Noah Emmerich, el actor con 30 años de trayectoria que todos ubican y nadie reconoce
Su cara nos resulta familiar. Si lo vemos en una foto es probable que lo reconozcamos aunque no sepamos su nombre ni nada de su historia. Desde hace unos treinta años viene construyendo una trayectoria artística como un buen actor de reparto sin mayores pretensiones que hacer bien su trabajo. Muchos aseguran que es el personaje que siempre trae la cerveza.
De ahí que lo conozcamos como el actor rubio, alto y de piel áspera que brilló como Marlon, el mejor amigo de Truman en la perturbadora película de Jim Carrey que se estrenó en 1998. Y también como Stan Beeman, el complejo agente del FBI vecino de los espías rusos, en la exitosa y magistral serie The Americans que se estrenó en 2013 y terminó en 2018.
Durante los quince años que separan a los dos grandes personajes que hasta ahora interpretó en su carrera, Noah Emmerich siguió trabajando activamente y con regularidad en películas y series -por eso su cara nos suena-, pero siempre en roles secundarios y olvidables, un poco del montón, a pesar de ser reconocido en la industria como un actor sólido y preparado.
Todo parece indicar que su destino como actor de reparto eterno no es producto de la casualidad, de la mala suerte o de la falta de talento, sino que, al contrario, se trata de una decisión conciente de Emmerich que le permite entrar y salir del sistema sin perder vigencia liberado de la agenda de compromisos, obligaciones y rodajes de los artistas más famosos de Hollywood.
El actor no se vincula demasiado con gente de la industria, de hecho, vive en Nueva York. En una entrevista de 2014 a The Observer, Emmerich aseguró que no ocupa su tiempo pensando estrategias para convertirse en una súper estrella: "mi principal preocupación es hacer bien la tarea para el examen, soy riguroso en la elección de roles, no me interesa la fama sino crear personajes consistentes".
Uno de sus mejores amigos, el actor Joshua Malina, una de las estrellas de Scandal, hizo una definición perfecta fenómeno que provoca su colega. En una nota publicada en 2014 en The Hollywood Reporter aseguró que cuando la gente lo ve en la pantalla dice "Amo a este actor, pero no tengo idea de su nombre".
Malina conoce a Emmerich desde sus tiempos universitarios cuando los dos eran compañeros de cuarto en la Universidad de Yale con el objetivo de convertirse en abogados. De hecho, fue él quien lo introdujo en el universo de la actuación. En una entrevista al diario Chicago Tribune que data del estreno de The Truman Show en 1998, el actor contó la anécdota: "En el último año de la universidad, mi amigo Joshua Malina dirigía una producción de teatro y me pidió que estuviera en la obra. Yo le dije que no había posibilidad de que actuara sobre un escenario porque me aterraba, pero él me había elegido y solo tenía que decir tres líneas. Creo que arruiné la presentación, pero la actuación me intrigó. Ese fue el comienzo".
Noah es una persona culta e ilustrada. Viene de una familia relacionada con el arte y la cultura. Su padre tenía una galería de arte famosa donde Emmerich conoció a grandes artistas como David Hockney. Su madre, por otra parte, era pianista de concierto. Noah fue a una escuela privada del Upper East Side donde se hizo amigo del hijo de Bob Fosse, entre otros. Con un profundo interés por la música, estudió trompeta, violín, piano y hasta batería. Cuando le tocó decidir qué haría con su futuro concluyó que el camino musical como trompetista profesional iba a ser muy difícil y se anotó en la universidad con la ambición de llegar a la Corte Suprema de Estados Unidos.
La invitación de Malina fue clave para que el actor pusiera un signo de interrogación en el destino que había imaginado. En la entrevista al Chicago Tribune contó que en 1987 se fue un año a Australia y Asia para pensar. Allí se mantuvo escribiendo artículos de viaje. "Necesitaba saber si la actuación era solo una excusa para evitar la escuela de leyes, pero cuando volví en 1988 estaba convencido de que quería convertirme en actor. Perdí el apoyo económico de mis padres cuando les conté por lo que me conseguí un trabajo administrativo en una compañía de teatro que me alcanzaba para lo mínimo", recordó en el reportaje.
