, hay duras verdades acerca de malas decisiones (“The Painter”) y del tiempo que va mermando (“No Wonder”). En el himno final, “When God Made Me”, Young pondera el diseño inteligente y la delgada línea entre nuestra capacidad de error y la sabiduría. Las letras toman forma de preguntas –“Did he create just me in his image/ Or every living thing?” [¿me creó sólo a mí a su imagen/ o a todas las cosas vivas?]– porque la vida, corta como es, está para encontrar las respuestas.
- 34- Common
Be
Getting Out Our Dreams/Geffen
Como un regreso a las raices, después del descontrolado Electric Circus de 2002, Be, de Common, no tiene ninguno de los experimentos rock de Circus ni de las invenciones de Neptunes. Nueve de sus once temas están producidos por Kanye West. Concentrado y rítmico allí donde los discos previos de Common trastabillaban, Be bucea profundo en el soul jazz de los 70, fusionando la poética de Native Tongues de principios de los 90 y las técnicas de sampleo de la vieja escuela del productor estrella. Common se pone a la altura para la ocasión, exudando flow, ideas, carisma y pasión a través de la música, especialmente en “The Corner”.
- 35- The Black Cat Bone
The Black Cat Bone
TBCB Music
En un proyecto atipico a los estandartes y gustos musicales de Colombia, cuatro bogotanos se introducen en el campo del blues, el hard rock y el country, propios de la cultura norteamericana, con su álbum debut independiente. El resultado, además de ser grato para los oídos debido a la estructurada composición, evoca también parajes musicales como los de Angus Young y Johnny Cash. The Black Cat Bone no ha inventado nada para el mundo de la música, pero el camino trazado por esta banda se labra sin pretensiones de ser originales o una copia sudamericana de glorias estadounidenses; es sencillamente un grupo de rock con una propuesta sonora que no necesita muchos riesgos.
- 36- De Lux Club
Hey Sexy
Laguna Records
Ritmos latinos, musica electrónica y sonidos ochenteros convergen armoniosamente en Hey Sexy, el segundo trabajo de DLC [De Lux Club]. Categorizarlo es casi imposible, al revés, este álbum, compuesto por once temas y dos remixes, esta hecho para cualquier ánimo. Hay melodías ambientales en “Japonesa”, beats bailables en “Rock your body” y sonidos puramente electrónicos en “Mi Groove”. Hey Sexy cuenta con interesantes propuestas como “Norma Cowboy”, donde el trío colombiano demostró que no solo se apoya en soportes electrónicos, también busca crear atmósferas distintas por medio de guitarras con sencillos y suaves riffs, fuertes distorsiones y calurosos pasajes de blues.
- 37- Beck
Guero
Interscope/Universal
¿Se acuerdan de cuando Beck era divertido? Malas noticias: eso fue hace mucho tiempo, y él ya dejó atrás ese frenético costado cómico de sus primeros días. Pero en Guero muestra que puede hacer música vital aunque sea un adulto depresivo. Se junta con sus viejos productores, los Dust Brothers, quienes traen de vuelta el estilo ecléctico de su juventud moderna: el zumbido funk de la guitarra en “E-Pro”, el rebote latino de “Qué Onda Guero”, el soul bossa nova de “Girl”. El matrimonio, la paternidad y la religión no han hecho nada para subirle el ánimo desde Sea Change (2002); incluso ahora suena más cansino. “I push, I pull, the days go slow” [yo tiro y empujo, los días pasan lentos], canta, “into a void we filled with death” [hacia un vacío que llenamos con muerte]. Pero si clásicos de los 90 como Mellow Gold y Odelay sumaron a la creativa exuberancia y a la apertura general de los años de Clinton, Guero explora la malaria con que la era Bush ha infectado su alma y las de todos en el país; mientras, los Dust Brothers le ponen músculo a la música.
