
Murga y canción de dos orillas
El músico uruguayo presenta hoy en La Trastienda Sin remitente
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Pletórico y sin dormir. Así está de contento y cansado Alejandro Balbis. Hace unos días llegó al mundo su tercer hijo. "El primero -hace casi dos décadas- me ancló a la vida. Me la salvó. Porque hasta entonces no tenía ningún compromiso. Y una cosa trajo la otra porque también tuve que ponerme a laburar. En la música es más mito que otra cosa eso de que estás de juerga todo el tiempo. Así no podes hacer una carrera", dice el cantautor y murguista. El resultado muestra dos discos en solitario; el último, Sin remitente, publicado en 2013 en Uruguay y ahora en Buenos Aires, es el que presentará formalmente esta noche en La Trastienda.
Alejandro Balbis es un montevideano modelo 1967 que se hizo murguista de chico, con Firulete (antecedente y versión kids de Agarrate Catalina), hasta que llegó a las ligas mayores con su paso por Falta y Resto. En 1998 se instaló en la Argentina y aquí se quedó como residente, aunque sus viajes al Uruguay son constantes.
Sin remitente es un disco de canciones, de diferentes géneros e historias, de murga, de anecdotario oriental y de postales porteñas, como "Boedo en mí".
Al momento de hablar de sus discos les da buen crédito a los productores. "Yo creo las canciones. Después viene el tipo que sabe qué hacer para que den lo mejor que tienen. Por ejemplo, mis canciones estaban [en tonalidades] más altas hasta que me dijeron que si mi voz es grave, las canciones tenían que sonar así. Porque no es lo mismo que en el mundo del murguista."
-¿Cómo te llevás con ese murguista que no dejaste de ser?
No sé si voy a volver al carnaval, pero no dejo de ser quien soy. Se tendrían que dar coincidencias que están difíciles. Pero no tengo problema con eso. Las búsquedas en las que me metí cuando hice Los Balbis, Camorra o mis discos me mostraron otras cosas. No me genera conflictos. Veo algunos compañeros que quizá tengan conflictos, un intento por despegarse del género. Yo me tomo mi tiempo para ir a Montevideo a ver el carnaval, a esos grupos que andan bien y que me interesan. Y veo que han cambiado mucho las reglas. Los parámetros del concurso y las reglas no escritas, la parte deportiva del concurso.
-¿Hasta qué año estuviste con Falta y Resto y cuándo fue la última salida con una murga?
-Hasta 2002 más o menos estuve con La Falta. Y la última vez que salí fue con Asaltantes con Patente, en 2007, que ganamos el concurso. Es curioso que después de ese año ni el Pitufo [Lombardo], ni Marcel [Keoroglian] ni yo volviéramos a salir en carnaval. A veces lo hablamos. No quiero hablar por ellos pero creo que tenemos un tedio generado por lo que parece una competencia deportiva. Las murgas que funcionan son las que empezaron a ir a concursar para ganarse al público y desde una premisa distinta de la de hacer un espectáculo para puntuar al máximo en los rubros de la competencia.
-En el disco aparece el murguista que sos y además el cantautor que muchas veces parece ser autorreferencial.
-Es probable que haya cosas de uno ahí. Hasta hace poco hice análisis. Le di los discos a mi analista, quizá fue por eso. Pero hay temas como el desarraigo que yo no conozco. Estoy constantemente en el Uruguay con mis amigos, mis cosas. Y más que antes. Porque antes me conocían como la 17a parte de Falta y Resto. Después de la salida de mi primer disco, El gran pez, todo comenzó a ponerse de otro color. Cuando te saludan por la calle y te dicen alguna cosa linda es porque te reconocen. Y la devolución de este último disco es más lenta pero creciente. Quizá por la comparación con el anterior, que es inevitable. El cerebro busca el camino más corto. Y el más corto es la costumbre, lo que no tenés que elaborar.
Alejandro Balbis
Presenta Sin remitente
La Trastienda, Balcarce 460
Hoy, a las 21.30
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