Isabel de Sebastián: "Lo que menos necesitamos en la pandemia es un animador"
Una inesperada cronista argentina viene contando al detalle la crisis que está provocando la pandemia de coronavirus en Nueva York. Se trata de Isabel de Sebastián, cantante de la banda Metrópoli en los años 80 (aquella del corte radial "Heroes anónimos") y afincada hoy en Brooklyn, donde vive una gran cantidad de inmigrantes latinos que son los que más sufren por la falta de una sistema de salud público que los atienda y proteja.
Sensible con la situación, De Sebastián empezó a publicar en su propio blog, con mucha precisión y una escritura muy pulida, detalles de lo que se vive hoy en esa ciudad norteamericana. Exhibe cifras elocuentes, que cortan el aliento, pero también conserva la esperanza: "Hay más de medio millón de indocumentados en Nueva York, y más de la mitad de ellos provienen de Latinoamérica. Los inmigrantes ilegales constituyen el 10% de los trabajadores de esta ciudad, y son los que menos ganan. El 49% de los latinos en el país declara en estos días que ellos o un miembro de la familia con la que viven, o ha sido despedido o ha recibido un recorte de sueldo. Dos tercios declaran que no van a recibir ninguna remuneración si pierden más de dos semanas de trabajo (...). Los latinos constituyen el 29% de la población de la ciudad de Nueva York, pero representan el 34% del total de muertes por el coronavirus. Pero cuando termine la pandemia, se volverá a escuchar salsa en esas discotecas del Harlem hispano, donde la sección de vientos, afiladísima, corta el aire, las botellas de Coca Cola y ron brillan en las mesas y las parejas se mueven con una gracia imposible".
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Nacida en Buenos Aires, Isabel de Sebastián vivió su adolescencia durante la dictadura militar y después fue parte de la gran movida cultural porteña que se desató en los años 80 con la llegada de la democracia. Fue parte de las Bay Biscuit y armó Metrópoli con Celsa Mel Gowland, Ulises Butrón y Richard Coleman, un proyecto que dejó dos discos -Cemento de contacto y Viaje al más acá- y un hit radial que en la coyuntura actual cobró un significado muy especial: "Héroes anónimos" ("Estamos atrapados en la misma red / viajando por un laberinto / Estamos sosteniendo una pared / por favor no la dejes caer / Todos somos héroes anónimos / guerreros en este lugar / peleando con el corazón / combatiendo tanta soledad").
Trabajó con Virus, Soda Stereo y Luis Alberto Spinetta, y finalmente viajó a Nueva York para grabar un disco que nunca pudo editar. Pero en esa ocasión conoció a Bob Telson, el creador de la famosa banda sonora de la película Bagdad Cafe. Se enamoró y tuvo con él dos hijos que también son músicos. Exploró el tango y la música latinoamericana, volvió a Buenos Aires, ganó un premio Gardel por su disco Isabel de Sebastián (2013), que incluye un tema de Daniel Melingo ("Corazón y hueso") y una versión remozada de "Héroes anónimos", y empezó una vida repartida entre Estados Unidos y Argentina. Estaba planeando venir a Buenos Aires cuando explotó la pandemia, que además viene teniendo un capítulo especialmente dramático en Nueva York, donde ya murieron cerca de 14 mil personas.
El viaje a la Argentina estaba relacionado con la presentación de Corazonada, su nuevo disco. Las flamantes nueve canciones ya se pueden escuchar gratis en su canal de YouTube. Y en mayo estarán disponibles en las diferentes plataformas de streaming. El espíritu del disco es festivo y cargado de esperanza, como queda bien sintetizado en la letra y el videoclip del primer corte, "Todo baila": "Cómo los pájaros que cantan en la noche / y que esperan a la luz que volverá / bailamos porque el agua busca el río / y tu cuerpo roza el mío al caminar / Baila, baila… / Baila todo, todo baila / Baila, baila... / ¡Baila todo, todo baila!". Un bálsamo musical para esta época de crisis mundial desatada por la pandemia de coronavirus. Participaron de su grabación Daniel Melingo, David Telson (hijo de la artista), Bob Telson, Guillermo Pesoa (Pequeña Orquesta Reincidentes), Euge Craviotto (Mamita Peyote), Cristhian Faiad, Lautaro Cottet, Bárbara Aguirre, Juan Absatz y Martín Krenz, con arreglos y producción de la propia Isabel, Mauro Cambarieri y David Bensimón, que también tocaron la mayor parte de los instrumentos.