Durante los años siguientes, Emmerich se comprometió con el estudio del oficio. "No audicioné. No intenté ser un actor profesional. Leí obras de teatro. Y fui a ver muchas producciones", contó a la revista The New Yorker en 2013. "Estudié la técnica Meisner pero con un profesor aparte, no en la institución porque no me alcanzaba el dinero para pagarla."
Finalmente, en 1996 comenzó a audicionar y consiguió un papel importante en la película Beautiful girls por el que obtuvo buenas críticas. En la nota del New Yorker confesó que en ese momento se sentía muy anti-Hollywood por considerar que todo era inferior al teatro, pero que, sin embargo, cuando logró que lo eligieran para la pantalla grande decidió dejar de lado sus pretensiones snobs y emprender el camino hacia el oeste.
Allí logró su gran protagónico -de reparto- cuando se convirtió en Marlon, el mejor amigo de Truman -afectuoso y traidor a la vez-, en la famosa película dirigida por Peter Weir. A muchos todavía hoy no les termina de caer bien debido al controvertido papel que le tocó interpretar. "Durante años la gente se me acercó por la calle para reprocharme las actitudes con Truman en el film. Me decían `cómo pudiste hacerle eso a tu mejor amigo`. Las personas se indignaban conmigo", reveló en el New Yorker.
Entre 1998 y 2013, Emmerich participó en el elenco de distintas producciones e hizo apariciones unitarias en series exitosas como Master of Nones y The Walking Dead. Las películas Tumbleweeds (1999), Crazy in Alabama (1999), Miracle (2004), Little children (2006), Pride and Glory (2008), Warrior (2011) y Súper 8 (2011) son algunos de sus mejores trabajos cinematográficos.
Pero Noah todavía no sabía que el destino le guardaba una sorpresa. A los 48 años, después de haber interpretado a decenas de policías y oficiales de seguridad, el actor quería un personaje que no tuviera ninguna relación con el control o la violencia. "Una de las cosas que me prometí a mí mismo era que si hacía una serie de televisión, que podría durar varios años, no iba a llevar una insignia o un arma", dijo en una entrevista con el Hollywood Reporter en 2013 refiriéndose a la propensión de los directores de casting a elegirlo para los papeles de la ley y el orden.
"Entonces -continúa en la entrevista- me enviaron el guión de The Americans y lo primero que vi fue ‘Stan Beeman, agente del FBI’ y lo dejé". Dos semanas después de no haber respondido nada, lo llamó Gavin O’Connor, un director de cine con el que Emmerich trabajó en varias películas, para contarle que estaba trabajando en el piloto de la serie. El actor le explicó sus razones para rechazar el papel, pero O’Connor le insistió y le dijo que debería leerlo porque no se trataba de armas o insignias. "Gracias a él, lo leí y pensé que era algo interesante porque no se trataba de policías sino de carácter", contó Noah.
El actor aceptó el papel y compuso a un atormentado y convincente agente del FBI que, como sucede con el resto de los personajes, comienza a traicionar sus principios en nombre de defenderlos. Stan Beeman creció y se hizo cada vez más verosímil en cada una de las seis temporadas de la serie por la que ganó en su último lanzamiento el premio Critics' Choice Television como mejor actor de reparto. Además, la serie le permitió estrenarse en el rol de director.
En 2019, Emmerich protagonizó -detrás de Sacha Baron Cohen- la serie de seis capítulos El espía, donde interpreta a un espía del Mossad, el servicio de inteligencia israelí. Quizás condenado o bendecido por su perfil, el actor de unos 55 años bien llevados, hoy es parte del elenco de Fuerza espacial, la nueva serie de Netflix creada por Steve Carrell, donde encarna al rival del protagonista en una pelea absurda por dirigir un nuevo ejército para conquistar el espacio en línea con las políticas de Trump.