Megadeth - Endgame

Que duda cabe: Megadeth es de lo más grande del heavy internacional. Pero Dave Mustaine se encargó de desdibujar la carrera de la Filarmónica con discos flojos como Risk (1999) y The World Needs a Hero (2001), destruyendo la mejor encarnación de la banda –con Menza / Friedman / Ellefson–, con amagos de retiro y declaraciones poco afortunadas. Desde el regreso de 2004, el Colorado intentó recuperar el prestigio perdido abjurando de algunos errores y mirando más hacia el pasado que hacia el futuro. Endgame se suma a esa tendencia, pero viene con algunas buenas nuevas. El guitarrista y cantante encontró la mejor formación desde su retorno a la escena: Broderick (guitarra), LoMenzo (bajo) y Drover (batería). Los nuevos temas tienen una avalancha de solos y duelos, abunda la furia y la velocidad, y la producción es muy cuidada. ¿Alcanza para ser el disco de Megadeth que queremos escuchar? No necesariamente. El tiempo pasó para todos y el nivel compositivo está muy por debajo del mítico Rust in Peace (1990). "Bite the Hand", "44 minutes" y "Head Crusher" revalidan a Mustaine, que es único, pero no encuentra o no quiere buscar el Painkiller (Judas Priest) que redimensione su carrera.

Por Por Sebastián Feijoo

LA NACION

• Críticas

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