
Para memoriosos
María Chucena techaba su choza y techaba la ajena. Un clavo en el cable clavó Pablito. Tres tristes tigres comen en un plato de trigo No es tan fácil repetir las frases precedentes en voz alta, con la mayor celeridad posible y sin cometer furcios. Forman parte de los más tradicionales trabalenguas en lengua española y figuran en un libro de la pintora Susana Esrequis y del periodista Mario Ceretti, con ilustraciones de Landrú, titulado El pícaro mundo de los trabalenguas (Ameghino Editora, 1998). Su lectura propone desopilantes desafíos de esta especie e incluye jitanjáforas y juegos verbales concebidos en otros seis idiomas (inglés, italiano, armenio, alemán, ruso y francés), con sus respectivas traducciones. La palabra jitanjáfora, admitida por la Real Academia Española, fue inventada en 1942 por el ensayista y poeta mexicano Alfonso Reyes (1889-1959) y menciona a toda voz carente de sentido, aunque de simple pronunciación, generalmente aplicada a textos humorísticos. Esrequis y Ceretti rescatan un poema en jitanjáforas correntinas, originalmente publicado en la revista Tía Vicenta , en 1958. Cuatro de sus versos: Jalón a pasa cudrei Arrajá malaratú Dropitu recolamé Ojo a la jerumeja .
La obra reúne distintas versiones de trabalenguas que requieren especial aptitud para no incurrir en tropiezos fonéticos: La clienta de Carhué cuarenta no paga la cuenta Tiene ingenio el ingenuo de Eugenio Triste está Tristán tras la tétrica trama teatral Una novela editada en 1967, de autor contemporáneo -nacido en Cuba en 1929 y nacionalizado británico-, sintetiza en su título uno de los trabalenguas aquí mencionados. ¿Cuál es ese título y de qué escritor se trata? El humorista uruguayo Arthur García Núñez (1906-1956) se reconocía estudioso de las jitanjáforas, a las que dedicó un capítulo en su libro El gusano loco (1952). ¿Qué seudónimo lo hizo popular en su condición de guionista y charlista radial? Las respuestas, abajo.
Guillermo Cabrera Infante, Premio Cervantes 1997, escribió la novela Tres tristes tigres , ya exiliado en Londres. García Núñez utilizó el seudónimo de Wimpi en por lo menos once de sus libros y así firmó los libretos de varios cómicos radiales, entre ellos Pepe Iglesias El Zorro.