"Una corazonada es mucho más que un impulso caprichoso. Es una chispa vital y un movimiento hacia adelante, una intuición que contiene esa enorme riqueza de experiencias que vamos incorporando a lo largo de la vida, consciente e inconscientemente -explica la cantante argentina desde Nueva York-. Este disco es la síntesis del mapa sensible de mi vida, y tiene que ver con el 'corazonar', como opuesto a descorazonar. Lo que menos se necesita hoy es desaliento", asegura.
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—En Brooklyn, donde vivís vos, es muy complicada la situación, ¿no?
—Sí, sobre todo porque no tenemos salud pública y hay una brecha económica muy grande entre ricos y pobres. En Brooklyn hay una gran densidad de población y son muchos los que viven en muy malas condiciones. La impericia del gobierno de Donald Trump empeoró las cosas. Trump fue sumamente irresponsable en su tratamiento del tema y hasta dijo que él siente la obligación de animar a la gente, más que provocarle angustia. La verdad es que lo que menos necesitamos en la pandemia es un animador. Es un problema de negligencia e ignorancia. Y encima tiene un problema personal con Nueva York, que es uno de los estados que menos lo vota, especialmente los que viven en la ciudad. Hizo su carrera y heredó su fortuna acá, pero vive pegándole duro a la ciudad con impuestos de toda clase y un gran desprecio por sus habitantes. La comunidad latina, que trabaja básicamente en lo que se conoce como "la industria de la hospitalidad" (hoteles, bares, restaurantes), vive en los barrios más afectados: Queens, Brooklyn, Alto Manhattan, Bronx. Son los más expuestos y al mismo tiempo los más afectados por el desempleo. Es realmente muy cruel.
—Estabas por venir para Buenos Aires cuando empezó todo esto.
—La idea era quedarme abril y mayo, pero no pudo ser. Me di cuenta muy pronto de que esto iba a ser un desastre en Nueva York. Y como tengo acá hijos y gente muy querida, decidí quedarme. Tengo una capacidad de predicción que tiene su parte buena y su parte mala: a veces soy la que hace sonar las alarmas y puedo sufrir por eso, pero también puedo prevenir. Ahora estoy concentrada en que la gente más cercana tenga todo lo necesario y se cuide apropiadamente.
'Héroes anónimos' la escribí en la bisagra entre la dictadura y la democracia. Hace poco, un enfermero me escribió para contarme que escucharla lo ayudaba y le daba fuerzas en este momento
—Este nuevo disco tiene variedad estilística, pero está lejos de aquello que te hizo conocida en los 80, la música pop de Metrópoli. ¿Por qué fuiste abandonando aquella línea?
—Cuando llegué a Nueva York conocí a Bob Telson y gracias a él entré en contacto con muchísimas músicas del mundo. Ahí se me abrió un gran abanico de riqueza cultural y me empezó a cambiar la cabeza. Yo profundicé en el tango y el folclore desde Nueva York. Fue algo así como lo que cuenta Tom Waits en su canción "San Diego Serenade", la que dice que nunca conoció la Costa Este hasta que se mudó al Oeste.
—¿Cómo recordás los 80 en Buenos Aires?
—Hubo una explosión de creatividad. Muchos de nosotros estábamos en las gateras esperando poder salir y ver la luz nuevamente después de un periodo de mucha oscuridad. "Héroes anónimos" es una canción que partió de esa sensación de tener que salir sí o sí de un lugar oscuro. La escribí en la bisagra entre la dictadura y la democracia, y me llama la atención la vigencia que conserva. Hace poco, un enfermero que trabaja en Buenos Aires me escribió para contarme que escucharla lo ayudaba y le daba fuerzas en este momento tan difícil.
—¿Cuál dirías que es la columna vertebral de Corazonada, tu nuevo disco?
—Es un disco muy personal. La mayor parte de las canciones son mías y cuentan historias íntimas, pero de una manera bastante universal. Son temas atravesados por un romanticismo existencial. No diría que es sentimental, pero sí muy sensible. Y es definitivamente mi disco más maduro. Yo estoy trabajando cada vez más sobre distintos aspectos de nuestra música. Hay temas que están muy cerca de la milonga, por más que puedan tener una guitarra del Lejano Oeste. Y hay otros con un componente folclórico importante. Es el disco en el que mezclo todas mis influencias, que van desde el Cuchi Leguizamón hasta Leonard Cohen. Y estoy muy feliz con el resultado, porque transmite dos sensaciones que en este momento pueden servirle a la gente que está recluida: melancolía y ternura.
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