
De paso por Buenos Aires, prefiere tomarse vacaciones que explicar el culto que se le rinde
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Irreverente, provocadora, lúcida: a Liliana Felipe nada la detiene. No duda en confrontar con buena parte del planeta, desde el sonidista del nd/Ateneo –“No le interesa la música, sólo le preocupa ejercer una posición de poder”– al Papa –“A esta altura, ¿cómo puede ser que alguien se ponga triste si se muere?”. Ni en confraternizar con personas o causas que la movilicen emocional o intelectualmente: Fernando Peña, Marcelo Moguilevsky, la Revolución Cubana, las minorías y siguen las firmas.
Esta argentina, radicada en México desde hace más de treinta años, es cosa seria. Trasplantada a tierras aztecas para escapar de la feroz dictadura militar que le arrebató la vida de su hermana, la Felipe echó nuevas raíces y organizó una resistencia cultural sobre la base del teatro/bar El Hábito. Esa tarea titánica no habría obtenido los mismos resultados sin Jesusa Rodríguez, su aliada, pareja y compañera fiel de turbulencias. “Nuestra relación se mide ya en décadas y cada vez que la miro se me siguen yendo los ojos como el primer día”, explica cómplice.
Su nueva visita a la Argentina dio testimonio de que el secreto bien guardado que encarnaba empieza a tener fisuras. Dos nd/Ateneo repletos –4 y 5 de marzo– y una presentación en Córdoba –el 10– hablan claro de que su propuesta convoca cada vez más fieles. La gran excusa fue presentar sus dos flamantes nuevos álbumes. “ Tan chidos es el disco con canciones de cabaré. La que más muestra mi estilo”, dice. Ese estilo realmente propio es un caldo espeso que supo cocinar con influencias de lo más variadas –Boris Vian, Tita Merello, Leo Maslíah, Tom Waits, Frank Zappa.
Pero si bien en principio iba a editarse un solo disco, el rumbo original debió rectificarse. “Digamos que Jesusa me dijo que no dormía más en casa si no grababa de una vez un disco de tangos.” Y así apareció Tangachos, el trabajo que incluye clásicos como “Las cuarenta”, “Tinta roja” y “Naranjo en flor” –entre otros–, más una versión paródica de “Volver” y dos composiciones propias.
Mira fijo la Felipe. Tiene esa impronta reconocible de los luchadores. Aunque sabe que también hay que cuidar las fuerzas: “Nos vamos a tomar dos años de descanso con Jesusa, que comienzan cuando lleguemos a México. Estamos cansadas de muchos años de trabajar en la noche y luchar contra la estupidez. La idea es relajarnos, componer mucho y tomar más energía para volver. No se van a librar fácilmente de nosotras”, casi amenaza entre sonrisas. Nadie lo duda.




