La cantante explica cómo retomó el control de su carrera
‘Trato de tener una mente abierta”, canta Lily Allen en “Come On Then”, el primer tema de su cuarto disco, No Shame. “Siento que estoy siendo atacada todo el tiempo.” El álbum, compuesto en su estudio de Londres durante varios años, es el más personal de la cantante, y revela una batalla intensa contra la depresión ocasionada por su reciente divorcio de Sam Cooper y una intrusión aterradora de un acosador. Trabajó con varios productores y colaboradores, pero No Shame es en gran medida una creación de Allen, que finalmente recuperó el control de su carrera después de Sheezus (2014), un disco comercialmente exitoso con el que recibió críticas ambivalentes.
No Shame fue compuesto durante un período largo, y eso se nota...
Sí, seguro. “Family Man” es donde empezó todo. Todavía no me había separado de mi marido en ese momento, y tenía esperanzas acerca de dónde podía llevarnos nuestra relación. Después, bueno, me pongo cada vez más suicida a medida que el disco avanza, y se empieza a sentir un poco más amargo sobre el final. Es bastante preciso.
¿Por eso decidiste abrir con “Come On Then”?
Sí. Cuando me dispuse a componer este disco, el tema más importante de mi vida era el desmoronamiento de mi matrimonio, y eso pasó probablemente por el caos que me rodeaba en esa época. Hay muchos factores que contribuyeron a ese caos, y la prensa fue uno de ellos. Empecé a pensar si la versión de mi vida que contaba la prensa era algo verdadero. No era capaz de diferenciar. Fue una canción extraña porque, antes de que mi matrimonio con Sam se deshiciera, la gente ya estaba hablando de nuestra separación. Fue una profecía autocumplida.
¿“Cake” es un signo de puntuación intencional en el disco?
Creo que fue más como decir: “Oh, Dios mío, todo lo que escribo es deprimente”. Tiene que haber alguna canción positiva en algún lado. Me acuerdo de haberla compuesto y llamar a Seb [Chew] y decirle: “Estoy siendo ligeramente más optimista”. Y él me dijo: “¡Uf! OK”. Fue un alivio sacar eso.
¿Fue difícil para vos ser optimista?
Sí. Porque había estado jodidamente deprimida durante años. Fue como decir: “Bueno, no compuse nada que me haga querer cortar las venas. Debe ser que la luz al final del camino está apareciendo en el horizonte”.
¿Disfrutás de las giras?
Esta última serie de recitales fue muy buena, y fue como un desafío porque, en giras anteriores, yo contaba cuántas canciones faltaban para terminar y poder salir del escenario. Así de poco lo disfrutaba.
¿Por qué?
Porque nunca pude construir mi show en vivo. Mi éxito llegó de la noche a la mañana. Tenía 19 años y alguien me llevaba a la sala de ensayo y decía: “Acá está tu grupo y esto es lo que vamos a hacer. Son cinco sesionistas y van a tocar tu música en vivo y vos salís y cantás las canciones”. La idea de pagarles a cinco personas a las que no les importa una mierda tu música... No sé. Era como unir puntos con un lápiz, mientras que los shows del disco nuevo han sido muy pensados. Es mi show. Es un nuevo capítulo.
"'Sheezus', mi disco anterior, es un período muy malo de mi vida. No me gustaba la que yo era entonces", dice.
¿Cómo te sentís ahora acerca de Sheezus?
Prefiero no hablar de eso.
¿En serio?
Sí. Es un período muy malo de mi vida. No me gustaba la que yo era entonces. No sabía bien quién era. Estaba teniendo una crisis de identidad y, por primera vez en mi carrera profesional, dejé que otras personas tomaran las decisiones por mí. Fue un lío.
¿Ahora sabés qué querés?
No al 100%, pero definitivamente sé lo que no quiero. Y también descubrí que no tengo el control de las cosas. En cuanto publicás un disco, ya no está en tus manos. Sé que hice lo mejor que podía hacer. Listo. Es la única manera en la que puedo dejar a mis hijos por períodos largos sin sentirme horriblemente culpable. Creo que eso fue lo más difícil de Sheezus: despertarme en un micro de gira en medio de Wisconsin, borracha y deprimida, sin ganar mucha plata, y pensar: “¿Por qué no estoy con mis hijos?”.
¿De dónde sale el título No Shame [Sin vergüenza]?
Como mujer y como madre joven, siento culpa de ser exitosa. Y creo que el disco se trata sobre eso, y sobre no tener vergüenza de haber tomado drogas y esas cosas.
¿Y de dónde pensás que sale ese sentimiento de culpa?
Del patriarcado. Desde que me empezó a ir bien comercialmente, siempre fue como: “Bueno, estás ahí por tu papá, debe ser por Mark Ronson y Greg Kurstin que te va bien”. Es como que todos, excepto yo, son responsables por las canciones que compuse yo, y que vendieron millones alrededor del mundo. Y creo que fue por la manera en la que la prensa sensacionalista me trató todos estos años. Cada vez que imprimen una foto de mierda mía es como: “Debería tener vergüenza, porque no tiene tacos altos ni un montón de maquillaje”. Es constante, y no es algo con lo que los hombres tengan que lidiar. Me acuerdo de que una vez Chris Martin me llevó a mi casa en Estados Unidos, y salió una foto de los dos en su auto que decía: “Lily Allen, casada y madre de dos, fue vista sin su esposo en el auto de Chris Martin”. Él también era un “padre de dos, sin su esposa”.
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