Paolo Genovese, el “psicólogo” más exitoso del cine italiano: “Me atrae convertir la proyección en una sesión de terapia multitudinaria”
El director de Perfectos desconocidos, uno de los más grandes éxitos del cine italiano de los últimos tiempos, llegó a la Argentina para presentar su nueva película y habló con LA NACION de los desafíos que enfrenta la pantalla después de los cambios de fondo provocados por la pandemia
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“Lo que más me interesa es el efecto que tendrá en el público lo que estoy contando. No me refiero a si gustará o no. No hago cine pensando en eso. Si hago películas es porque pienso en el efecto que tendrá en la gente lo que les pasa a mis personajes. Que el público sienta cuando deja la sala que algo cambió en su interior. Que cada uno salga con ganas de hablar y compartir lo que experimentó al ver la película. En definitiva, que mis películas tengan algún impacto en la vida de las personas”. Lo dice Paolo Genovese, uno de los directores más importantes del panorama actual del cine italiano, que encontró en 2016 gracias al éxito de Perfectos desconocidos el vehículo perfecto para sostener ese pensamiento.
La película, que cuenta lo que pasa en medio de un grupo de amigos cuando empiezan a revelarse secretos guardados dentro de los teléfonos celulares, adquirió muy pronto las características de un fenómeno global con nada menos que 23 remakes filmadas en otros tantos países y varias adaptaciones teatrales, entre ellas una muy exitosa estrenada en Buenos Aires en 2018 bajo la dirección de Guillermo Francella. El romano Genovese está por unos días en nuestro país para participar de la novena Semana del Cine Italiano, que hasta el 5 de este mes exhibe once títulos inéditos en el complejo Cinépolis Recoleta, y presentar su obra más reciente, El primer día de mi vida (Il primo giorno della nostra vita), protagonizada por Toni Servillo, Valerio Mastandrea y Margherita Buy. La película abrió la muestra y podrá verse de nuevo allí este sábado 1°, a las 21.40. Sin fecha confirmada hasta el momento, será estrenada próximamente en los cines locales por Impacto Films.
“Es una historia muy laica, para nada religiosa, sobre un grupo de personas que tocó fondo y decide poner fin a lo que les pasa, hasta que llega un hombre misterioso que podría ser nuestra propia conciencia o algo que dijimos o hicimos para proponerles una segunda oportunidad. Y ayudarlos a ver la realidad oscura que atraviesan, pero desde un punto de vista diferente”, señala Genovese a LA NACION.
-Sus películas son historias corales. En Perfectos desconocidos y Los oportunistas se exponen esas miradas diferentes. Nunca hay un único punto de vista en ellas.
-Siempre me interesó tratar un tema desde diferentes miradas personales. En este caso el suicidio, que en Italia y seguramente en el resto del mundo es un tabú social y religioso. Hay cuatro personajes que tocan fondo por diferentes razones que no dependen ni de la edad ni de la situación social. Concentrar todo en uno solo me hubiese llevado a un peligroso reduccionismo.
-La historia aparece originalmente en una novela suya, ¿mantiene en la película los mismos personajes?
-Sí, son los mismos. La única diferencia pasa por el lugar. La novela está ambientada en Nueva York y la película en Roma. Nunca tuve la intención de contar algo propio de mi ciudad. Podría suceder en cualquier gran metrópolis: Roma, Nueva York, París, Buenos Aires.
-¿Por qué decidió filmarla en Italia?
-Teníamos todo preparado para hacerla en Nueva York, pero llegó la pandemia y nos bloqueó. Yo no quería esperar hasta que todo terminara y nadie sabía además cuándo llegaría ese momento. Y además en Italia tuvimos la suerte de poder seguir filmando pese al Covid. Lo que me atrajo de esta historia es la convicción de que podíamos hacerla en cualquier parte del mundo. De hecho hay muy pocas referencias específicas sobre Roma. Me interesaba mucho más que se entendiera lo que se contaba allí.
-¿A usted le interesa como director transmitir ideas y mensajes por medio de alegorías más que contar historias o privilegiar el aspecto narrativo?
-Me interesa el impacto que tiene lo que cuento en el público que está viendo. Perfectos desconocidos es un buen ejemplo. ¿Qué harías en esa situación? ¿Compartirías la información de tu celular? Y también Los oportunistas, que nos interroga sobre todo lo que estamos dispuestos a hacer para conseguir nuestros propósitos. El primer día de nuestra vida creo que nos puede ayudar a reflexionar acerca de los momentos más oscuros de nuestra vida. Y pensar que por más que tocamos fondo y sentimos que todo esta perdido, siempre hay algo valioso que permanece dentro de nosotros.
-¿Usted en el fondo se siente como una especie de psicólogo que ayuda a hacer terapia a través del cine?
