El director de Sector 9 habla de Chappie, su nueva película, que protagonizan Ninja y Yo-Landi, y de cómo combina miseria social y ciencia ficción
1 minuto de lectura'
Chappie es un robot diseñado por la policía de Sudáfrica para luchar contra el delito, pero es especial: a diferencia de los otros cientos de robots que patrullan las calles, él fue robado por una pequeña pandilla que lo quiere cambiar y adiestrar en las artes del delito. En Chappie, la nueva película de Neill Blomkamp (Sector 9, Elysium), Ninja (el rapero del dúo sudafricano Die Antwoord, que aquí interpreta a un gangster llamado también "Ninja") y otro patotero (interpretado por José Pablo Cantillo) le enseñan al robot a caminar como un delincuente, a mirar de reojo, a mover las manos de modo amenazante, a sacudir una navaja y a usar un nunchaku. Las calles de Johannesburgo no son las de una aldea plácida: la policía y las pandillas se disputan su control. Y Chappie es el as con el que Ninja y Yo-Landi (la otra mitad de Die Antwoord, que aquí hace de una pandillera llamada también "Yo-Landi") quieren hacerse ricos.
"Más o menos un año antes de que tuviera la idea de hacer Chappie, conocí a los Die Antwoord en un evento, y por supuesto que ya conocía su música", dice Blomkamp, un director de 36 años nacido en Johannesburgo y criado en Vancouver, que es quizás uno de los tipos más originales en la ciencia ficción actual. Blomkamp ya había demostrado toda su creatividad y su ironía en Sector 9 y Elysium, dos películas que combinan muy bien la ciencia ficción de alienígenas y nuevas tecnologías con escenarios nada convencionales para este tipo de historias tantas veces contadas en Hollywood: Blomkamp es capaz de hacer que una nave marciana se estacione sobre la ciudad de Johannesburgo y que genere manifestaciones populares y choques violentos con la policía, y que un alien enfermo se esconda en una villa miseria de la zona más pobre de esa misma ciudad sudafricana.
En Chappie, Blomkamp vuelve a crear un cóctel de sci-fi, acción y miseria social (adonde se suman además Sigourney Weaver y Dev Patel). "Cuando estaba haciendo la película Elysium, llevaba su música en mi iPod y pensaba: ‘Sería muy interesante si pudiera trabajar con ellos". Así fue que empecé a idear una historia para ponerlos a actuar’."
¿Cómo fue el trabajo con Die Antwoord?
Ellos estaban como vírgenes porque nunca antes habían actuado, en el sentido clásico de la palabra, más allá de sus videos y de algún corto que hicieron [Umshini Wam, dirigido por Harmony Korine]. Al principio estaban un poco duros, pero a medida que avanzamos con las jornadas y el coaching, se fueron soltando. Todo resultó fácil, al final. No fue tan sencillo traerlos a la película, porque los productores no estaban seguros de que Ninja y Yo-Landi pudieran cargar con todo el peso de actuar y protagonizar la historia. Pero yo insistí en que debían ser ellos, y no otros, quienes interpretaran los papeles de la pareja de gangsters que iba a criar y educar a Chappie. La razón principal por la que yo quise que los Die Antwoord estuvieran en mi película fue que son cautivantes y carismáticos: sus tatuajes, su corte de pelo, sus expresiones faciales... La gente que los ve por primera vez dice: "¿Quiénes son estos tipos? ¡Quiero conocerlos!". Tienen un elemento freak que es magnético. Estoy muy orgulloso de haber logrado que estos dos estuvieran encabezando el elenco de un film mainstream.
En la película, los Die Antwoord interpretan personajes que se llaman "Ninja" y "Yo-Landi", y hay música de Die Antwoord, y hasta locaciones utilizadas en videos de ellos. ¿Por qué?
Yo no contraté a los Die Antwoord sólo para que actúen, sino que lo hice porque son artistas completos, con una imagen global, que se han construido a sí mismos de la nada, sin la ayuda de nadie. No fue fácil trabajar con gente que se dedicó toda su vida a diseñar sets y decirle: "Desde ahora, toda la dirección de arte corre a cargo de Die Antwoord, y ellos harán lo que quieran acá". Eso es algo que suena muy raro a los oídos de un equipo de producción, pero exactamente lo que yo quería. Así fue el resultado: todo el set quedó súper cool, y único.
Hace poco, el director brasilero José Padilha versionó Robocop, otra película sobre robots y policías. ¿Puedo guardar mi copia de Chappie al lado de la de Robocop?
No creo. Vi la Robocop de José Padilha, que habla sobre las fuerzas de seguridad en la sociedad. Chappie, en cambio, habla en definitiva sobre la existencia del alma. Chappie es un robot que quiere tener un alma. Por un momento me preocupé porque las dos películas salieron a cartel con muy poca diferencia de tiempo. "¡Carajo, este timing es muy malo!", pensé. Pero ahora ya pasó. Cuando ves los dos films, son muy diferentes, aunque es cierto que tienen algunos elementos similares y la comparación general es inevitable.
La ciencia ficción que mostraste en Sector 9 y ahora de nuevo en Chappie es muy diferente a la que muestra Hollywood. En tu cine, la tecnología robótica y los extraterrestres se mezclan con las fracturas sociales del Tercer Mundo. ¿Cuál es tu fórmula?
Me interesa que el lugar que utilizo para filmar tenga peso por sí mismo, por eso elijo Johannesburgo. Simplemente, filmo en ciertos espacios y ellos solos ya me dan un efecto de ciencia ficción. Johannesburgo también puede verse como Beverly Hills en otras zonas, pero no son las que me interesa usar. Si no hay una razón profunda para hacer un film, ¿cuál es el punto? A mí me interesa ser recordado como un director que hace películas que tienen un mensaje, pero sin exagerar: si voy a ser recordado como uno que hace películas políticas, mejor me pongo un arma en la boca ahora mismo.
Por Javier Sinay
- 1
Teatro Colón: una gala de excelencia musical para celebrar los 100 años de su Coro y Orquesta Estable
2El descargo de Gimena Accardi luego de lucir en los Martín Fierro el mismo vestido que Moria Casán usó en un evento
3Tras el diagnóstico de ELA, Eric Dane anuncia sus memorias: “Quiero que la gente recuerde lo que es vivir con pasión”
4La tajante reacción de Gisela Dulko ante los rumores de romance con Roberto García Moritán



