Murió Alicia Berdaxagar, una verdadera reina de la escena
En el escenario que haya habitado, la presencia de Alicia Berdaxagar, que murió ayer, a los 93 años, oficiaba de imán. Fuera él, tenía algo de verdadera dama. Muchos la decían "La Reina", elogio que ella aceptaba aunque bajara la mirada.
Mientras estudiaba en el Conservatorio Nacional le propusieron sumarse a la versión de Yerma que Mario Rola estaba ensayando con Eva Dongé en el rol principal. Hubo que convencer al padre de Berdaxagar, que no quería saber nada con que Alicia fuera actriz, pero de tanto insistir, finalmente aflojó. La obra fue un éxito. Al año siguiente Rolla la repuso y como Eva Dongé no pudo hacerla, la Berdaxagar hizo de Yerma. Desde ese momento, salvo en muy cortos períodos, nunca se bajó de un escenario. Mujer inquieta, fue completando sus estudios juntos a maestros de la actuación de la talla y de la diversidad de lenguajes como Juan Carlos Gené, Augusto Fernandes, Carlos Gandolfo, Lito Cruz y Ricardo Bartís. Integró los elencos estables de la Comedia Nacional y del Teatro Municipal General San Martín. En todos fue esculpiendo su estilo, su modo de trabajar y su personal manera de habitar un texto.
El listado de los espectáculos en los que actuó impresiona por su heterogeneidad. Desde Barranca abajo, de F. Sánchez hasta El jardín de los cerezos, de Chejov, pasando por Danza macabra, de Strindberg; Movimiento continuo, de Discépolo; Viejos tiempos, de Harold Pinter; La casa de Bernarda Alba, de García Lorca; Veraneantes, de Máximo Gorki, Todos eran mis hijos, de Arthur Miller; Un enemigo del pueblo, de Henrik Ibsen; Morgam, de Griselda Gambaro; Escenario para un solo momento, de Samuel Beckett; y Los pilares de la sociedad, también de Ibsen.
Imposible no reparar en dos obras que fueron éxito en su tiempo: Copenhague, en los que compartía escena con los maestros Juan Carlos Gené y Alberto Segado en una masterclass de actuación; y Esperando a Godot, la versión que estrenó Leonor Manso y que el Teatro San Martín tenía previsto reestrenar estos días y finalmente no lo hará. En esa puesta ella hacía de Lucky y por aquel trabajo esta actriz de baja estatura expandía sus mundos con una fuerza arrasadora.
Cuando estaba por estrenar El último yankee bajo dirección de Laura Yusem, directora ligada a la trayectoria de Berdaxagar, le preguntaron cuál era su personaje que recordaba con mayor carino. "En realidad –apuntó– mis mejores recuerdos son más bien momentos chiquitos, aislados, sobre todo de la época de los ensayos. Me gusta la época de la búsqueda, cuando estás ahí y no sabés bien para qué lado agarrar".
En televisión participó en los ciclos Alta Comedia, Teatro Palmolive del Aire, El hombre que volvió de la muerte y en varias telenovelas y tiras diarias. Aunque su mundo era el teatro, le gustaba el trabajo en el estudio. "Que la cámara se encargue de mí, que yo hago lo que puedo", solía decir. En cine actuó en la película El amor y el espanto, Siempre fuimos compañeros, Con el más puro amor, Este loco amor loco, Bodas de cristal, El jardín de ceniza, entre otros.
Casada con Carlos Carella, obtuvo los premios Molière, Florencio Sánchez, María Guerrero, Trinidad Guevara, Podestá, ACE, Konex y Leónidas Barletta. La dama, la reina de la actuación fue declarada personalidad destacada de la cultura.
Sus restos son velados en Thames 1164 hasta las 23.
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