-Cuando era chico quería ser psicólogo. Y me interesa mucho la dinámica mental y psicológica de las personas. Pero más que eso me atrae como director la posibilidad de inducir reacciones en el espectador y convertir la proyección en una especie de sesión masiva que ayude a quien ve a largar cosas afuera. Si después de ver una película no surge en la gente espontáneamente el deseo de hablar de ella, si no mueve algo en nuestro interior, entonces lo que se cuenta me interesa poco y nada.
-Sus películas son muy populares en Italia, ¿lo atribuye a esta razón?
-Mis películas funcionan porque creo que el público se identifica rápidamente con ellas. Tocan la sensibilidad de la gente, que se ve a sí misma o descubre personas o situaciones cercanas cuando las ve. Y también siento que hay un compromiso visible entre mis películas y la sociedad. La fuerza de una idea no es algo absoluto. Se fortalece en el mismo momento en que se pone de manifiesto en una situación concreta. Es lo que pasa en Perfectos desconocidos: todo lo que viven sus personajes aparecen en el momento en que el celular pasa a convertirse en una herramienta determinante de la vida cotidiana. Y ahora se repite.
-¿En qué sentido?
-El primer día de nuestra vida habla de personajes que tocan fondo y desde allí tratan de empezar todo de nuevo. Y en estos dos últimos años todos nosotros, de alguna manera, vivimos algo parecido con la pandemia.
-Siguiendo ese razonamiento podría preguntarle si su próxima película hablará, por ejemplo, de la inteligencia artificial.
-Es correcta su pregunta en términos conceptuales, pero me interesa atrapar lo que defino como sentimiento general del momento en una sociedad. En ese sentido me parece demasiado prematuro enfocarnos en un tema tan delicado como la inteligencia artificial. Seguramente vamos a lidiar con esto dentro de algunos años, no ahora.
-¿Y cuál sería el sentimiento general del momento según su mirada?
-Me interesa analizar por qué nos estamos aislando cada vez más entre nosotros. La pandemia fue un gran impulso en ese sentido. Lo vemos con el crecimiento del streaming. Ya no vamos más al cine, preferimos ver películas en casa, por lo general solos. Para relacionarnos con los demás usamos Instagram, Facebook, Tik Tok o Tinder, si buscamos alguna cita. Al mismo tiempo nos vamos volviendo cada vez más cínicos. Y pasamos el tiempo juzgando a los demás. Ahora todos levantan el dedo y hablan de cosas negativas. Y tenemos esta nueva categoría, los haters, gente que se dedica a odiar. Necesitamos en este momento mucho más afecto.
-A propósito del streaming, ¿cómo ve el futuro del cine?
-El cine como tal no va a morir, pero llegará cada vez a menos gente. Las plataformas trajeron una oferta impresionante y a la vez estimularon en la gente una cierta pereza que lleva a quedarse en la comodidad de la casa y ver películas sin moverse de allí. El problema es sobre todo cultural. En Italia se enseña muy poca cultura de cine, de teatro, de música. Va a ser cada vez más difícil que los jóvenes criados tan lejos de la cultura de la pantalla grande descubran la hermosa experiencia de ver cine en el cine. Regalarse a sí mismo dos horas para disfrutarla junto a otras personas es algo muy valioso. Pero si no aparece esa conciencia desde el comienzo, en la escuela, es muy probable que perdamos para toda una generación lo que significa ir al cine.
-Hace pocos días Thierry Frémaux, el responsable artístico del Festival de Cannes, elogió la actualidad del cine italiano. ¿Usted piensa lo mismo?
-Vivimos en Italia un momento extraño, curioso. Se hacen muchas películas que se estrenan en los cines, pero llegan a muy pocos espectadores. Eso es algo muy triste. El cine italiano tiene una presencia muy importante en los grandes festivales internacionales, pero no consigue llegar a un publico masivo. Antes todo el mundo conocía las películas de De Sica, Fellini, Antonioni. Ahora el público internacional sabe muy poco del cine italiano actual. Y es el público la única razón que mantiene vivas nuestras ganas de seguir contando historias.
El resto de la programación de la Semana del Cine Italiano
Además de El primer día de nuestra vida, la novena Semana de Cine Italiano cuenta con otros destacados títulos de la más reciente producción de la península que se proyectan hasta el miércoles 5 en el complejo Cinépolis Recoleta, Vicente López 2051. Entre ellas se destacan Extrañeza, de Roberto Andó, y El rey de la risa, de Mario Martone, ambas protagonizadas por el gran actor napolitano Toni Servillo, y que tendrán próximamente estrenos comerciales en las salas locales. Lo mismo ocurrirá con Una Femmina, de Francesco Costabile.
El programa se completa con Nostalgia, otro film dirigido por Martone que formó parte de la competencia oficial de Cannes 2022; Rompehuesos, de Vincenzo Pirotta; Las sillas voladoras, de Chiara Bellosi; Márgenes, de Nicoló Falsetti; Septiembre, de Guilia Louise Steigerwalt; Pequeño cuerpo, de Laura Samani, y Primadonna, de Marta Savina.
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