- 38- León Gieco
Por favor, perdón y gracias
EMI
Con obstinación y una valentía casi kamikaze, León Gieco sigue metiendo el dedo en la llaga de la realidad argentina. A tal punto que Por favor, perdón y gracias tuvo dos versiones (con y sin “Un minuto”, el tema sobre Cromañón que cuenta con la participación de Pato Fontanet, repudiada por familiares de víctimas). Pero, más allá de la polémica, León sigue interpretando la historia contemporánea con temas como “Yo soy Juan”, “Los guardianes de Mujica”, “El ángel de la bicicleta” y “Santa Tejerina”. Además, convoca a un elenco que mezcla a Gustavo Cordera, Daniel Melingo, Andrés Ciro y Rubén Albarrán con músicos de Los Pibes Chorros y de la banda de Bob Dylan.
- 39- The Go! Team
Thunder, Lighting, Strike
Columbia
¿Como habria sonado he-re Come the Warm Jets de Brian Eno hecho por los Funky For Plus One? Como “Hud-dle Formation” de Go! Team: una tarde de juegos, saltos y diversión impulsada por tañidos de guitarra y teclados. Estos músicos pop británicos combinan el estilo indie de Belle and Sebastian con la onda infantil de Plaza Sésamo, mezclando piano, vientos, armónica, incontables samples soul de los 70 y el rap femenino de mc Ninja. Al principio parece como una nostalgia fríamente calculada, pero cuanto más escuchás, más resonancias emocionales se oyen en las melodías de “Ladyflash” y la punzante instrumental “Everyone’s a vip to Someone”.
- 40- Ed Motta
Aystelum
EMI
En la música del brasileño Ed Motta se observa una diversidad de influencias que confluyen en su enorme figura, y en este disco. Desde el soul con acento carioca (¡genética!: su tío es el legendario Tim Maia) hasta el free jazz, pasando por bandas sonoras clásicas de Hollywood, el rock clásico de los 70, la samba canción y las comedias musicales. Aystelum es una obra grandilocuente de un melómano exquisito. Su complemento visual, con estética de cómic europeo, está a la altura de las circunstancias.
- 41- Coiffeur
Primer corte
Independiente
Una guitarra acustica y un bombo electrónico le bastaron a Guillermo Alonso para grabar algunas de las canciones más vitales del rock argentino 2005. ¿Rock? Sí, lo de Coiffeur es pulso punk en estado de fogón, canciones de amor atolondrado (líneas como “estoy cansado de hablar de vos conmigo”) y una poética suburbana y lúdica (las hojas del otoño que se esparcen en la calle como copos de maíz en un plato gigante). En Primer corte soplan vientos del Mar de Leo García y también del Okey Dokey de Boom Boom Kid, pero este estilista de Morón encuentra su propio lenguaje y sentido melódico.
- 42- Annie
Anniemal
Vice
La estrellita pop norue-ga Annie sacudió los circuitos urbanos más modernos con su hit clubber “Chewing Gum”, el himno disco más sofisticado del año. Sobre burbujeantes ritmos electro disco, Annie canta acerca de cómo mastica a los chicos y los escupe: “Oh, no, you’ve got it all wrong/You think you’re chocolate but you’re chewing gum” [ay, no, me entendiste mal/ creés que sos chocolate pero sos chicle]. Pero Anniemal es más que una canción pop perfecta: su voz susurrada y la producción sensual se ponen especialmente punzantes en “Heartbeat” y en el feroz “Anniemal.” Viva la diosa nórdica.
- 43- Kaiser Chiefs
Employement
Universal
Con tempos enérgicos, ritmos de staccato, riffs de teclados, el elegante acento inglés y las guitarras súper cargadas de este quinteto de Leeds, Inglaterra, sugieren una colección de discos con alto contenido de Madness y XTC. Pero el aniñado cantante Ricky Wilson y sus armonías con el baterista Nick Hodgson también tienen una deuda con las melodías de las bandas originales de la British Invasion, como los Hollies y los Zombies. Es la alegría melódica de los perfectos singles pop de este álbum debut, como “I Predict a Riot” y “Oh My God”, lo que insinúa que estos chicos con onda pueden sobrevivir a la moda de todo lo post punk.
- 44- Bersuit Vergarabat
Testosterona
Universal
Barrenando el exito masivo y una agenda de trabajo sobrecargada (a la que se sumó el trabajo junto a Calamaro), la Bersuit se las arregla para proseguir con su obra creativa. Componiendo en una variedad de combinaciones que incluye prácticamente a todos sus integrantes, entregan una nueva andanada de canciones cuya agenda incluye lo escatológico, la angustia existencial, la nostalgia y, desde ya, la disección de la realidad social. Musicalmente, demuestran la misma voracidad; en medio de ese tono bailantero que ya es su característica, abordan el candombe, la guarania, hip hop, ska, murga y algunos híbridos que podrían denominarse “música bersuitera”.
- 45- Lisandro Aristimuño
Ese asunto de la ventana
Los Años Luz
En su segundo album, el trovador rionegrino continúa relatando su odisea personal a través de sus canciones, redondas miniaturas de gran vuelo musical y poético. Acorde con su radicación en Buenos Aires, los cielos abiertos del primer álbum son vistos ahora a través de una ventana, y las influencias folclóricas aparecen en forma menos evidente; pero la lírica elusiva, el cuidado en los arreglos y la voz frágil continúan siendo su marca de fábrica. Su grupo, que combina electrónica con instrumentos acústicos, elabora texturas finas, y se refuerza con un cuarteto de cuerdas y la voz del invitado Kevin Johansen.
- 46- Pornomotora
Pornomotora
Eje Records
Tras casi un año de haber sacado su EP Invitación, Pornomotora era una leyenda urbana con visos de volverse grande. Y el anhelo se hizo realidad cuando salió a la luz su primer disco autotitulado, un trabajo lleno de punk rock guitarrero con algunos apoyos electrónicos, pero que no alteran la esencia de un álbum intenso y fluido, con golpes de batería desenfrenada y una producción impecable. Este álbum también presenta contrastes entre lo duro y lo suave [basta prestar atención a “Estar”], una fórmula que sin ser cliché le da un sonido heterogéneo a los quince cortes del disco y que recuerda a grupos como Pearl Jam o The Vines.
- 47- Daddy Yankee
Barrio fino
Universal
El año pasado fue casi imposible caminar dos cuadras sin escuchar “Gasolina” de Daddy Yankee saliendo del estéreo de algún auto: las pulsaciones de parche sintético, los coros de voz femenina y las densas rimas en espanglish. Como estrella máxima del reggaeton, Daddy Yankee explota un estilo 50 Cent en versión boricua. Más allá de las colaboraciones estelares, lo que hace que Fino funcione es la forma en que presenta los elegantes y fabulosos ritmos del barrio con rimas descaradas y eslóganes instantáneos. Una excursión agitada a los placeres más rudos del reggaeton.
- 48- Chillout Venezuela
Varios artistas
Gozadera Record
Chillout venezuela es un proyecto fruto del esfuerzo de José Luis Pardo, guitarrista de Los Amigos Invisibles, quien quiso darle sentido a una escena musical en constante crecimiento y que se desarrolla en una Caracas cambiante, dispuesta a recibir nuevas propuestas. Aquí se puede escuchar el talento de bandas como Todosantos, Maseratti, Le Merm, y Gárnica, que hacen aportes interesantes donde la creatividad sale a flote.
- 49- Marcelo Fabián
Beija flor
Ultrapop
Aquí esta el astro de la cumbia-dub. En consonancia con el alemán Uwe Schmidt (Sr. Coconut) o el bizarrísimo Dick el Demasiado, el argentino Marcelo Fabián explora –a veces, con humor– ritmos latinos contemporáneos (¡incluso el reggaeton!) y logra una mixtura irresistible de beats electrónicos y percusiones caribeñas. Maracas digitales que, alternativamente, divierten en el chill out, animan la pista de baile y constituyen el soundtrack ideal para el videogame de un superhéroe con ojos de bongó.
- 50- Benjamin Biolay
A L’Origine
Virgin/EMI
Después del french touch, aquella súbita escalada electrónica ocurrida durante los últimos años del siglo pasado, la música francesa recuperó la tradición de los cantautores y sus diversas formas de abordar un género inoxidable: la chanson française, una melodía eterna que nació como canción social hasta convertirse en un sofisticado susurro romántico. Benjamin Biolay es el último y mejor eslabón en la cadena de las compositores de melodías inolvidables con acento francés. Sin embargo, Biolay es un dandy ambicioso y, además de cantar bajito o sufrir arrebatos melancólicos, es un serio narrador de films noirs en los que también caben las guitarras sucias.